Capítulo 4

4.1K 376 48
                                    

– ¿Hay alguien ahí?

Se escuchó la voz de hombre fuera del baño.

Ava se limpió lo mejor que pudo, aunque los ojos hinchados ya la estaban delatando. Saliendo con el poco orgullo que le quedaba, miró al señor Falcon frunciendo el ceño de preocupación.

– Oh querida, no llores, veras que todo irá mejor mañana.

– ¿Por qué? ¿mañana no viene a trabajar el señor Gueller?

Riéndose ante su broma le puso una mano en el hombro y le dio un ligero apretón. Un consuelo un tanto pobre, pero consuelo, a fin de cuentas. Y uno que realmente necesitaba.

– Qué te parece si te invito un café ¿o una cerveza?

– El café suena prometedor.

Recogiendo sus cosas del escritorio ni siquiera se despidió del señor Gueller y salió corriendo como alma que lleva el diablo. No podía despedirla por salir después de terminada su jornada. Estaba segura de haberlo leído en la copia de su contrato.

Una vez ambos estaban sentados en una acogedora cafetería estilo vintage, Ava tomaba sorbitos de su latte con crema irlandesa mientras que el señor Falcon sorbía su café americano sencillo.

El silencio parecía reconfortante, la cafetería no estaba muy concurrida a esa hora de la tarde, pero ella sabía que no estaban ahí por las bebidas y el silencio.

– El señor Gueller es una persona difícil, bastante difícil – empezó Falcon – cambia las reglas del juego casi todo el tiempo y no deja que le des explicaciones porque para él solo son "excusas", creo que lo que pide es un asistente robot, alguien que esté dos pasos por encima de él. Alguien que piense dos segundos antes lo mismo que él piensa. Pero le diré algo señorita James, llevó trabajando para Adam Gueller desde hace 7 años y jamás me he podido meter en su cabeza.

Tomando un sorbo de su café, puso las manos juntas imitando a una esfera.

– La mente de ese hombre tiene muros de acero, con púas y lagos llenos de cocodrilos, imposible de penetrar – mirándola directamente le sonrió con amabilidad – entiendo que no quiera seguir trabajando con nosotros, y probablemente lo que diga sea más para mi comodidad que para la suya, pero, tal vez podría aguantar un poco más. Estoy seguro que el señor Reg tampoco era un hombre fácil y aun así duró 3 años en el empleo. Dele otra oportunidad al puesto, por lo menos al día de mañana.

Ese era el problema, había pensado Ava, el señor Falcon la alentaba pensando que tenía la experiencia necesaria, que tenía la formación de secretaría tal y como lo decía su CV. Podría engañarlo a él, pero no se podía engañar a sí misma, y lo que era peor, tampoco podía engañar a Adam Gueller.

– Lo voy a pensar ¿de acuerdo? El día de hoy no fue algo agradable para mí.

– Y lo entiendo señorita James – sonrió el señor Falcon comprensible – dejare que lo piense y ya usted decidirá lo que siga a continuación.

Asintiendo no muy convencida, terminaron su café en silencio y después se separaron.

Al llegar a su departamento Ava sintió que todo su cuerpo palpitaba. Se quitó los zapatos y cayo directo a la cama solo para revivir el que podría considerarse uno de los peores días de su vida. La mañana se le hacía lejana. Cuando se estaba preparando para el trabajo llena de esperanza y de mucha energía positiva. Ahora solo quedaban los recuerdos de como el señor Gueller, el hombre Todo Poderoso, la había masticado y escupido al bote de basura.

Una catarina ingenua que había sido pisoteada por el león.

Su teléfono de pronto sonó, y entre las lágrimas que se volvían a agolpar en sus ojos pudo ver que era Isa.

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora