Capítulo 12

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Adam no había nacido con mucha paciencia en su haber, pero ahí mismo, sentado en su última junta del día, sentía que estaba por explotar.

Las manecillas del reloj no parecían moverse, sus subordinados seguían hablando de algo a lo que el debería de haber puesto atención, pero su mente no estaba con ellos, viajaba una y otra vez a las fotografías que le habían enviado del hospital. Si, había desayunado, y también había comido bien, pero en las imágenes la señorita James seguía viéndose pálida y frágil.

– Los rendimientos solo se verán hasta finalizado el tercer trimestre.

El silencio que siguió hizo entender a Adam que esperaban que el dijera algún comentario o hiciera preguntas al respecto. Pero su mente estaba tan en blanco que le pareció inquietante.

– Finalicemos entonces.

Se levantó rápidamente y abandono la sala de juntas, escuchando cerca de él pasos pequeños pero constantes.

Solo al entrar al elevador notó que la secretaria provisional lo seguía.

Cedric la había mandado para él esa misma mañana, su sorpresa fue enorme cuando las puertas del elevador se abrieron y apareció ante él una mujer. Llevaba un vestido negro, y su cabello castaño amarrado en un moño bajo. No tenía una coleta alta recogiendo su cabello negro, tampoco tenía un vestido que se amoldara a su esbelta cintura y sus bonitas curvas de la cadera, tampoco tenía los ojos verdes.

A Adam aquello le pareció muy lamentable.

Luego de entrar la mujer se había presentado y le había dado su agenda del día. Adam no le prestó atención, ni siquiera le importó que no tuviera todos los documentos en su escritorio, ni que su computadora no estuviera encendida. Tampoco le molestó que su café estuviera frio.

La mujer era una pésima secretaria, pero, comparada con la señorita James ¿Quién podría ser mejor?

La siguiente sorpresa fue cuando la mujer le dijo que en uno de los cajones había muchas barras de dieta y muchos post it con frases de "púdrete Gueller" en él. También encontraron en el pequeño refrigerador bebidas energizantes con cafeína, así que Adam mandó tirar todo y luego pidió copias de las cámaras de seguridad.

– Los correos de Línea Blanca fueron entregados, pero parece que hay un problema con los documentos de los permisos e impuestos – habló la mujer mientras caminaba hacia su oficina.

¿Cómo era que se llamaba? Adam recordó que era algo que empezaba con H, pero de ahí no pudo recordar más.

– Yo los terminaré, váyase ya a casa.

– ¿Está seguro? Si gusta puedo...

– Es una secretaria temporal, su trabajo solo es ir a las juntas para hacer la minuta y dejársela como referencia a la señorita James, no espero mucho más, dado que de todas formas dudo que pueda hacerlo.

La mujer era pésima para redactar, ya le había entregado dos correos con por lo menos 10 faltas de ortografía en cada uno. Consideró que hablaría pronto con Cedric, mandar a esa mujer había sido un claro insulto para la señorita James, un pobre remplazo que no podía llegarle a los talones.

Sin esperar que la mujer replicara, entró a su oficina y comenzó a trabajar en lo que le hacía falta. Entre más pronto terminara, más pronto podría ir al hospital.

Estaba trabajando en su último correo cuando la puerta se abrió y entraron Edwin y San. Este último parecía algo incómodo, y Adam sintió curiosidad por ello. Normalmente Araki era bueno en su trabajo y nunca tendía a ponerse con aquel semblante.

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora