Pudieron haber pasado dos días, una semana o un mes ¿Quién lo sabía? Porque Adam definitivamente no.
Entre botellas de whisky, tequila y coñac, había perdido la capacidad para ser consciente de su entorno. Recordaba vagamente escuchar a Edwin quejarse de que era un desastre y que no había respondido a sus llamadas. Tal vez dejó de ir a la empresa, probablemente las acciones se desplomaron y ahora la corporación Gueller estaba en bancarrota, pero ¿Qué sentido tenía preocuparse por esas cosas? Ni siquiera cuando murió su abuelo se había sentido de aquella manera, no se había vuelto un desastre ebrio que había olvidado que había un mundo afuera de su casa.
¿Dónde estaba ella? ¿estaría en la playa tomando el sol? ¿o comiendo mini roles de canela viendo esa horrible película de amor? Tal vez estaba mejor sin él, alguien tan lleno de luz como Ava James no se merecía ser eclipsada por un hombre que vivía dentro de la oscuridad.
– Usted se mueve en un mundo frívolo, superficial y gris, mientras que Avi vive en lugares coloridos, amorosos y primaverales. No encajan.
Eso había dicho el odioso de Carlos Perea, y mientras Adam se empinaba la botella de quien sabe que licor, le tuvo que dar la razón. Había sido un idiota cuando creyó que una perfecta mujer como ella podría soportar un equipaje tan pesado como el que venía con él.
– Puedes aprender, solo dime que lo intentaras y me quedaré.
No le contestó, porque no le quería mentir, y al final sucedió lo que siempre le sucedía.
Terminó solo.
– Maldito Falcon – murmuró medio borracho – todo es culpa tuya, por contratar a una mujer como ella.
¿Y ahora como continuaría con su vida? De solo imaginarse abrir las puertas del elevador y que no esté ahí, despertarse y no verla acurrucada en su costado murmurando cosas sin sentido, el dolor era inimaginable. Ava le enseñó a abrir un poco su corazón, pero no le enseñó como volver a cerrarlo.
Sintiendo que no valía la pena continuar con aquellos pensamientos que solo lo lastimaban más, estaba por empinarse de nuevo la botella cuando esta le fue arrebatada de las manos
– ¿Así es como resuelves tus problemas? ¿Bebiendo? Este no es el Adam Gueller que yo conozco.
Adam frunció el ceño al ver a su padre frente a él, la botella que le quitó aun en su mano.
Incorporándose de donde estaba medio acostado en el sofá, pudo ver que también estaba ahí su madre, su semblante preocupado y con lágrimas corriendo por sus mejillas.
– ¿Quién los dejó entrar?
– Eso no importa ahora – le respondió su padre aun con el ceño fruncido – dime Adam, ¿Qué ganas con quedarte aquí durante toda la semana bebiendo?
Vaya, pensó, ¿una semana apenas?
Su madre se acercó con lentitud, casi como si el realmente fuera un león herido que puede ser peligroso – Hicimos tantos sacrificios para no arruinar tu vida, que irónicamente al final fueron esos mismos los que terminaron haciéndolo.
– ¿De qué están hablando?
– Benjamín Gueller quería destruir nuestra familia, y lo consiguió. No pienso dejar que aun en muerte continúe gobernándonos. Ya no más.
– No sé de qué hablan, pero a mi abuelo déjenlo fuera de...
– Ahora nos toca a nosotros hablar – lo interrumpió su padre – porque seguirlo ocultando solo nos ha hecho infelices, y ha dañado a los que nos rodean. Así que siéntate, cállate y escucha.
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1) Como Secretaria Para Gruñones
RomanceAva no tiene empleo y sus pagos atrasados la están obligando a ir con un currículum falso a la corporación Gueller a pedir el puesto de secretaria. Sin experiencia y con solo las ganas de trabajar para mantenerse a flote, Ava es sin duda una mala op...