Capítulo 2

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– Ya le dije, no estamos contratando – dijo la mujer cerrando la puerta.

Ava les dedicó un dedo medio antes de irse de ahí. Había estado todos esos días buscando empleo y nadie la había querido contratar, menos cuando le pedían la carta de recomendación del restaurante donde trabajaba y ella debía inventar excusas del porque no la tenía.

Regresando a su edificio de apartamentos, subió hasta el segundo piso donde compartía con Isa, misma mujer que estaba empezando a tocar su puerta con algo en las manos.

– No estoy adentro – le dijo mientras sacaba sus llaves de la bolsa.

– ¿Y todas esas hojas en la carpeta?

– Saque copia de mis CV, para dejarlas por ahí, pero casi nadie me las quiso recibir. Aquí en el barrio no hay empleos.

– ¿Y cuando los ha habido? – preguntó Isa pasando junto a ella y sentándose en su viejo sofá, abriendo el topper donde había mini roles de canela – de hecho ya casi nadie me pide cuadros, y en los mercaditos artesanales se me venden muy pocos. Si no fuera por el dinero que me manda mi hermano estaría muerta.

– Por tu hermano que te saca de la miseria – dijo Ava tomando un rol y chocándolo con el mordisqueado de Isa.

– Si, bueno, tampoco se puede vivir con lo que me manda, y no estoy reprochándolo ¿he? ya bastante difícil es que me esté mandando una parte de su salario. Tal vez debería aceptar la propuesta de la tía Patsy

– ¿La tía Patsy?

– Sí, ¿recuerdas esa viejecita de la que te hablé? la que vivía al lado de nosotros cuando mi madre aún vivía.

– Ha claro, la que dijiste que era como una abuela para ti y tu hermano

– Exacto, pues está enferma y su familia no puede cuidarla todo el tiempo. Su hija me mandó una propuesta, si me voy a vivir una temporada con ella me dará un salario como trabajadora, incluyendo comida y alojamiento.

– Oh por dios Isa, eso sería grandioso

– Si eso pensé, pero, no lo sé, aún no he dicho nada.

– Pero eso sería una gran oportunidad para ti – le dijo Ava mirándola como si fuera tonta – solo cuidaras de la señora, seguro te quedara tiempo para tus obras, todo encajaría ¿Qué te detiene?

– Bueno, no me gustaría dejar... dejar... el departamento, si, claro, mi departamento se sentiría muy solo sin mí.

– ¿Tu departamento?

– Sí, ya sabes, mi departamento no tiene otros departamentos con los que comparta sofás consanguíneos, así que se quedaría muy...

– Basta – dijo Ava entendiéndolo todo – ¿Enserio te estás pensando no aceptar un trabajo bueno por mi culpa?

– No es por tu culpa, no te sientas tan importante, yo estoy hablando de mi departamento, tengo retenido mi depósito por el contrato y pague dos meses adelantados, además he comprado algunos muebles y no tengo como llevármelos y, y...

Ava comenzó a sentirse muy mal, porque su amiga estaba a punto de dejar una buena entrada de dinero solo porque ella se quedaría sola. Recordaba la primera vez que le habló de como creció en hogares de acogida, la enorme pena que Isa sintió por ella cuando le dijo que nunca había tenido realmente un hogar ni una familia a la que pertenecer. Recordaba que su amiga entre lágrimas le había dicho que si su madre aun estuviera viva se la prestaría, incluso dijo que le podía regalar a su hermano. Ava aun lo recordaba y se reía.

Agradecía mucho a Isa por haberla hecho parte de su pequeña familia, y era precisamente porque eran familia que no podía retenerla solo porque temía dejarla sola.

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora