Renacer en otro mundo.
JiMin jamás espero que eso sucediera.
«Amor u Odio»
El mar de sentimientos de dos almas se desenfrena. Y una nueva historia, llena de misterios y romance se desencadena.
¿Te atreves a leer su historia?
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El sonido de los tambores, los instrumentos de viento y la risa se podía escuchar desde varios cientos de Li.
JiMin despejo la cortina del carruaje y pudo ver que tras los muros que resguardaban la ciudad imperial, había luces encendidas y las linternas en el cielo brillaban como las estrellas mismas.
— Están esperando tu regreso. —Comento el peli platinado.
YoonGi sonrió. —No solo el mío, el de todos.
JiMin nego. —Ellos no saben que yo fui en tu compañía.
Min sonrió de lado. —Pero pronto lo sabrán, realmente te viste imponente en esta batalla.
JiMin negó divertido. —Luchar hasta la muerte es algo que...
Las palabras se quedaron atascadas en su garganta. Era un nudo que siempre estuvo alojado allí, sin poder salir.
Ciertamente una batalla hasta la muerte era su día a día, mientras intentaba sobrevivir en ese mundo, donde el fuerte es el que está en la sima de la pirámide alimenticia.
Inclusive, luchar por comida era algo que solía hacer en casa. Tener un tiempo de tres comidas para él, no fue tan fácil.
— ¿JiMin, qué pasa? —Yoon preguntó, colocando una man sobre las del demonio zorro.
El peli platinado negó y no continuo hablando más de ese tema.
— No es nada.
— Estas seguro? —El hombre volvió a insistir.
JiMin se exaspero y alejo sus manos de las del hombre, resoplando molesto.
— Sí digo que no es nada, es por eso. Porque no es nada, ¿bien?
YoonGi guardo silencio y suspiró. El temperamento de su consorte era tan voluble. Le sonrio levemente y no volvió a insistir en ello, para evitar los cambios de humor de su amado.
Un palito de incienso más tardé.
— DaWang hemos llegado. —Uno de los generales hablaron fuera de la puerta del carruaje.
— Bien.
YoonGi acomodo su vestimenta. Tuvo que colocarse una capa más en su cuerpo, las túnicas de dragon eran tan complicadas que JiMin se había desesperado al ver al hombre usar tantas capas sobre su cuerpo.
— Mi Aifei, vamos.
Min YoonGi le tendió una mano y el mayor dudo un poco, sin embargo, después de pensarlo a fondo, ignoró sus pensamientos y tomo la mano del peli negro.
El emperador fue el primero en bajar, la gente vitorearon al ver a su Emperador, sin embargo, vieron a su señor extender la mano hacía el carruaje y luego una mano exquisita y blanca se coloco sobre la del soberano.
