Izel
¿Alguna vez has sentido que hiciste lo correcto aunque no te sientas así? No se como explicar lo que sentía en ese momento pero lo odiaba demasiado, quería eliminar ese sentimiento de mi pecho pero ver a Casiel dormir tan tranquilo con el cabello alborotado y los labios hinchados no me lo permitían.
Debía alejarme de él, debo alejarme de él porque él puede regresarme y no quiero volver.
Me levanté despacio tratando de no despertarlo, no quería marcharme, pero tampoco quería que esto volviera a suceder. Primero porque estaba adolorida y segundo porque no quiero sentir.
Camino hacia la puerta ¡joder! Tiene seguro, me doy la vuelta tratando de hallar una salida, sin embargo no hay otra opción más que la ventana y el edificio estaba muy alto para saltar.
Una opresión en mi pecho me hace retroceder y apoyarme en la pared, ¿qué he hecho mal? ¿Porque se siente como si me estuvieran quemando por dentro ? ¿Es por mi naturaleza?
No, tantos ángeles y tantos demonios que estuvieron juntos, no podría ser eso. Y de ser así yo… No quiero ni pensarlo.
Debo salir de aquí antes de que el dolor de mi pecho se haga más grande, debo calmar esta desesperación que tengo por alejarme de él. Aunque quiera quedarme y dormir plácidamente como lo hace el.
Diosa ¿Acaso te he fallado?
Busco mi ropa interior por todo el lugar encontrando apenas mi sujetador, resignada me pongo una camisa de Casiel, la cual parece que fuera un vestido. Trago grueso y lo miró una vez más antes de acercarme a la ventana y abrirla.
No tengo más opción.
–Lo siento— susurro, sintiendo como si una parte de mi despertara. No puedo, no quiero dejar que pase.
Cierro los ojos y suspiró volviendo a apagar todo rastro de humanidad, veo hacia abajo y como me imagine, no siento vértigo. No dudo en el momento de empezar a bajar agarrándome de las ventanas y finalmente llegar al primer piso donde me lanzo desde una cierta distancia.
Hago una mueca cuando caigo y mi pie empieza a doler. Me obligó a caminar con el pie así, salgo de la residencia y pido un taxi.
—¿A mi casa o a un hotel?— el muy estúpido me guiña un ojo viéndome de arriba hacia abajo. Creo que vestir una camisa de un chico, andar descalza y apenas con una braga puesta no es tan buena idea.
—Vete a la mierda — le saco el dedo medio y me doy la vuelta siguiendo mi camino.
¿Ahora como voy a casa? No hay transporte y las calles están jodidamente solas.
Son las dos de la mañana, Izel. Me regaña mi conciencia.
¡Mierda!
Yo ni siquiera tengo casa, la queme por completo. No tengo ni donde dormir, no tengo ropa y tampoco dónde ir. No iba a ocurrir a las chicas obviamente, mis tíos están muy lejos y no me quedaba otra opción más que…
Julian.
Sonreí con sorna y seguí mi camino comenzando a sentir el frío apoderarse de mi cuerpo, sentía que la respiración se volvía fría y mis manos temblaban. Por suerte venía un taxi y mi agonía fue menos.
—Hola— saludó aquella mujer.
—A la estación seis, edificio dieciocho— me subo sin decir más.
Poco minutos la taxista me deja enfrente del edificio, me mira esperando a que le cancele y yo ni un peso tengo.
—0550 ese es mi código— le digo para que me registre en la pantalla, ella asiente.
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RENACER
Werewolf-¿Qué haremos con ella? El hombre la miró. -La cuidaremos, la protegeremos y será como otra hija más. No haremos más que amarla- la mujer asintió mirando a la pequeña con ternura. -Izel- murmuró la mujer mirando la tobillera que traía. -Hermoso nomb...