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Izel

Decido acercarme al grupo donde están los demás y quitar la salchicha que tiene Tristán en la mano, estoy tensa ante el hecho de que Casiel no me quite la mirada.

Me siento entre Tristán e Isaac Mirando fijamente a Amara que parece decirle a Aziel que le duele algo. Trato de ignorar lo que dice pero mi instinto me dice que la escuche atentamente.

–Izel ¿quieres jugar voleibol? Ya vamos a empezar– detrás de mí están dos chicos y una chica de mi grado. Me levanto y sin despedirme me voy con ellos.

–¿En serio cómo es posible que puedes estar cerca de todo ellos sin desmayarte?

–Ninguno es mi tipo. Chicos buenos, guapos, ricos y sexys pero a mi me gusta algo más peculiar.

–A Izel le gustan los chicos malos, que la acorralen contra la pared y…

–Yo también quiero jugar- Casiel quita la pelota de la mano de la chica guiñandole un ojo, un sabor agrio se forma en mi boca al verlo caminar sin camisa ganándose la mirada de todas las chicas y algunos chicos. Definitivamente él estaba para comérselo y yo por alguna razón tenía ganas de encerrarlo en una habitación solo para mí.

–Diosa, el príncipe Casiel me ha guiñado un ojo– la miró con el ceño fruncido.

–No es la gran cosa, lo hace con todas– sigo el mismo camino que Casiel y cuando paso por su lado chocó mi hombro con él haciéndolo sonreír.

–¿Ya te había dicho lo horrenda que eres?– me lanza el balón, apenas y lo atrapo.

–¿Ya te había dicho que pareces un bara sin cerebro?– el sigue sonrió.

Me doy la vuelta, me posiciono en la primera fila lanzando el balón. Lo lanzó con tanta fuerza que no le dio tiempo al equipo contrario  de ni siquiera tocarlo.

¡Un punto para nosotros!

El juego continúa con nosotros en la delantera, todos me felicitan, admiran y sorprenden porque a pesar de mi aspecto pequeño y delicado mis golpes son certeros y fuertes. Definitivamente amo ser implorada.

Gritó con fuerza cuando el balón resbala de las manos del chico y anotamos el último punto ganando.

–!Siii!– brinco en mi lugar, mi instinto me hace girar a Casiel quien sonríe mientras me ve– ¿Que me mira perro?– le saco la lengua y me alejo de él al escuchar como me gruñe.

–Izel vamos por bebidas, quieres algo– Román quien acabo de conocer y no ha dejado de mirarme en ningún momento me sonríe.

–Es mejor que te largues ahora mismo– Casiel gruñe dando pasos amenazadores, el chico agacha la cabeza y se va disgustado. El estúpido principe se acerca intentando tomarme por las manos. Lo empujó con fuerza, trago grueso al ver cómo me mira dolido y enojado.

–¿Qué carajos te sucede?– reclamo mirándolo enojada.

–¿Acaso no te diste cuenta como te miraba? Mierda me estoy volviendo loco al verte con tal solo esa delgada tela cubriendo tus pechos y esos shorts diminutos– abro y cierro mi boca varias veces para finalmente ponerme seria– eres mía Izel, pensé que te había quedado claro desde aquella noche.

–Estas loco, no soy de nadie. Te lo dije, que solo era un momento !Un estúpido polvo!– parece que su mandíbula fuera a romperse de tanto que la apreta, sus ojos empiezan a volverse rojos y una punzada de dolor me golpea– creo que no es un momento ni un lugar para hablar– tocó su mano tragando grueso, Casiel ya bloqueado todo sentimiento o oscuridad que pueda tomar de el.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora