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Amara

Mis ojos están llenos de lágrimas mientras miro a mi prima hacer una mueca en sus labios, se ve jodidamente triste desde que llegó de la escuela.

—Promete que vas a ir a verme todos los días— la abrazó sin dejar de llorar.

—Te lo prometo— susurró ella mientras Aziel volvía por mi última maleta. Mi habitación había quedado completamente vacía.

—Puedes tomar la habitación principal— le sonrió, Izel niega.

—Está habitación siempre será tuya— cortó el abrazo y la miro. Su labio estaba hinchado, tenía dos colmillos clavados en ellos y aunque traté de sacarle información no logré nada.

—Te quiero.

—Yo también te quiero— le doy un último abrazo antes de acercarme a Aziel y tomar su mano— Estoy lista.

Salimos de la habitación con Izel detrás de nosotros, llegamos a la puerta y di un suspiró antes de mirar la casa por última vez. Se sentía como si nunca más fuera a volver aquí.

—¿Quieres venir?— Aziel le pregunta a mi prima.

—No, tengo cosas que arreglar, Laila me espera impactante— le doy una sonrisa antes de marcharme con Aziel.

En todo el camino al palacio no soy capaz de hablarle o mirarlo; sé perfectamente que no es su culpa y tampoco la mía pero eso no era impedimento para sentirme terriblemente mal.

Por otro lado me hace sentir peor que Aziel sienta toda mi tristeza y mi angustia, no quiero preocuparlo más de lo que está.

—Mañana iremos al medico, te harán un chequeo— asiento aun sin mirarlo— Amara, te juro que quisiera evitar esto , pero es tarde. No tengo un poder que pueda devolverme en el tiempo.

La desesperación de Aziel me trae a la realidad, la culpa que tiene sobre él me hace mirarlo.

—Lo siento, me  he cerrado mucho contigo y no tienes la culpa de que esto esté pasando— le soy una sonrisa y tomo su mano— Será genial ver a nuestro bebe por primera vez.

El cuerpo de Aziel se relaja ante mí tacto y sonrió un poco más calmada.

Miro a la reina y el rey darme una sonrisa cuando bajó del auto, Laila corre hacia mí abrazándome con fuerza.

—Te ves mucho mejor, me siento aliviada— me sonríe alejándose— ahora podremos hacer pijamadas, haré que te sientas feliz todo este tiempo aquí.

—No lo dudo— le doy una sonrisa a Laila con entusiasmo, conociéndola sé que lo hará.

—Que gusto verte Amara, siéntete como en casa— la reina me da una sonrisa y un abrazo, el rey hace lo mismo. Mis padres vienen a mi mente junto con las ganas de poder verlos y abrazarlos.

Aziel me había dicho que el rey los había citado y llegarán mañana, acordaremos la fecha para la boda y le diremos sobre mi embarazo y porque la boda tan apresurada. Tan solo imaginar sus caras de decepción me hacen querer encerrarme en mi habitación a llorar.

—No te preocupes amor, todo saldrá bien— sonrió entrando con Aziel al palacio. Nos habían acomodado una habitación mucho más grande para ambos, solo viviríamos aquí durante mi embarazo y luego que diera a luz Aziel y yo buscaremos una casa donde vivir. Eso me reconfortaba un poco.

—Pensé que ibas a estar un poco más emocionado por vivir aquí, cualquier chica se morirá por hacerlo— la reina entra en la habitación.

Yo no soy cualquier chica. Muerdo mi lengua mientras veo a Aziel reír.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora