Depresión

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 Entre los ocho o nueve primeros años que Wilhelm estuvo resignado a no poder reconquistar a Alessandra y al mismo tiempo intentando hacerlo, en ese tiempo la mayor parte permaneció en abierta desobediencia a la voluntad de Dios, sus días siempre tenían en común que comenzaban de la siguiente manera, se despertaba, abría los ojos y la primera pregunta que venía a su mente estando ahí mismo en su cama era ¿Por qué estoy vivo? ¿Por qué desperté? ¡Debería haberme quedado dormido y no haber despertado nunca!, ¡Sería mejor si nunca hubiera nacido!, ¡Dios llévame de este mundo! ¡No quiero vivir!... Para ser precisos, si se hiciera un estudio estadístico durante esos años, estoy casi seguro que solo uno de cada 30 días él se despertaba con un pensamiento diferente, de resto el 96.5% de ellos sus esperanzas y deseos de vivir eran escasos. ¿Alguna vez ustedes han deseado morir o no querer vivir más? Sí, es obvio que si, todas las personas en el mundo, posiblemente, alguna vez en su vida han experimentado una sensación de estrés psicológico excesivo o algún malestar terrible que las ha llevado a pensar en el suicidio o no tener ganas de vivir; lo extraño es que esa sensación se produce, normalmente, debido al estrés excesivo o una dolencia crónica, no luego de levantarte con todas las energías recargadas y habiendo dormido como niño las horas necesarias de sueño, por muy terrible que haya sido el ayer, es un nuevo día, una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, un nuevo amanecer, una nueva razón para vivir, "un nunca es tarde para empezar tus propósitos", supongo que estas palabras se deben escuchar más bonitas cuando no se está siendo humillado, despreciado, rechazado, o en depresión: al haber manejado de manera incorrecta el sufrimiento de Alessandra, creyendo Wilhelm equivocadamente ser culpable de sus pesares, para, finalmente, creer que no era digno de ser feliz o, en otras palabras, creerse "condenado al dolor" (por la creencia equivoca de ser el culpable de los sufrimientos de Alessandra, cuando ella experimentó dolor insufrible al priorizar cosas pasajeras en lugar de poner a Dios como prioridad), además, de la perdida de total sentido por la vida al apartarse de Dios entregándose a los vacíos placeres temporales desarrollando adicciones y hábitos perjudiciales a su salud... seguramente, si se exceptuarán todas estas circunstancias, si podría levantarse por la mañana sintiendo que era una nueva oportunidad para vivir; pero, en fin, ese no fue nuestro caso y el noble caballero sumergido en ese auto-infligido sufrimiento por segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, hasta llegar alcanzar más de una década, desarrolló depresión, no la depresión poética que actualmente usan muchas personas para referirse a un estado de tristeza temporal, hablo de la verdadera depresión que se convierte en un estado negativo permanente en la víctima, que produce punzantes dolores en el corazón como especies de pequeños infartos, esa depresión verdadera que no le desearías a nadie y que de tenerla tus labios preferirían evitar pronunciarla, dónde se llega a un punto que pierde toda sensibilidad o percepción del placer y felicidad no un día, una semana o algún par de meses, sino como tu estado natural de por vida, como tu condición, vivir sintiéndose extraño a la felicidad, alegría, placer, gozo, amor, afecto, una percepción de apatía insoslayable que te seca todo, incluso, las lágrimas, dónde todo lo hermoso y placentero se siente irreal, ilusorio, ficticio, como si estuvieras en una especie de sueño del cual podrías despertar en cualquier momento; creo que la palabra depresión actualmente está tan trillada en la farándula, que la mayoría desconoce su significado verdadero y lo terminan asociando con melancolía, pero la sensación que Wilhelm sentía entonces dudo sea la que se siente cuando te rompen el corazón o experimentas el luto, diría que si la experiencia dolorosa al comienzo del luto se prolongará por más de ocho años con la misma intensidad durante todos esos años, sería algo similar a vivir la depresión, es ahí cuando comienza abrirse la puerta... para convertirse en zombie=depresión, siendo susceptible desarrollar trastornos de despersonalización, de identidad disociativa, esquizoide de la personalidad o peor aún, presentar comorbilidad con ellos; y aunque Shakira diga superficialmente estar depre por Piqué, difícilmente estaría siquiera un poco cerca de llegar a saber qué significa realmente la palabra depresión o haberla sentido por su decepción amorosa, la depresión es tan horrible que si la padeces y te rompen el corazón como a Shakira, ni siquiera sientes nada, ni tristeza, ni te alteras, solo sientes un vacío absoluto, una indiferencia permanente, no porque la persona que amas, quién te desilusionó, no te importe o poseas inmensa fuerza de voluntad que evita otras cosas externas te afecten, es porque dentro ya estás sufriendo de manera crónica constantemente y has estado viviendo con un corazón roto, desilusionado, decepcionado, quebrado, punzante, despreciado, más tiempo del que podrías recordar y sin tú mismo quererlo tu cuerpo solo se ha adaptado volviéndote insensible al dolor de la misma manera que al placer o la felicidad, desconociendo la alegría, sin gusto de risa aunque hagas reír a todos, sin poder saborear el más delicioso contentamiento de un bonito día; eso es en realidad la depresión una condición involuntaria de tu propio organismo a sentirte casi como si no existieras estando ahí, en vida... ¿Qué queda después que no sientes nada? ¿Cortarte los brazos? ¿Quemar tu piel? El dolor se vuelve adictivo al recordarnos que estamos vivos... Sé lo que eso se siente, sé cómo es la sensación de quemarte, ver irritándose tu piel y luego disfrutar del dolor cuando cicatriza porque ¡Al fin, puedes sentir algo!...

AMOR & RIQUEZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora