Capítulo 32

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Las puertas del elevador se abrieron para Adam y ahí estaba esa mujer otra vez, sonriéndole con todos sus dientes.

– Buenos días licenciado.

– Señorita Green ¿Qué hace aquí?

– El de recursos humanos me dijo que debía ser su secretaría por hoy, debido a que la señorita James no vendrá – abrazó el IPad aun con esa sonrisa pegada a la cara – No se preocupe, iré con usted a las juntas del día y también le tendré lista la comida de su dieta.

– ¿Mi dieta?

– Bueno, noté que tanto en el campamento como en la playa solo comía verduras al vapor y comidas asadas libres de grasa y sal. Así que lo tendré en cuenta.

Sin tener las ganas, o el tiempo, para darle explicaciones, pasó de largo a su oficina mientras la mujer comenzaba a decirle su agenda.

– Y la junta con los franceses es a las 3:30 por video-llamada – terminó cuando Adam se sentaba y prendía su computadora – sabe licenciado, es la primera persona de negocios que conozco que no le gusta viajar a los lugares de sus inversiones, quiero decir ¿No cree que sería más fácil ir a Francia y concluir con las negociaciones en lugar de estar haciendo video-llamadas todo el tiempo?

Evocando esa paz que había tenido durante el fin de semana, miró a la mujer que parecía creer que su comentario había sido inteligente.

– ¿Sabe lo que es ser una secretaria suplente?

– Por supuesto

– Empiezo a dudarlo – levantó una ceja algo escéptico, pero al final suspiró resignado – necesito las gráficas del último trimestre de primera impresión, si no están en el archivero de aquí deben estar en el general, no vuelva sin ellas.

Aceptando encantada la orden, la mujer salió de la oficina y Adam al fin pudo tener paz. Dejándose caer en la silla se sobo el puente de la nariz y suspiro algo cansado. Esa mañana la alarma sonó como de costumbre a las 5, pero no estaba ni en su casa ni estaba solo en la cama. Un cuerpo caliente y suave dormía plácidamente sobre su costado, recargando una de sus manitas en su pecho.

– ¿Qué es ese sonido? – había protestado la catarina moviéndose para quedar de espaldas a él

– Es mi alarma, suena todos los días a las 5 para levantarme y hacer ejercicio

– Ay que horror, desde que salí del hospital mi hora de despertar son 6:30, así que buenas noches, que te vaya bien.

Riéndose por ello, Adam apagó la alarma y puso su mano en la cintura de ella, moviéndose un poco más cerca. Ayer después de hacer las reservaciones de hotel también había avisado a Falcon que Ava se tomaría el día libre, porque ayudaría a Isa con sus cosas para la mudanza, eso significaba que él volvería solo y tendría que sobrevivir toda la jornada laboral sin ella.

– Ya casi me voy a la ciudad – le susurró en el oído.

– Que te vaya muy bien

– No nos veremos en todo el día

– Lo sé

– Y ni siquiera pude hacer ejercicio

– Que pena por ti.

Dándole pequeños besos en el hombro y el cuello, Adam se acercó más

– Estaba pensando que podrías ayudarme a hacer un poco de cardio antes de irme

– ¿Estás loco? No pienso salir a correr a esta...

Entonces Adam se pegó completamente a ella y dejo que su erección le diera una idea de qué clase de ejercicio tenía en mente.

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora