6.- El resplandor del 5to amanecer

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El cambio no fue inmediato, Azirafell trasladó a Crowley a la que sería su habitación en el segundo piso de la librería, este durmió durante al menos 4 dias seguidos en los que le observó ir cambiando su aspecto físico hasta tomar el aspecto humano que correspondía a su nueva vida.

En la mañana del quinto día, Anthony despertó, su habitación en el segundo piso de la librería. Le parecía que era la habitación más perfecta que hubiera podido desear, llena de libros y posters antiguos de películas y figuras espaciales. Al lado de su cama estaba en un marco dorado con detalles de grabados florales una foto de sus padres. Desde que tenía memoria, todos le decían que se parecía mucho a su padre aunque el prefería creer que se parecía más a su madre y ahora que se había mudado con la tía Muriel, se preguntaba por qué su madre y ella eran tan físicamente distintas. Pero bueno, eso no era algo a lo que le diera mayor importancia, su tía era un ángel en todo sentido para él y estaba adaptándose a su nuevo hogar o al menos eso recordaba.

Se apresuró a lavarse la cara, se miró largamente en el espejo, por un momento sintió como si se estuviera viendo por primera vez, aunque eso obviamente era una tontería. Era un chico un poco alto para su edad, delgado, de tez blanca, cabellos rojizos como los de su padre y ojos color miel, hermosos y luminosos como los de su madre. Hacía 7 años que había perdido a sus padres en un accidente de coche y desde entonces había vivido en su casa de campo al cuidado de su antigua niñera y de la hermana mayor de su padre, sin embargo, la tía Juliet había fallecido recientemente y era por eso que él vivía ahora con la tía Muriel a quien apenas había conocido. Casi no recordaba nada de sus padres y de no ser por el retrato que siempre estaba al lado de su cama, probablemente no recordaría como lucían.

Había sido educado en casa desde que tenía memoria y ahora la tía Muriel al parecer seguiría con dicha tarea y lo facilitaba todo el hecho de que ella tenía una librería y sabía mucho de todo, para Anthony, se había vuelto en su persona favorita muy rápido.

En su mente llevaba dos días de haber llegado con la tía Muriel y ese día reanudarían probablemente sus clases en casa. Aún podía seguir siendo educado así hasta los 15 años aunque se preguntaba si la tía Muriel lo continuaría educando hasta entonces o si al llegar el término de año solicitaría las pruebas para poder matricularlo en una escuela como muchos chicos de su edad.

Bajó las escaleras y encontró a su tía en su escritorio detrás del mostrador principal de la tienda y al parecer platicaba con un par de personas.

Se acercó y notó a dos mujeres aparte de su tía y saludó dando los buenos días lo que hizo que las tres personas voltearan a verlo, notó entonces la expresión de sorpresa en los rostros de ambas que al tiempo se quedaron sin habla por un momento hasta que Muriel cortó el breve silencio.

- Anthony acércate, tienes que conocer a unas personas. - Le dijo mientras le hizo un ademán con la mano.

El chico obedeció y se acercó con un poco de timidez y una sonrisa amable en su rostro.

- Nina, Maggie, él es mi sobrino Anthony, el hijo único de mi hermana Elizabeth y su esposo Joshua, recién se ha mudado conmigo. - Dijo Muriel al tiempo que dirigía su mirada al chico que se acercó y ofreció su mano a cada una de las mujeres que seguían sin hablar hasta que, de las dos, la rubia rompió el silencio.

- Es un gusto jovencito. Yo soy Maggie de la tienda de discos y ella es Nina y es dueña del café del frente.

La aludida Nina seguía mirando al chico como si no pudiera creer lo que veía.

-Mucho gusto señoras, mi nombre es Anthony Joshua Crowley y estoy a su servicio.

- ¡Crowley! - dijo Nina, rompiendo su silencio al fin, al tiempo que pensaba en lo formal y tal vez un poco anticuado que había sido la forma de responder del chico para la edad que aparentaba.

- Anthony querido ¿Por qué no te adelantas a desayunar? ya está todo servido en la mesa de la cocina - dijo su tía y el chico dijo adiós con la mano mientras se alejó obedeciendo, sonriente.

Entonces llovieron las preguntas. ¿Crowley? ¿Que tan común podía ser ese apellido? Ese cabello rojo, no era nada común y el parecido con el Crowley que ambas mujeres conocían, era asombroso aunque evidentemente nada que ver la edad. Entonces se preguntaban si tendría algún parentesco con el otro Crowley, aunque Muriel había dicho que el padre del chico se llama Joshua. Y por cierto ¿Dónde rayos estaban el señor Fell y su pareja?

Todo era bastante raro.

Imborrable: Una Historia De Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora