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Izel

Entramos a la casa mientras Julian tenía en sus brazos a la bruja, entramos a mi habitación dejándola sobre mi cama. Julian tomó mi mano cuando intenté quitarle el libro.

—¡No, no la toques!— lo miré perpleja, se había empeñado en que no la tocara o tuviera contacto con ella.

–¿Qué te sucede Julián?— me aleje poniéndome a su lado, mirando a la chica pelinegra en mi cama.

—Las puertas del infierno están abiertas para ella— Julian me miró, sus ojos marrones se empezaban a volver azules—  está al borde de la muerte.

—Tu puedes ayudarla, tú eres un sanador ¡Ayudala!— chille acercándome a la chica quien empezaba a temblar y votar una especie de espuma blanca de su boca— ¡Jualian, va a morir!—  la calma empieza a salir de mi cuerpo cuando aquella chica no deja de temblar y botar espuma por la boca, mis manos atrapan una de las suyas y un dolor punzante ataca mi pecho haciendo que la suelte y me aleje de su cuerpo.

Vi a Julián desde mi lugar, este parecía aterrado.

—Julian, no entiendo nada.

—Cuando te dije que eras mi ser de luz, no mentía.  Eres la descendiente de una Trix— Julian se acercó a la chica, tomando sus manos haciéndome que que deje de temblar en el momento— está envenenada, tenemos que hacerla vomitar— mire espantada como Julian la tomaba en brazos para sentarla y metía sus dedos en su boca. Hice una mueca cuando hizo una arqueada dejando salir todo el vómito sobre mi alfombra. Bueno, al menos va a salvarse.

—Agua, agua— la chica parecía ahogarse. Corrí buscando alguna jarra de agua en mi habitación pero no había, salí de la habitación rumbo a la cocina, donde me encontré a Aziel y Amara en la puerta. 

—¿Izel, que sucede?— los ignoré tomando el vaso de agua en mi mano y volviendo a mi habitación. Donde Julian estaba pegado al techo y la chica en una esquina, estaba aterrada.

—¿Quienes son ustedes?— sus palabras eran como un eco en mi cabeza, el vaso cayó de mis manos haciendo eco en toda la habitación, la chica me miró finalmente. Sentí como si el aire se fuera de mis pulmones cuando sus ojos violetas se fijaron en los míos.

—Solo queremos ayudarte— susurré sosteniendo mi pecho— apareciste en medio de la calle y nos pediste ayuda— la chica me miró una vez más, parecía pensarlo, mi respiración empezaba a fallar.

—Mi libro— le indique con la mano donde estaba y este giro su vista a él.

—No puedo respirar— chille cayendo al suelo de rodillas. Mis manos estaban moradas y un cosquilleo en mi pecho me hizo volver a mirarla con terror— Gracias— murmuré  volviendo a sentir mi respiración.

—¡Izel!— la voz de Amara llegó a mis oídos. Inmediatamente me giré hacia ella, estaba levitando y  a su lado Aziel nos miraba perplejos.

—¿Dónde está el rey? Tengo un mensaje para él —  la chica miró a todos, parecía realmente enojada y eso me desconcertaba, ¿por que nos atacaba de esa forma?

—Te llevaremos con el rey, si nos sueltas te llevaremos con el rey— negocio Aziel tratando de que la bruja de ojos morados nos dejará en el suelo.

—¿Por qué debo creerles?

—Porque estás hablando con el príncipe heredero a la corona—  Julian, Amara  y Aziel cayeron al suelo causando un ruido estruendoso y quejidos por parte de ellos.

—¿Así es como nos pagas? Maldita bruja— Julian se levantó furioso, la bruja lo miró con odio también.

—Me llamó Cora— la pelinegra salió de su esquina oscura y nos miró a todos con ¿superioridad?— ahora, llévenme con el rey, esto no puede esperar más.

RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora