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Julián

El golpe certero que recibo en el centro de mi estómago me hace gemir de dolor, el estupido demonio me saca la delantera por mucho, pero mi prioridad es Izel y no voy a dejar que el la tenga, que mamá la tenga.

Escupo sangre mientras me levanto, él tiene cierta distancia de mí así que sacó ventaja y curó todas mis heridas gracias a mi lado lobo. Miró con desdén como se acerca e intenta golpearme, soy más rápido esta vez y clavó una navaja en su estómago, eso lo noqueara por un momento.

Tomó una botana de aire y lo dejó salir, veo como se sostiene el estómago mientras sonríe sin dejar de verme.

–Debo admitirlo, has resistido mucho – la herida ha desaparecido así que me preparo nuevamente para luchar.

Román es el demonio del dolor, tan solo su voz podría hacer que cayeran al piso sin saber el porqué. Pero conmigo era diferente, yo era un hechicero mitad lobo, podía regenerarme y usar mis poderes.

Pero Román era más rápido, más fuerte y más poderoso. Yo tan solo era un hechicero en práctica que su única experiencia verdadera era hacer pociones y curas.

–No vas a tenerla nunca– le digo poniéndome firme, su boca está llena de sangre. Le he dado la lucha pero aún no encuentro una manera de detenerlo, aún no encuentro la manera de acabar con él definitivamente.

–Tu hermana, pero no tu responsabilidad– comienza a caminar de un lado a otro sin dejar verme – eres fuerte Julián, podrías unirte a nosotros…

–Jamás voy a hacer eso, primero muerto – dos esferas de vidrio aparecen en las palmas de mi mano, las lanzó al directamente. Escapa de una, pero de la otra no alcanza hacerlo y está estalla en él haciéndolo retroceder y gritar al sentir tantos vidrios prendidos en fuego clavarse en su cuerpo.

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Izel

–¡Tristán!– salgo rodando cuando el lobo de Tristán se detiene abruptamente al momento que varios rogers aparecen frente a nosotros.

Me quejo mientras me levanto y corro hacia atrás, Tristán da paso hacia atrás cuando dos los embisten por delante y uno por al lado. Me tapo los ojos antes de que esté pueda llegar a nosotros, por suerte él es más rápido y lo destroza antes.

Subo a su lomo nuevamente intentó huir de todos los lobos que nos persiguen, poco a poco empezamos a perder de nuestro campo de visión a Julián y Román, mi corazón late con fuerza y lo único que deseo es regresar.

–No puedo, no puedo dejarlo – maldigo entre dientes mientras me agarró con fuerza a Tristán– regresemos, no puedo dejarlo– miro hacia atrás como varios lobos vienen detrás de nosotros.

Me lanzo del lobo de Tristán cayendo de cara, me levanto y corro dejando que los lobos siguen su rastro y no el mío. Corro en dirección contraria a la que íbamos, donde habíamos dejado a Julián.

Corro tan fuerte como mi cuerpo magullado me lo permite, mis ojos y cuerpo pesan con cada paso que doy. Me tocó el vientre donde tengo una herida abierta que no deja de sangrar, estoy mareada y siento que me voy a desmayar pero voy a estar con Julián.

Sigo caminando con un pitido en la cabeza hasta que llegó y veo como Julián lanza dos esferas de vidrios que se incrustan en el cuerpo de Roman.

mi corazón late con más fuerza que antes al ver cómo el chico demonio se recompone y ataca a Julián quien apenas y le da tiempo de defenderse. Tapó mi boca aterrada.

Me tenso cuando los ojos negros de Roman se cruzan con los míos y se acerca a pasos rápidos, integ correr y alejarme pero caigo dándole ventaja sobre mi.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora