40

1.3K 84 3
                                    

—¿Por qué hay tanto caos afuera?— Deucar me mira algo pensativo.

—La señorita Laila está desaparecida— frunco el ceño e inmediatamente miró a Isaac. Está muy tranquilo, aunque su mirada también va a mi frunciendo el ceño.

—No tengo nada que ver— da un sorbo a su jugo y se levanta marchándose.

–¿Desde cuándo está desaparecida?

—Desde esta mañana— asiento, Isaac la acompañó anoche a su casa y Laila desapareció esta mañana, él no ha salido de la casa en toda la mañana.

Deucar se marchó dejándome a solas  con mis compañeros en la cocina. Mire a todos  en busca de una solución.

—Si el alfa no firma, nos iremos mañana— doy la última cucharada de mi almuerzo y miro principalmente a Ivar que hace una mueca a su celular.

—No hay Internet.

—Desde esta mañana— complementa Casiel.  Se supone que ya Jayson y Tristan debieron llegar al reino, supongo que no han avisado porque no tenemos señal.

—Bien, ustedes ayuden a buscar a Lana mientras yo iré con Rainses a finalizar el acuerdo— me levanto sintiéndome un poco mareado, aun así camino a la salida, Ivar viene detrás de mí.

—¿Cómo se te ocurre que irás tú solo a negociar con ese alfa mañoso?— ruedo los ojos.

—Se supone que debo ser lo suficientemente capaz de defenderme solo.

—Aún así alguien de tu escuadrón debe estar siempre contigo— lo ignoró.

Seguimos caminando por las calles llenas de lobos transformados en busca de Lana. 

—¿Crees que Isaac tiene algo que ver con su desaparición?

—Quiero creer que no— llegamos a la casa principal donde los guardias nos abren la puerta y entramos.

En la sala encontramos a el alfa, su beta y los padres de Lana. La señora parece estar muy tranquila sabiendo que su hija está desaparecida. 

—Buenas tardes— saludo a los presentes, la señora se levanta y llega a mí dándome una mirada suplicante.

—Por favor, ayúdenos a encontrar a mi pequeña Lana, ella aun no conoce muy bien la manada. A veces tiene delirios y se pierde, por favor— me tenso cuando pone su mano sobre mi antebrazo.

La veo con firmeza, me parecía tan hipócrita su acto de mamá preocupada si cuando llegue estaba sentada en el mueble tomando de su taza de café. Algo estaba ocultando y estoy seguro de que tiene que ver con lo que Lana nos dijo anoche.

—Mis acompañantes la ayudarán a buscar, yo tengo que cerrar un acuerdo con el alfa— la señora me suelta y asiente. Camino hacia Rainses y lo miró con dureza — hablemos en privado.

—Vamos — sigo a Rainses y su beta a la oficina donde habíamos estado ayer sin lograr nada.

—¿Cuál es su urgencia por irse príncipe?— el tono burlón no lo pasó por desapercibido, me siento frente a él dejando el contrato en la mesa.

—Tu manada no es la gran cosa para el reino Rainses, mi padre quiere paz y un acuerdo contigo, pero desde que llegué aquí no has hecho más que darle vueltas al asunto y empiezas a agotarme la paciencia— le habló con dureza, me dejaría de juegos tontos, ya era momento de comportarme como lo que soy y hacerme respetar.

—Sacando las garras– Rainses toma el contrato y sin siquiera leerlo lo firma— ojalá seas un buen rey.

—Ojalá tu cumplas tus tratos– me levanto y él hace lo mismo.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora