Soliloquio Doliente

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 Como seres humanos siempre podremos experimentar situaciones de dolor y hay ciertas tribulaciones que podríamos decir que son más o menos graves que otras... sin embargo, estarán de acuerdo conmigo al considerar que hay una clase de dolor que es mayor en comparación a los demás, también estarán, igualmente, impresionados al observar que ese dolor no es físico, propiamente hablando, es psicológico o -para ser más específico- se puede decir, es un dolor producto del estrés mental. Supongo que está de más mencionar el efecto físico dañino que tienen ciertos temores subconscientes. Ya en la época que nos encontramos con los grandes avances en la psiconeuroinmunologia y, igualmente, con estudios como los de Smith, Ronald S. "The macrophage theory of depression (1991)" dónde se puede observar que "el estrés causado por una infección o el estrés psicológico excesivo activan receptores de tipo toll, como el TLR-4, el factor de transcripción NF-kB, el inflamasoma NLRP3, así como la secreción de interleucina 1 beta (IL-1β) e interleucina 6 (IL-6); esto causa, en primer lugar, los síntomas generales de enfermedad que aparecen con cualquier infección, pero también los síntomas característicos de la depresión como disforia y anhedonia". Entonces, es evidente que nuestras mentes tienen un efecto sobre nuestro sistema inmune y fisiológico, si desean estudiar casos más específicos, además, podrían revisar el libro mencionado de Viktor Frankl (médico psiquiatra y neurólogo, psicólogo y filósofo...) "El hombre en busca de sentido" dónde se pueden contemplar también notables casos en los que el estado mental optimista de pacientes, tratados en campos de concentración durante la época del nazismo, influenciaba la recuperación de los mismos mejorando y fortaleciendo las defensas del sistema inmunológico; en fin, basado en las conjeturas expuestas me parece que si tendiéramos a considerar una patología física más o menos grave en dolor a una psicológica por el simple hecho que esta última no sea propiamente física, sería incorrecto, habiendo podido evaluar que las mismas áreas que se activan en el cerebro cuando experimentamos una tensión psicológica son las que también se activan al presentar dolencias físicas, de hecho, incluso, podría pensarse que las psicológicas debieran considerarse como más graves, pues al ser susceptibles de presentar comorbilidad con el trastorno de la depresión pueden convertirse en una dolencia permanente, médicamente, incurable al volverse una condición. Teniendo en cuenta lo antes mencionado, continuamos donde nos habíamos quedado al comienzo, el dolor mayor en comparación a todos los demás es: la humillación involuntaria. Ustedes dirán ¿Por qué "la humillación involuntaria"? La respuesta es clara, esta clase de sufrimiento es experimentado en contra de la propia voluntad, como si nuestra libertad individual no tuviera la decisión final de determinar nuestra felicidad o sufrimiento, dando la idea errada que no hay nada que se pueda hacer para cambiar la situación, hace pensar con engaño a la víctima, tal vez, que existe algo como "estar condenados al dolor" y, ahora, les pregunto ante ese argumento ¿Qué puede ocasionar mayor estrés psicológico excesivo? Una persona que se crea está condenada al dolor, viviría en un estado de alerta constante, en temor de ser herida, lastimada, maltratada, despreciada y más, además, de personalizar el daño recibo como parte de sí misma... si le sumamos que ese estrés secreta ciertos químicos en el cerebro que activan las mismas áreas de dolor físico y, en conclusión, terminan conduciendo a la depresión, el cual es una especie de estrés crónico a nivel patológico, que pasa desapercibido al no ser visible su inflamación mientras sigue punzando el corazón en todo momento del victimario; es por estas razones entre otras, que creo estarán de acuerdo conmigo al considerar la humillación como una de las cosas más dolorosas de la vida, si no es que la más dolorosa, al alienar a la víctima en la creencia negativa de "ser merecedora del dolor y nada hay que pueda hacer para cambiar esa situación"... La verdad es, como humanos, esas situaciones de gran sufrimiento o incomodidad tolerable, siempre las podremos experimentar, vivir como parte de nuestra existencia y también, siempre habrá algo por hacer, aprender, mejorar, entrenar, ganar y más... atravesando esas grandes tragedias del mundo. Ciertamente, Dios se entristece al vernos padecer y lo permite para desarrollar mejor nuestro carácter: el dolor se convierte en bendición cuando permitimos a Dios enseñarnos, mediante el mismo, que merecemos ser amados, valorados, honrados, respetados, reconocidos, dignificados... al contrario de creer equivocadamente que existe algo como "estar condenado al dolor" o como dicen algunos... "Estar condenados a la inconformidad" porque según "la inconformidad es humana"... ¡Qué argumentos más auto-flagelantes! El solo leerlos ya hace que sienta como si me doliera algo en mí, ¿Ustedes lo pueden sentir también?, ¡Se podrían imaginar lo que debe ser vivir con ellos!... Es irónico que muchos a través de la historia hayan buscado formas de comprender a Dios con la ciencia; nunca se termina de entender a Dios ni tampoco a la ciencia. En fin, les solicito, me permitan compartir con ustedes los siguientes versos que, a mi parecer, dilucidan el tema del origen del cosmos...

Poema de Russell Kelfer

Eres quien eres por una razón,
Eres parte de un plan minucioso,
Eres criatura singular, diseño hermoso,
Llamado por Dios hombre o mujer.

Vas tras la búsqueda de una razón,
Errores no comete Dios,
Te entretejió en el vientre, no eres ilusión.
Eres justo lo que él quería hacer.

A quienes tienes por padres Él eligió,
Pese a cómo te sientas por ello,
De acuerdo con Su plan los escogió,
Del Maestro lleva su sello.

No fue fácil encarar esa emoción,
Dios lloró al verte sufrir,
Lo permitió para formar tu corazón,
Para que a su semejanza puedas vivir.

Eres quien eres por una razón,
La vara del Maestro te formo,
Eres quien eres, por amor.
La verdad, ¡hay un Dios!

Espero, con gusto, en las páginas pasadas hayan podido observar como, en ocasiones, aunque con frecuencia en el género del presente texto se tiende a usar el estilo de narración en tercera persona, me he tomado la libertad de involucrarme personalmente como primera persona actante en ciertos lapsos, esto ha sido totalmente voluntario de mi persona debido al contexto en el cual es mi deseo poder sumergirnos, creo que a veces los grandes poetas, novelistas y escritores, usamos las palabras para expresar la terrible verdad en una fantasía más tolerable de poder afrontarse; esta historia de nuestro caballero Wilhelm representa esa terrible verdad. A partir de ahora hemos de comprender que mi persona y el caballero Wilhelm somos una misma persona, si en adelante escribo sobre el papel anotaciones puntuales en primera persona similares a las notas de un diario personal, esto ha de ser comprendido como los escritos del mismo caballero Wilhelm; finalmente, en vista que les he presentado un aspecto más íntimo de la personalidad de nuestro noble caballero, me parece correspondiente con ello también descubrir otros carácteres de su nombre para simbolizar la nueva relación de confianza que se ha creado, él se llama: Wilhelm G. Leibniz. Se abre la primera puerta al mundo no pronunciado.

AMOR & RIQUEZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora