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LeMin se acurrucó fuertemente mientras intentaba dormirse y asi olvidar el dolor que invadia su cuerpo. Estos últimos días habían sido una tortura para él. Ni sus tonicos podian calmar la calor que lo quemaba fuertemente.

La puerta fue tocada.

— LeMin... ábreme la puerta. —JiaoMin gritó al otro lado de la puerta.

El cuerpo de LeMin se estremeció al escuchar su voz.

— Padre te envio algo, dijo que te ayudaría. —JiaoMin dijo al otro lado.

Unos momentos después, se escuchó los suaves pasos provenir del otro lado del cuarto y la puerta se abrió solo un pequeño espacio, un brazo hermoso se extendio desde fuera.

JiaoMin entrego la pequeña bolsita que su padre había enviado, expelia un aroma tranquilizador, cuándo LeMin olio el aroma retiró rápidamente su mano y la puerta se cerró rápidamente, sin darle tiempo a JiaoMin de hablar.

— Por favor, cuida de tu cuerpo. Hay una epidemia en el pueblo vecino, debes mejorar. —LeMin que escuchaba la diatriba de su hermano, lo ignoró.

Se llevo la bolsita perfumada a su nariz y luego la abrió. Adentró habían cinco bolitas color café, sabía lo que eran. Su padre debe haber buscado mucho o molestado en este caso, al valle medico del clan, para que le dieran estos supresores de calor.

No sabía porque le pasaba esto, pero sus ciclos de calor venían  con la luna pero no se iban con ella, prevalecían por dos o tres días más. Era una pesadilla. Su pesadilla de cada luna.

JiaoMin al otro lado suspiro y luego colocó su frente contra la puerta y cerro sus ojos.

— Hasta luego, Min-er.

Después de un rato, se retiró lentamente de la puerta y se fue. Tenía trabajo que hacer, su padre le había dado una misión y debía cumplirla en menos de un mes. Tenía el tiempo contado.




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Demonio y Emperador ; ©YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora