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Lana

Al terminar de preparar el desayuno, Dani y Jayson llegarán pronto. Se supone que debían llegar ayer pero tenían que terminar de sanar.

Por fin vería a mi hermana después de días, al fin estaría con ella. Pongo la mesa y suspiró al ver lo bonita que quedó.

Se que nada de esto arreglará lo que hice, pero al menos debo fingir que todo está bien, que no hice nada. Debo fingir como siempre lo he hecho, no puedo dejar que mamá gane.

El timbre sonó e inmediatamente voy a abrir la puerta, murmuró un “ohh” cuando veo a Jayce en la puerta con una sonrisa apenada.

–Hola– murmuramos los dos al mismo tiempo.

–Quería pedirte disculpas…

–Oh Diosas, soy yo quien debía pedirte disculpas, yo fui la que utilicé y realmente me siento mal por eso– rasco mis manos nerviosas– si te considero mi amigo, en realidad mi único amigo en todo este lugar– Jayce toma mi mano causando un escalofrío.

Diosa, su vibra es tan pura que me hace estremecer.

–¿Quisieras ir por un helado más tarde? – amor mucho los ojos– oh no lo malinterpretes, solo trato de discúlpame contigo y quisiera pedirte de favor que me acompañes a ver a Izel – le doy una sonrisa y pongo mi mano sobre la suya.

–Claro ¿A qué hora te parece?

–¡Lana!– Volteo a ver a mi hermano quien viene tomado de la mano de Jayson y detrás de ella Isaac e Ivar.

–¡Dani!– suelto la mano de Jayce y corro a abrazar a mi hermana, ella me recibe con euforia, la suelto y abrazo a Jayson con el mismo entusiasmo. El también se ha convertido en una persona muy importante para mí.

–¡Que gusto nos da tu alegría!– chilla Jayson quejándose de mis brazos que lo asfixian.

–Oh lo siento– lo suelto y los mismo a ambos evitando ver a las personas detrás de ellos.

–Hola chicos, qué gusto verlos– Jayce se acerca y saluda a todos, menos a Isaac que lo ignora por completo.

–¿no deberías estar en tu manada? Se te había enviado por cuatro meses…

–Vamos Isaac– se queja Jayson– qué gusto verte por aquí, espero que estés bien.

–igualmente espero que estén bien, cualquier cosa podría ayudarles– sonrió mirándolo.

–¿Ya lo invitaste a desayunar?–pregunta Dani y se perfectamente sus intenciones. Niego– bien, sería un gusto que te quedes a desayunar– sonríe con malicia y ve de reojo a Isaac quien no demuestra ninguna expresión.

–Claro– suspiro. Todos entran a la casa y yo soy la última en hacerlo cerrando la puerta tras de mí.

Todos se sientan en el comedor mientras yo voy por la comida, luego de unos minutos voy entrando con una bandeja y el primero en verme es Jayce.

–Déjame ayudarte– se levanta tomando la bandeja entre sus manos, la pone sobre la mesa y cada uno comienza a servirse.

–¿De qué manada eres Jayce?

–De Francia, un pequeño pueblo llamado merchid– Dani asiente y comienza a comer.

Creo que fue el desayuno más incómodo y triste que he tenido en toda mi vida, Dani hacía palabras referente a Jayce y yo para lugar la cara de Isaac quien realmente parecía importarle cero todo lo que estábamos hablando. Incluso llegó un momento donde se refirió a Jayce y yo como una pareja.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora