Omnisciente
En los bosques desconocidos de Canadá, donde ni los turistas ni los habitantes de la ciudad llegan se encontraba dos personas corriendo por su vida.
Ya estaba por anochecer y la oscuridad pronto caería sobre ellos.
Habían estado corriendo todo el día, sin tomar una gota de agua o tomar algún alimento que pudiera darles fuerzas para seguir avanzando, alejándose de ese mal.
El anciano cayó al suelo sin poder evitarlo, su hija lo miró aterrada sin saber cómo poder ayudarlo. Sus conocimientos aún no eran tan avanzados para ayudar a su padre y se lamentaba mucho de ello.
—Debes seguir, debes advertirles— el hombre tosía, su hija sintiendo su corazón romperse y su sangre congelarse cuando su padre empezaba a ponerse blanco como una hoja.
—Papá… no, no me iré sin ti– lloró aquella chica tomando el rostro de su padre en sus manos.
—Vete, ellos se acercan— la chica negó llorando, no podía podía ahí, no podía dejar morir a su única familia— lleva el libro contigo, ve al reino de los hombres lobos y diles lo que viste.
—No puedo papá, no puedo dejarte— sacó de su bolsillo la última poción que le quedaba e intentó dársela a su padre, pero este negó aceptando su destino.
—Ten la daga Cora, termina conmigo antes de que ellos lleguen y vete lejos— el hombre entregó la daga a su hija, pero esta se negó a tomarlo. El anciano con sus últimas fuerzas tomó las manos de Cora e hizo que tomara la daga, con su último aliento y entre lágrimas de la chica clavó la daga en su pecho.
Todos sus recuerdos fueron absorbidos por la daga y su cuerpo empezó a volverse cenizas.
Cora no dejaba de llorar , se sentía vacía, sin ganas de poder seguir , pero debía hacerlo, el sacrificio de su padre y su pueblo no sería en vano, debía advertirle al rey de los licántropos lo que se avecina.
Se levantó tomando el libro y la daga, siguiendo corriendo mientras su corazón latía cada vez con más fuerza al escuchar el susurro del bosque. Necesitaba llegar a un punto donde la luna estuviera en su punto para realizar el hechizo.
Corrió tan fuerte hasta que sus piernas fallaron, lloró al sentir el ardor de sus pies y manos, pero eso no evitó que se levantara para seguir corriendo.
Cuando al fin encontré el lunar abrió el libro dejando que la luz de la luna lo ilumina y empezará tonarse color azul.
—Tesmorinus fatorne– susurro al ver como era rodeada por figuras oscuras e intentaban atacar. Una luz resplandeciente la cegó y pronto apareció en una carretera vacía. Aún no dejaba de llorar, abrazo el libro a su pecho empezando a caminar justo cuando un auto venía despacio, sacó la mano sin dudarlo, necesitaba ayuda.
El carro empezó a bajar la velocidad y pronto miró a dos pelirrojos mirarla aterrorizados. Al sentir que ambos eran buenas personas cayó al suelo perdiendo la conciencia.
•••
Amara
El sol pega en mi cara cuando abro la puerta observando con mis ojos entrecerrados por el sueño al hombre trajeado y serio enfrente de mí.
—Señorita Cooper, el rey solicita verla— frunco el ceño volviendo a restregar mis ojos, miro perpleja al señor antes de hablar.
—¿El rey?— pregunte sin dejar de mirarlo. Oh, joder, es el asistente del rey, lo había visto en la noche de la fiesta.
El rey… Abro mis ojos cayendo en cuenta de que si el rey ha enviado por mi debe ser por algo serio. Mi cabeza da vueltas y la resaca me pasa factura al sentir mi cuerpo débil, solo quería estar acostada y tomar algo muy frío.
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RENACER
Werewolf-¿Qué haremos con ella? El hombre la miró. -La cuidaremos, la protegeremos y será como otra hija más. No haremos más que amarla- la mujer asintió mirando a la pequeña con ternura. -Izel- murmuró la mujer mirando la tobillera que traía. -Hermoso nomb...