El olor era reconfortante.
El poblado donde se encontraban las cabañas estaba a menos de 40 minutos en coche y era un lugar muy hermoso. El empedrado los llevó hasta el gran arco de la entrada que se cubría con las enredaderas y demás flora endémica, el sonido de las aves, el pasto y la vegetación en general daban un ambiente de paz.
Durante el camino Ava había implementado un juego que llamó "haz preguntas random para salir de la incomodidad" Y había funcionado, porque el auto no solo no se llenó de silencio, sino que ahora conocía más cosas de su jefe. Su color favorito era el verde, aunque ella nunca lo veía usando algo de ese color, era adicto al café, no funcionaba si no tomaba por lo menos una taza en las mañanas, no le gustaba el chocolate, tampoco le gustaba ir a la playa, sus vacaciones ideales, si llegará a despegarse de su oficina, sería en Europa, recorriendo museos y demás galerías de arte. Le gustaba hacer ejercicio y sabía tocar un poco el chelo porque su abuelo lo había metido a clases de pequeño.
Ella por su parte compartió que su color favorito era el azul celeste, era más de tés, latte o capuchinos, amaba los mini roles de canela, adoraba los campamentos y la playa, sus vacaciones ideales serian un lugar que tuviera mar, y adoraba las catarinas, porque le parecían pequeñitas y tiernas.
Mientras el hombre estacionaba frente a la cabaña más grande ella terminaba de contarle la vez que quedó atrapada en un árbol intentando rescatar una iguana. Para este punto Ava creyó que el hombre se aburriría y le diría que guardara silencio, pero para su total asombro parecía que la estaba escuchando atentamente.
– Me raspé la rodilla y me vendaron, hasta ahí mi sueño de ser rescatista de la flora y fauna.
– Creo que hizo bien en desistir, su camino era volverse empresaria.
Bajando del auto y oliendo la frescura de aquél idílico lugar, pensó en lo que él Todo Poderoso le había dicho. Ella era una empresaria ¿verdad? Aunque era su secretaria, hacia muchas cosas importantes, había logrado la aceptación del proyecto Ibáñez, y eso contaba mucho ¿cierto?
Se había sorprendido cuando el hombre le dio el crédito una vez terminó la junta, y no solo eso, había aprobado casi en su totalidad la oferta que había redactado, haciendo que trabajara con él y Araki para la siguiente reunión.
Esa clase de poder la hizo sentirse bien consigo misma, porque se estaba demostrando que podía hacer lo que se propusiera, estaba segura que su capacidad la haría una persona que podría moverse en aquella pecera del mundo empresarial sin que les importara a todos esos peses gordos por qué una catarina acuática estaba entre ellos.
Comenzando a sentir un orgullo recorrer sus venas, tomó su maleta de rueditas y siguió al jefe que iba por delante.
En la recepción de la cabaña principal ya se encontraban Edwin, Cedric y algunos otros compañeros. Viendo como algunas de las chicas iban con short de mezclilla, y solo su bañador en la parte de arriba, se sintió muy tapada con el vestido floral que le llegaba a la rodilla.
Profesional para oficina, recatada para eventos. Esa era la ley de Ava.
– Adam, señorita James, que bien que llegaron, estábamos empezando a asignar cuartos – saludó Edwin con una extraña sonrisa pegada al rostro – todos somos adultos ¿no? Así que seremos profesionales sobre ello. Esta es la distribución que tanto Cedric como yo consideramos más lógica.
Dándoles a ambos una hoja que contenía las cabañas rentadas, estaban los nombres a cada lado de estas y en la cabaña 6 estaban 4 nombres. Antonella Flores, Cedric Falcon, Antonio Carrillo y Ava James. En la cabaña suite solo venía el nombre del señor Gueller.
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1) Como Secretaria Para Gruñones
Roman d'amourAva no tiene empleo y sus pagos atrasados la están obligando a ir con un currículum falso a la corporación Gueller a pedir el puesto de secretaria. Sin experiencia y con solo las ganas de trabajar para mantenerse a flote, Ava es sin duda una mala op...