Izel.
Cierro la puerta detrás de mí, no puedo más y caigo al suelo. Duele, como duele cada vez que hago esto, es como si me golpearan una parte interna en mi pecho.
Cada vez, cada vez que absorbo algo de una persona duele, es una tortura sentir mi corazón acelerarse, mi piel erizarse y mis huesos doler tanto que me obligan a doblarme en el piso y soltar todo el contenido de mi estómago.
Me arrastró al baño sentándome arrodillándome en el inodoro y vomitando; no es un vómito cualquiera. Es de color negro y más que comida es el mal que tenía esa persona.
Me quedo ahí arrodillada, espero que vomitar haya aliviado un poco mi dolor y poder levantarme. Para eso pasan algunos minutos donde siento como mi cuerpo se contrae y las punzadas aumentan en mi pecho.
Estoy acostumbrada, cuando era más pequeña no sabía cómo controlarlo y cada vez que tocaba a una persona enferma o que sufría, absorbía el mal y terminaba en el hospital "enferma". Nadie lo sabía, ni siquiera mi tío que es la persona que más quiero en este cruel mundo. Recuerdo perfectamente las veces que Hunter se descontroló, las veces que gritaba de dolor y sus huesos sonaban queriendo romperse, recuerdo como su mente estaba perdida y no me importo nada más que que bien.
Lo hice, absorbí todo su dolor y no me importa saber que podía morir o volverme una persona mala en todo el mal que consumí. Solo quería ver a mi primo y amigo bien, él siempre ha sido bueno y verlo sufrir era peor que sentir aquel dolor durante días, las pesadillas y la tristeza de mi alma.
Ahora, este dolor no era tan fuerte como ese, era pasable como él de las personas que tocaba cuando era niña. Este dolor era suave y podía pasarlo vomitando ese mal, pero aquella chica me preocupo, sentía un aura maligno sobre ella, un ser cercano a ella era maligno y me eso me ponía los pelos de puntas.
No tengo superpoderes, no tengo superfeuerza y tampoco soy hechicera; solo tengo un don el cual quita el sufrimiento a las personas transfiriendo a mi cuerpo para luego expulsarlo.
Me senté en el suelo calando mi respiración y cuando al fin recupere mi respiración. Apoyada en las orillas del inodoro me levanté y me acerque al lavamos a lavar mi boca.
Terminado el trabajo caminé a mi cama acostándome boca arriba sintiendo un escalofrío en mi cuerpo. En tres lunas habría un eclipse y todos se transformarán, incluso aquellos que aún no tienen los dieciocho (pero están a punto de cumplirlos) eso incluye a Amara.
Me preocupaba, ella no estaba lista, a pesar de su actitud frívola y autosuficiencia sabía que ella no estaba lista para transformarse, no había entrenado, no había tomado las clases de cambio y menos sabía cómo soportar el dolor.
Y eso no era todo lo que me preocupaba, luego de las tres lunas vendría un mal para todos ¿Qué mal? No lo sé, pero es un sueño que tuve y mi tío dice que cada vez que sueñe algo se lo cuente de inmediato porque debía ser algo importante.
Mi tío decía que era un prodigio, que algún día sería sería importante igual que mi padre.
Sonreí con nostalgia mirando al techo.
Quería estar allá, quería ver a Hunter y a Lucas, los extrañaba mucho. Ya no quiero este lugar, no soy popular como ellos, konse asociarme con las personas y mucho menos soy alguien de mucha fuerza para los entrenamientos que pide mi grado.
Quería volver a casa. Mi verdadero hogar.
Además me desagrada la idea de este lugar, donde todo es tan lujoso, tan perfecto y las personas son realmente atractivas y crueles. Eso solo me bajaba más la autoestima.
ESTÁS LEYENDO
RENACER
Werewolf-¿Qué haremos con ella? El hombre la miró. -La cuidaremos, la protegeremos y será como otra hija más. No haremos más que amarla- la mujer asintió mirando a la pequeña con ternura. -Izel- murmuró la mujer mirando la tobillera que traía. -Hermoso nomb...