Omnisciente
Desde lo más lejos del mundo mágico y humano, en un hermoso castillo rodeado de nubes rojas se encontraba un hombre sentado sobre su trono, mirando con repugnancia a los hombres enfrente de él.
Odiaba a los hechiceros con su vida, odiaba a los hombres lobos y a las brujas, pero su raza lo necesitaba. Necesita encontrar a su tua cantante y procrear a su heredero, y encerrado en ese lugar no lo lograría.
Habían pasado años encerrados, desde la extinción de los demonios y ahora la única manera de romper el hechizo es con los tres libros juntos. Ellos ya tenían uno, estaban en busca del otro y el brujo que les iba a dar el otro los traicionó y su hija está perdida con él.
—Yo no perdono un error, sea donde sea que esté esa chica si les advierte a los lobos. Las cosas se complicaran más— habló el rey de los vampiros mirando con severidad a los hechiceros.
—Mi señor, denos otra oportunidad, le traeremos el libro. Solo tenemos que rastrearla— el rey vampiro miró una vez más a los hechiceros y luego a la mujer pelirroja con una bufanda en su cuello y a la castaña.
—Mi hijo me ha enviado información del reino, dice que hay una bruja con ellos— mire a mi secuaz, esta sonrió con malicia.
—Podría ser ella— habló la castaña.
El rey lo medito, mirando a sus más fieles compañeros, habían estado años con ellas. Una hechicera y una mujer lobo, lo habían hecho despertar de su sueño eterno y desde entonces él estaba en deuda con ellas.
—Bien, tienen dos días para traerme el libro o lo pagaran con su vida— finalizó. Los hechiceros asintieron saliendo rápidamente de la habitación.
Debían rastrear a la chica rápidamente o ellos serían los que morirían.
—Vicent, mañana será la primera luna roja y dentro de seis meses más ya habrán pasado las tres lunas. Debemos apresurarnos— el rey asintió mirando a la pelirroja, de todas era la más perversa. Si pudiera tener sus hijos con ella, lo haría, serían una hermosa continuación.
•••
Aziel
La oscuridad por la que veníamos caminando hace ratos me causaba escalofríos y el hecho de que Casiel se quejara y retuerza de dolor en cada paso que da, mientras las manchas negras en su cuerpo se mueven hacia mi pecho me preocupa.
Mierda, habíamos pasado de ser los mejores amigos, a pelearnos porque el muy estúpido le pareció divertido besar a Amara para molestarme. ¡Debería matarlo después de esto!
Me había dolido mucho, me estaba matando el hecho de cómo le había hablado a Amara en mi enojo, bueno el enojo de mi lobo. Me había descontrolado y hervir la sangre el ver como Casiel tenía a Amara acorralada contra la pared, besándola y tocando su hermoso rostro.
Ella era mi mate, mi lobo me lo había dicho, desde el primer momento en que la vi la ame, no salía de mi cabeza y me propuse dejar todo de lado solo para verla a ella. La amaba demasiado, y ahora mucho más que antes.
—¿Dónde vamos Cora?— la bruja caminando delante de nosotros, mientras Casiel tenía su hombro sobre mi hombro y lo ayudaba a caminar.
—Debemos romper el sello, debemos controlarlo o su demonio lo matara intentando salir— asentí sin dejar de seguirla.
Ella apenas y tenía una antorcha en su mano medio iluminando el camino.
Casiel se soltó de mi hombro y apenas pude sostenerlo para evitar que se caiga. Mi primo no deberá de quedarse y retorcerse del dolor.
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RENACER
Werewolf-¿Qué haremos con ella? El hombre la miró. -La cuidaremos, la protegeremos y será como otra hija más. No haremos más que amarla- la mujer asintió mirando a la pequeña con ternura. -Izel- murmuró la mujer mirando la tobillera que traía. -Hermoso nomb...