Los días transcurrieron rápido y pronto Anthony se vio haciendo su equipaje para ir a la escuela de artes, ya conocía el edificio enorme de estilo gótico, con una parte en la nueva entrada recién remodelado y de estilo moderno, donde una serie de paneles permitía a los transeúntes y a quien llegaba, ver contenido variado de lo que se hacía en la universidad o de las exposiciones en curso en la parte de la galería.
Cuando se mudó "de vuelta" a la casa de sus padres, relativamente cerca a la escuela de arte y a unos 5 km al noreste de Oxford, Muriel estaba con él. Era una casa hermosa, grande, espaciosa, de estilo georgiano, que estaba cerca de la única iglesia de la Villa, de estilo gótico y renovada por ultima vez hacía al menos doscientos años.
Cuando llegó al umbral de la puerta, fue como si lo golpearan una oleada de recuerdos, por un momento sintió como si de golpe entrara una serie de información a su cerebro, secuencias de imágenes y tuvo una especie de mareo que lo hizo tambalearse por unos segundos. Tuvo que sentarse en los sillones aun cubiertos por mantas blancas, respiró profundo una serie de veces como solía hacerlo cuando estaba nervioso y necesitaba calmarse. Luego fue como si su mente encontrara claridad y de pronto ahí estaban imágenes borrosas de su madre llamándolo, de la silueta lejana de su padre, y los últimos recuerdos eran de su tía Juliet corriendo tras él junto con la niñera para cambiarlo y poder dar inicio a las ultimas clases del día. Sonrió.
Muriel lo observaba desde la cocina y levantó una de sus manos moviendo los dedos levemente, como si buscara con un milagro hacer que la mente del chico encontrara un punto de paz. Desempacaron las cosas, desempolvaron todo, la biblioteca de la casa era enorme y justo al lado, el estudio de su padre que pasaría a ser su estudio de arte.
Su habitación estaría en el segundo piso, justo arriba de la biblioteca. Cuando subió, por un momento no reconoció en absoluto el lugar, luego la misma sensación de mareo y posteriormente claridad. El tapiz de la pared no había cambiado, tonos azulados que permanecían con color vivo pese al tiempo. Había aún un cuadro de patitos en una de las paredes y en un estante, viejos libros de cuentos infantiles. En una repisa, una foto réplica de la que tenía la tía Muriel en la librería, el no había reparado en el detalle de las dos figuras que estaban en los extremos, aunque ya había visto la foto antes, ahora mismo, sentía como si la viera por primera vez. Una de las figuras era bastante similar a él, se sentía como verse a si mismo pero con anteojos negros y con un poco más de edad, el mismo cabello rojo pero en otro estilo, la misma postura al estar de pie. Y al otro extremo una imagen vestida en tonos crema, cabello rubio y ondulado ¿era la figura que había visto por tanto tiempo en sus sueños o solo se parecía?
Corrió escaleras abajo para toparse con Muriel acomodando la cocina y sentía de nuevo el mareo mientras lo hacía
- Tía ¿Quién es él? – Preguntó al tiempo que apuntaba una figura en uno de los extremos en la foto.
- Cariño, ya te lo había dicho antes. Es nuestro tío, el señor Fell. Bueno, en realidad, más mi tío directamente que el tuyo. – Le respondió el ángel tratando de mantener un tono de calma aunque la pregunta le había tomado un poco por sorpresa.
- No lo recuerdo.
- No y es normal. Creo que nunca le has visto antes pero él es el dueño original de la librería, eso si lo hemos platicado antes. – Seguía habiendo un tono extraño en la voz de Muriel, como si tratara de convencerse también a ella misma con sus respuestas.
- Ya veo. ¿Está vivo aún? – Esta vez había un tono de nostalgia en la voz del chico.
- Naturalmente, pero se encuentra lejos. ¿Por qué de pronto preguntas por él? – Enarcó una ceja y esperó una respuesta sin perderlo de vista.
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Imborrable: Una Historia De Good Omens
FantasyLa realidad se altera esta vez pero por intervención celestial ¿El plan desesperado de un ángel enamorado podrá resultar? Un artista humano con reminiscencias de una presencia que visita sus sueños. Hay cosas que nada puede borrar. "Al final, las a...