Camino Productivo

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 En los lluviosos días de invierno, Laila se quedó dormida mientras realizaba lecturas habituales y tuvo un sueño, alterado con los recuerdos subconscientes de su juventud. Observaba a una joven estudiante con dificultades económicas, problemas familiares, bajo rendimiento académico y atemorizada ante la posibilidad de ser expulsada por las malas calificaciones caminando a través de los pasillos universitarios sufriendo taciturna y deseando morir. La tribulación de la dama no provenía de los inconvenientes académicos o de imaginarse en la vejez hambrienta sin comida, expuesta al frío nocturnal sin hogar, huérfana y solitaria, arropada con la sensación del lascivo dolor y la miseria rondando, ni siquiera de sentir el decepcionante fracaso después de haber dado lo mejor de sí misma para experimentar la auto-realización, el éxito y una vida en riquezas, y no lograrlo, esto anterior, era lo que ocasionaba su ansiedad y desesperación: su exacerbada necesidad (NecesiDaD-necEs1dad-N3CESID4D...) era conseguir vivir en riquezas, lo requería con mayor premura que el agua o la comida.

Si aquello fuese una ambición, hipocondría, su propósito, un delirio, una pasión o algo más... carecía de importancia; lo cierto es que la angustia de alcanzar esos objetivos era indescriptible, difícilmente alguien podría comprender su inquietud, cuando, además, no se ha sentido la neblina fría de la noche en las calles durmiendo escondido en un rincón oscuro sobre el húmedo y gélido piso porque no hay otro lugar donde reposar la cabeza y se requiere de techo con el estómago hambriento, administrando menos de cuatro dedos de agua, sediento; o si no se ha contemplado descendiendo la lluvia con la hediondez putrefacta del cerro que convierte, inmediatamente, las gotas transparentes del cielo en poco menos de mugriento estiércol, el cual inunda sobre los barrios y mercados su pestilente esencia como el opaco amarillento de la pus con sangre podrida. La joven conocía muy bien la pobreza "frente a frente", la tétrica incomodidad de no tener suficiente, la negra mirada de terceros observando con desprecio, como si fuera escoria, y, tal vez, ese sería otro motivo justificado para aborrecer la experiencia de estar en quiebra, de igual manera que muchos lo han hecho.

Buscando cumplir el propósito de su vida y creyéndose destinada para grandes logros diferentes de la miseria que le tocó vivir, despertó el desesperante deseo de vivir en riquezas y éxitos tanto como respirar; hasta tal extremo que solo se imaginó billonaria y rica en el futuro. Incapaz de visualizarse en otra vida a la riqueza completa que Dios prometió a Abraham, el padre de la fe, y su descendencia "Y el SEÑOR dijo a Abraham: Vete de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra. Génesis 12:1-3", meditando en aquellos pensamientos caminaba por los pasillos mientras sus pensamientos la acosaban al ver el distante tramo espacioso se extendía, en apariencia, entre sus circunstancias actuales y alcanzar la libertad financiera que deseaba con intensidad; había en su corazón, además, una fuerte seguridad fundamentada en la creencia personal de imaginarse a sí misma capaz de cumplir las metas que se planteó y estaba dispuesta a arriesgar todo para lograrlo, aunque para ello fuese necesario jugarse la vida.

Para inspirarse, la joven leía historias de personas reconocidas quienes antes de ser exitosas y billonarias, también, pasaron circunstancias extremas como vivir en las calles, padecer hambre y frío, "¡Si otros lo lograron, yo también podré!" -se decía confiada.

Sus malas calificaciones eran a causa de no ir a clases, pues transcurrían en crónica lentitud debido al rígido y ortodoxo sistema educativo no adaptado para personas apasionadas -con intelecto superior al promedio- quienes avanzaban a través de los libros y el aprendizaje con avidez, entonces, la joven pensaba que le restaba tiempo valioso, el cual sentía aprovechaba mejor capacitándose con educación financiera, aprendiendo y desarrollando, autodidacta, sus aficiones, habilidades y talentos -verdadero trabajo. Siempre que tenía alguna oportunidad, por mínima que fuera, se sumergía estudiando libros, viendo conferencias, escuchando podcast y analizando a las personas conocidas que tenían el estilo de vida que aspiraba. Les interrogaba de sus dudas según iban surgiendo, luego, ponía en práctica las respuestas, progresivamente: emprendiendo ideas productivas con sus pasatiempos, buscando formas de relacionarse con los ricos que conocía de cerca, creando networking, mejorando su salud física/mental y habilidades sociales, puliendo el arte del servicio, creciendo interior y espiritualmente...

AMOR & RIQUEZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora