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Laila

Pego mi cara a la ventana por dónde veo los pequeños pies rosados moverse y el llanto inundar la habitación. Chillo de emoción volteando a ver a Aziel quien mira al pequeño desde la ventana con amor.

–Soy tia– doy brincos, entre todas las cosas que han pasado lo realmente bueno es que conozcamos a nuestro futuro rey lobo.

–Y yo soy papá– mi hermano mira embobado como la enfermera toma al pequeño en brazos quien tiene varios aparatos pegados a su cuerpo.

El bebé es muy prematuro y a pesar de tener sangre licántropa en su cuerpo es muy pequeño para estar estable sin la incubadora. Debía permanecer en ese estado al menos hasta que Amara se recupere y podamos darle una pócima para sus pulmones.

Lo importante es que él está bien y Amará se está recuperando.

Ya habían pasado tres días desde que atacaron el reino, todo está vuelto un caos, destrucción y personas heridas por todos lados. Papa, Aziel y todos los miembros de sus escuadrones habían estado muy ocupados tratando de mejorar la situación.

Amará está en la sala de revisión, al momento de dar a luz perdió mucha sangre y no pudo regenerarse. Ahora debe estar en cuidado hasta que pueda transformarse y que su loba cure las heridas internas.

Yo me había dedicado a ayudar en el hospital y descubrí algo que quiero hacer en lo que me recupere, algo que no sabía que podía gustarme, eso me hace feliz.

Vi al papá de Amará ingresar junto a su esposa, ellos apenas habían podido llegar al reino ayer y habían estado hablando con papá en su oficina desde el primer momento, luego desaparecieron y hasta este momento regresan.

–Hola, Laila– la madre de mi ex mate me saluda besando mis mejillas. Es algo más bajita que yo por lo que me agachó un poco.

–Que gusto verlos– les sonrió.

–Ah nosotros también nos da gusto verte, pequeña Laila– el padre de Amara me despeina un poco y luego mira la ventana que nos aleja del bebe.

–¿Ya tienen nombre?– preguntan a Aziel.

–Se supone que aún faltaban cuatro meses para nacer, no hemos decidido ningún nombre aún– ellos asienten y luego nos miran.

–¿Saben en qué habitación está Izel?– miro a Aziel y él hace lo mismo.

–Como… ¿No saben que ella no quiso estar acá?– el señor frunce el ceño– Izel está recibiendo atención médica en el antiguo apartamento de Julián– tan solo decir su nombre me hace sentir una opresión en el pecho.

Si yo me siento así, no quiero imaginar a Izel.

Desde el día que papá y sus hombres la encontraron en medio del bosque con Julián inconsciente en sus manos se ha encerrado de todo el mundo, no quiere hablar con nadie y solo se ha encerrado en el apartamento sin dejar entrar a nadie. Incluso en el último día ella solo ha rechazado toda clase de visita.

Realmente está destrozada y nada podemos hacer para unir sus pedazos.

–¿Por qué no me lo habían informado? – se molesta Ecladio.

–Debemos ir por ella, debe estar sola… mi pobre niña– la señora se tapa las bocas con las manos.

–Podrias regalarme la dirección – asiento indicandoles el lugar, pero me es imposible dejarlos ir sin preguntar:

–¿Cómo está Hunter?– ambos me miran.

–Creo que es un tema largo que trataremos más tarde– trago grueso y asiento– nos vemos luego– se marchan y vuelvo mi mirada a Aziel que se mantiene serio y en silencio.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora