Epílogo

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Un labial Rouge Dior forever liquid, una sombra de ojos marca Chanel, un delineador waterproof matte, rímel que le regaló su suegra y unos aretes Tiffanny & Co que se había comprado a petición de su hermana.

Una hermosa diadema de flores que adornaban su negro cabello que caía con delicadas ondulaciones, un vestido blanco que cubría su pecho y sus mangas con encaje, un corte que acentuaba su cintura y una larga y pomposa falda que escondía un poco sus estilizadas caderas, junto a unas zapatillas blancas que tenían un pequeño broche dorado de catarina en el medio.

Ava estaba lista para casarse.

Los últimos meses de su vida habían sido una locura, entre el trabajo de la empresa, los preparativos de la boda y el tener que separar a Adam de Carlos cada que mencionaban las despedidas de solteros, todo había pasado como un nubarrón que la dejó mareada. Pero al fin había llegado el día, estaba lista viéndose al espejo mientras Amaia, o su mamá, como dijo que la llamara, le acomodaba la cola del vestido.

– Te ves preciosa Avi, nunca me imaginé como sería la esposa de mi hijo, pero igual si lo hubiera hecho, habrías llegado a superar todas mis expectativas.

– Gracias, tus palabras me quitan un poco los nervios.

– Así son las bodas cariño. Nervios, risa, llanto y felicidad, todo el paquete

– Omitamos el llanto – exigió Isa saliendo del baño acomodándose el vestido verde que llevaba como dama de honor – no podemos dejar que la novia y la madrina salgan con los ojos hinchados en las fotos.

– No te prometemos nada – le guiño el ojo su madre – ni siquiera el novio se va a escapar, te lo aseguro.

Luego de un último abrazo, su madre salió del cuarto y las dejó un momento a solas.

– Entonces, dime ¿fue o no fue buena idea mentir en tu curriculum?

Ava se rio ante la osadía de Isa, pero debía admitir que tenía razón. Sin el horrible plan de Isa y la desesperación de Cedric, ni ella estaría ahí mirándose en el espejo vestida de novia, ni Adam estaría afuera esperándola.

– Oye, y aun me debes mi casa en la playa, no se te olvide.

– Tomando en cuenta como se te han vendido tus cuadros desde que los exhibiste en la galería, creo que tu sola te puedes comprar la casa.

– Grosera.

Una vez terminaron de bromear y se aseguraron que todo estuviera en orden, Ava tomó su ramo y salió de la cabaña hacia el pasillo improvisado.

Al final se casarían en las cabañas donde un Adam sincero le confesó a una Ava borracha lo que sentía por ella.

Ahora el área donde estaba el río se llenó de sillas con adornos entre verdes dorados y blancos. Había pilares con enredaderas y carpas al fondo donde daría paso a la fiesta. La alfombra que bajaba por las escaleras llevaba directamente al área que decoraron con una pequeña plataforma, y en ella se encontraba el padre, Isa, Tamara, otras amigas de Ava como damas de honor, San, Edwin y en el centro, vestido de forma elegante y de esa manera tan imponente y masculina, estaba el Todo Poderoso.

Entonces inició la música y Ava tomó el brazo que le ofrecía Carlos para bajar.

Conforme avanzaba veía las sonrisas que sus amigos y familia le daban, y supo que su madre tenía mucha razón. Llanto y felicidad. Aquello era todo el paquete.

Una vez llegaron a la plataforma, Carlos tomó con fuerza su mano y después la puso en la de Adam

– Cuídala y protégela, Gueller. Mi hermanita es una en un millón.

– Eso planeo hacer.

Dándole un beso en la mejilla a su hermano, dejó que se pusiera al lado de Ed y entonces comenzó la ceremonia

– Queridos hermanos y hermanas, estamos hoy reunidos para celebrar la hermosa unión de estás dos almas, en sagrado matrimonio...

Ava hizo todo lo que habían ensayado, incluso pronuncio lo que le pidieron, pero se sentía en automático. Los nervios, la anticipación, la felicidad y el amor la volvían un cumulo de sensaciones que no cabían en su cuerpo. Ahora mirándose a los ojos, con sus manos entrelazadas y sus anillos en los dedos, sentía que estaba en un sueño.

– Adam Gueller ¿aceptas a Ava James como tu legitima esposa, para amarla y respetarla, quererla y serle fiel, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

– Acepto

– Ava James, ¿aceptas a Adam Gueller como tu legitimo esposo, para amarlo y respetarlo, quererlo y serle fiel, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?

– Acepto

– Entonces, por el poder consagrado por dios y la iglesia, los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Adam rápidamente la tomó en sus brazos y, con los aplausos y vítores de fondo, ambos se fundieron en un beso que borraba el pasado, que alegraba el presente y engrandecía un prometedor futuro.

– La amo señorita James – le sonrió aun sosteniéndola en un abrazo, con los ojos brillosos por las lágrimas.

– Y yo lo amo a usted, señor Gueller.

Una vez más sus labios se juntaron para que con ese beso se sellara una promesa que decía que el león y la catarina, vivirían felices por siempre.

1) Como Secretaria Para GruñonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora