El señor Gueller no volvió en lo que restó del fin de semana. Y no es que Ava hubiera estado esperando que apareciera, ni que su corazón hubiera dado un vuelco cada que la puerta se abría, ni mucho menos se decepcionaba cada que se daba cuenta que no era él.
Había estado intentando encerrar en lo más profundo de ella lo que sea que estuviera comenzando a sentir, porque sabía que lo único que lograría con aquello sería un destrozado y pisoteado corazón.
Una catarina que acababa aplastada bajo la suela de esos caros y lustrosos zapatos.
– Señorita James, vengo a sacar la muestra de sangre para realizar los últimos análisis – habló la enfermera con amabilidad.
Durante todo el lunes doctores y enfermeros habían llegado para hacerle estudios y demás, Ava se hubiera asustado por ello de no ser que el Gastroenterólogo le había dicho que solo era monitoreo de rutina para comprobar que los medicamentos y la dieta estuvieran funcionando correctamente.
– ¿Está segura? Ayer me dijeron lo mismo y me pincharon tres veces más.
– Una disculpa, puede quejarse de eso con los doctores, son ellos quienes siguen pidiendo muestras para analizar.
– Perdón – suspiro cansada – este confinamiento me está volviendo irritante.
No era el confinamiento, y muy dentro de ella lo sabía bien. El hombre se había estado portando con mucha amabilidad, quedándose todo el miércoles en el hospital, saliendo temprano del trabajo el jueves y cancelando sus citas del viernes, todo para poder estar con ella. ¿Y ahora ni una llamada? Esto no debía sorprenderle, ya le había pasado una vez, el Todo Poderoso se había vuelto una persona más tolerable, incluso amable, pero luego volvió a ser el mismo gruñón ruin que siempre había sido. La personalidad de ese hombre era como una montaña rusa.
– Es comprensible, y no se preocupe por mí, hay pacientes que tienen reacciones al encierro mucho peores.
Una vez la enfermera terminó de sacarle la muestra, se fue prometiéndole otra galleta de jengibre para el postre. Ava estaba pensando que hacer para distraerse de esa incomodidad sentimental que tenía, cuando su celular sonó.
– Hola Avi ¿Cómo está mi hermana favorita?
Ava sonrió genuinamente por primera vez en lo que iba de la semana cuando escuchó la voz melosa de Carlos.
– Estoy bien, pero si Isa se entera que me dijiste eso, estas muerto.
– Bueno, si se entera sabré quien fue quien se lo dijo.
– No tienes remedio – negó un poco poniéndose cómoda y recostándose sobre la cama – ¿Todo bien por allá?
De pronto la línea quedó en silencio y Ava tuvo que comprobar si aún seguía la llamada.
– La verdad Avi – habló Carlos luego de un rato – Me siento pésimo por haberte hecho esa llamada y pedirte ese dinero, estuve hablando con Isa y ella tiene razón, es un dinero que tú has ahorrado y que te costó ganar, no debí pedírtelo. Fue egoísta de mi parte.
– Por favor Carlos no pasa nada, ahora no lo estoy ocupando, no hay problema por ello.
La puerta de la habitación se abrió lentamente y el señor Belmonte entró con un ramo de girasoles y un globo de "recupérate pronto". Ava solo pudo saludarlo con la mano mientras continuaba con la llamada.
– Ese no es el punto Avi, es tu dinero, así que te lo voy a regresar. Conseguí un nuevo empleo, así que tengo la mitad de lo que me diste, pero dame unos días y yo...
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1) Como Secretaria Para Gruñones
Roman d'amourAva no tiene empleo y sus pagos atrasados la están obligando a ir con un currículum falso a la corporación Gueller a pedir el puesto de secretaria. Sin experiencia y con solo las ganas de trabajar para mantenerse a flote, Ava es sin duda una mala op...