Capítulo 35

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Ava miraba la bandeja de correos pendientes, desplazándose por ella con el mouse, pero sin realmente estar viendo la pantalla.

El fin de semana había sido un desastre.

Isa había vuelto a su casa dispuesta a tomar sus maletas e irse a un hotel a pasar un tiempo para calmarse, pero Ava le dijo que no se fuera, que ella sería la que tomaría una maleta y la dejaría estar sola. Adam la llevó a su casa y justo en la entrada Carlos le marcó completamente dolido diciéndole que Hannah había decidido ya no volver a verse. Durante todo el domingo, Ava se la pasó entre llorar de tristeza, llorar de coraje y volverse loca porque parecía que todo había explotado al mismo tiempo y ella no sabía cómo remediarlo.

– Creo que no le pago para que juegue con el mouse, señorita James – se burló Adam cuando salía de su oficina. El hombre había sido su balsa cuando creyó que estaba por morir ahogada. Jamás creyó que quien la consolaría y sería su soporte fuera precisamente su jefe.

– ¿Alguna novedad? – preguntó ya fuera de bromas al ver que ella no le seguía el juego

– ¿Qué novedades puede haber? Isa no me habla, Carlos vendrá en la semana por una junta y dice que hablara con Hannah del asunto, luego está lo de tus padres y todo se juntó en mi cerebro...

– ¿Mis padres? ¿Qué pasó con ellos?

Con el caos que había en su familia había olvidado mencionarle lo de la cena, a pesar de que la situación la había dejado impactada y con muchas dudas.

El todo poderoso al ver que no hablaba frunció el ceño profundamente – ¿Te dijeron algo? ¿te hicieron sentir mal?

– No, al contrario, me dijeron que están felices por ti, que recuperaste el brillo que habías perdido.

Al oír eso Adam tenso la mandíbula y cerró los ojos, dispuesto a decir algo, pero después simplemente se contuvo.

– De acuerdo, eso no importa ahora. Solo me duele que estés pasando por esto, técnicamente todo es culpa mía.

– ¿De qué hablas?

– Que te hospitalizaran fue mi culpa, y que Hannah saliera con Perea también es culpa mía – la miró avergonzado – fui yo quien la empujó hacía él cuando fuimos a la playa, lo hice con el propósito de que ella me dejara en paz y de que Perea dejara de meterse entre tú y yo.

– ¿Sabías que Hannah le iba a romper el corazón?

– Por supuesto que no

– Entonces no fue tu culpa, y lo de la hospitalización tampoco. Hay una razón que tú no sabes del porque trabajaba en exceso.

Ava ya se había cansado de mentir, se había cansado de ocultar las cosas, esperando que hubiera tiempo después para decirlas. Prueba suficiente era aquella situación en la que se encontraba con Isa.

– Ya no quiero seguir ocultando nada, así que simplemente te diré la verdad, solo que no sé cómo empezar.

– Podrías decir "señor Gueller, mentí en mi curriculum"

– Tienes razón, señor Gueller mentí... espera, ¿lo sabías?

– Araki lo descubrió y me lo dijo

– Así que si me investigó después de todo – entrecerró los ojos por la astucia de ese hombre – te lo dijo antes o después de que firmáramos el contrato

– Antes.

– Y, aun así, sabiendo que yo era un fraude ¿decidiste dejarme como tu secretaria por un año entero?

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora