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JungKook tenía su cabeza gacha y sus cabellos caían sobre sus hombros, había un aura de cansancio que lo rodeaba, entre sus manos yacía otra mano más, casi helada y semi huesuda. Sus ojos tenían dos grandes bolsas oscuras que denotaban las noches sin dormir y los días sin descanso alguno.

— Segunda Alteza... El médico está aquí. —Un pequeño soldado aviso desde afuera de la carpa.

— Dejalo venir. —Respondió con voz ronca.

JungKook no alzo la cabeza cuando escucho los pasos cerca de la cama, sus ojos nunca dejaron de ver a la persona que estaba inconsciente, postrada en la cama, con una gran venda cubriendo su pecho.

— Príncipe... Puede —El médico trato de colocarse cerca del hombre inconsciente para ver la herida, sin embargo, JungKook no se apartó dificultándole las cosas al médico.

— Alteza, por favor. —Suplico el médico.

JungKook por fin respondió y se movió, dándole espacio al médico para ver al joven postrado en cama.

El médico comenzó a retirar la venda, el primer fajo no estaba manchado de sangre, sin embargo, el segundo ya tenía leves manchas de sangre. El corazón de JungKook tembló ante aquello y sus puños se apretaron fuertemente.

El médico estaba sudando profusamente mientras retiraba las vendas manchadas de sangre. Sus viejas manos temblando a cada desdoble, la herida pronto se fue revelando. Había un gran corte de espada en su pecho, la herida había sido tratada al instante así que no había pus supurante, sólo la sangre seca que se pegaba a la venda. La herida había comenzado a formar costra, muy pocas pero que fueron de alivio cuando el médico las observó.

JungKook tenía la mirada clavada en la fea y enorme —para él– herida. Sus ojos se encogieron al imaginar cuán doloroso debió haber sido. Y no puede evitar apretar los dientes de la rabia.

— La herida esta formando costra correctamente, la limpiaré un poco y volveré a colocarle el ungüento para ponerle las vendas nuevas —Explico el médico, mientras cuidadosamente hacia lo que dijo anteriormente—. Posiblemente despierte por la noche, Alteza.

JungKook no respondió, simplemente se quedó viendo todo el proceso, no había ninguna expresión en su rostro. Cuando el médico terminó, se inclinó hacia él y luego salió de la carpa, dejando solo a ellos dos dentro.

JungKook camino hacia la cama y se sentó en la butaca nuevamente, tomo entre sus manos la mano delicada del joven y se la llevó a sus labios, depositando un suave y afectivo beso.

La mano que había estado sin movimiento durante tres días, por fin tuvo una reacción, JungKook se congeló en el acto y su mirada recorrió la mitad superior del cuerpo hasta llegar al rostro pálido del joven. Sus pestañas temblaron suavemente y luego, aquellos ojos que habían estado cerrados fuertemente, se abrieron paulatinamente, hasta poder por fin enfocarse.

Demonio y Emperador ; ©YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora