15.- El resplandor bajo la luz de la luna

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Las primeras semanas en la universidad agregaron a la vida de Anthony una mezcla de "atareada y sumamente interesante" corría de una clase a otra, leyendo y aprendiendo todo lo que podía, iniciando por historia del arte y de ahí empezando con las bases del dibujo antes de pasar siquiera a la teoría de los grandes maestros. Distribuía su tiempo lo más que podía sin embargo el tiempo libre que le quedaba era bastante reducido pero no era del todo malo, hacía lo que amaba. Un par de sus compañeros bromeaban con él con que sería un buen modelo para los retratos si un día quería, él solo sonreía. Empezó a usar gafas, realmente no las necesitaba pero en ocasiones sentía un poco cansados los ojos, más durante el día y le lastimaba un poco la luz del sol, entonces optó por un modelo con filtro fotocromático. A veces entre semana se quedaba con Henry en su apartamento dependiendo del tiempo. De nuevo era el ultimo año para este, lo que lo hacía un año duro y ocupado, entre prácticas y la escuela, apenas y tenía tiempo para dormir y los pocos fines de semana libres que tenía los dividía entre pasarlos con Anthony o ir a visitar a sus padres. Su relación iba floreciendo.

La madre de Henry, Lilian entendió las elecciones profesionales de su hijo después de mucho conflicto y Marcus como siempre, estaba con ella. Ambos adoraban los fines de semana en que llegaba a casa y aquellos en que Anthony lo acompañaba, les parecía tan feliz que esa sensación inundaba la casa y parecía que permanecía con ellos hasta la siguiente visita. Hacían una pareja hermosa, dos jóvenes talentosos cada quien en lo suyo. Aunque a Lilian con su mirada tan inquisitiva, a veces le parecía que Anthony era diferente, un tanto distante, no indiferente, solo tal vez un poco más reservado. Temía que su hijo no fuera amado como él lo hacía por su compañero, aunque sin atisbo de duda el amor de él sobraba para los dos, la situación en general le daba cierto aire de intranquilidad ocasionalmente.

A los chicos les gustaba dar largos paseos, salir a cenar cuando podían y escuchar música juntos. Henry era un excelente modelo también para los cuadros de Anthony, quien para no quitarle tanto tiempo posando, le tomaba fotos de todos los ángulos posibles para sus retratos o las composiciones de sus obras. Los fines de semana que Muriel no visitaba la casa por alguna razón, ambos se quedaban a dormir en la sala las noches de los viernes, quedándose a ver películas o leyendo algo para concluirlo y tener libres el sábado y el domingo lo más posible; a Henry era quien se le daba por cocinar y Anthony cuidaba sus plantas. Mantequilla el gato se había acostumbrado pronto a la presencia del chico rubio-castaño, no tanto por él sino por otro visitante que también rondaba la casa. A su vez, era por el gato que Azirafell dejó de usar la forma de un ave azul para visitar a Anthony por las noches.

Uno de esos viernes que veían la televisión, Henry terminó de leer un libro y concluyó un ensayo de su última clase, apagó el ordenador y fue a la cocina por agua, Anthony dibujaba en su sketchbook más pequeño un par de trazos rápidos de objetos al azar que viera en el televisor, lo hacía para practicar. Cuando Henry se levantó hacia la cocina, él se levantó también siguiéndolo y apagó el televisor. Tomó una manzana del frutero, abrió la puerta de atrás y le ofreció ir al invernadero a caminar, la noche era cálida para la fecha del año y la luna se veía maravillosa.

Henry sentía a veces que Anthony le ocultaba algunas cosas sobre sus sentimientos, trataba de no conflictuarse con aquello, pero a veces terminaba creyendo que el pelirrojo estaba con él solo porque no había conocido a nadie más o porque no tenía tantas habilidades sociales para conocer a alguien más o para permitir a otra persona entrar en su círculo mas cercano, esos pensamientos a veces lo lastimaban más de lo que quería. Se sentía correspondido, si, pero le daba la impresión de que no con la misma intensidad. Él entendía que no todos expresan sus sentimientos de la misma forma y eso no quiere decir que no los tengan o no sean reales. Lo entendía, pero eso no evitaba que le doliera. Trataba de no pensar en todo eso cuando estaba con Anthony, y a veces cuando su propia mente lo abrumaba, de pronto llegaba el otro y lo abrazaba por la espalda o le daba un beso en la frente y le borraba la duda.

Imborrable: Una Historia De Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora