Capítulo 26

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Al principio fueron solo los labios pegados a los suyos, pero pronto su cuerpo reaccionó. Las manos del señor Gueller bajaron de sus hombros a su cintura, atrayéndola más a él, Ava por su parte subió los brazos y le rodeó el cuello con ellos. Sus bocas comenzaron esa danza propia del éxtasis y de la pasión reprimida. Sus lenguas se acercaron para probar el sabor del otro, embriagándose con su esencia, volviendo aquello en su ambrosía personal.

El cerebro y raciocinio de Ava fueron eclipsados por su deseo y su cuerpo que cada vez se sintonizaba más con el de él. Se sentía embriagada, abrumada, pero también muy apasionada. Las manos del hombre comenzaron a explorar, a tocar su espalda desnuda, provocando pequeños escalofríos y haciendo que sus piernas se debilitaran a cada segundo que pasaba.

La falta de oxígeno fue lo que los separó.

Las frentes de ambos se quedaron pegadas y la respiración rápida y superficial era lo único que se escuchaba en la silenciosa noche. ¿Qué estaba pasando? ¿acaso su jefe la había besado? ¡Y había sido de lo más excitante! Ava comenzaba a volverse loca de nuevo, aun con sus manos sobre él y las de él sobre ella.

– Creo que me tengo que ir.

Era la peor frase que el Todo Poderoso pudo haber dicho en un momento como ese. Ava quería tomarlo de rehén en un abrazo, decirle que continuaran faltándose al respeto de aquella forma hasta llegar a la habitación, pero el hombre se alejó bruscamente y entró casi corriendo al auto.

A la velocidad de un chasquido Ava estaba sola en la puerta de su casa con los labios ligeramente abiertos y su cerebro procesando que era lo que acababa de pasar.

Todo había sido tan repentino, los comentarios, su comportamiento, el beso. Si su corazón acelerado no fuera lo único que quedaba como prueba de los acontecimientos de los últimos minutos de su vida, hubiera creído que aquello jamás pasó realmente.

Entrando a su casa con pasos débiles, decidió que necesitaba hablarlo con alguien o terminaría sin cerebro al exprimirlo buscándole el sentido a todo.

Por eso fue que unos 10 minutos después...

– ¡Te besó! Oh por dios, ¿enserio? – chilló Isa con su cara pegándose mucho a la pantalla – de acuerdo, que no cunda el pánico, cálmate

– Muy bien

– Necesitas estar tranquila

– Lo estoy

– ¡Tienes que serenarte Avi!

– ¡Estoy calmada Isabel!

Ambas se callaron y respiraron unos segundos para calmar la euforia causada por la situación. Isa se recuperó antes así que habló primero.

– Ya que ambas estamos serenas, repíteme lentamente todo lo que paso, no olvides detalles.

– Es que no sé qué sucedió realmente, estábamos en la gala y empezó a comportarse extrañó, luego me llevo a casa, dijo cosas aún más extrañas, bajé del auto, bajo conmigo ¡y me besó!

– ¡Oh por dios!

– ¡Lo sé!

Ambas retomaron los chillidos y gritos de felicidad haciendo que la voz de la tía Patsy gritara que le bajaran al escándalo.

– ¿Tu qué crees que signifique Isa?

– ¿Enserio lo preguntas? – rodó los ojos con dramatismo – el hombre te quiere en su cama bajo sus sabanas, sudorosa y con la respiración entrecortada.

– No puede ser ¿o sí? Ay no lo sé – comenzó Ava a pasearse por la habitación dejando el celular en el tocador – ¿Qué sucederá mañana en la oficina?

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora