30.- Confrontación

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Azira entró de nuevo a la habitación, un Crowley que mantenía toda su apariencia humana le aguardaba con impaciencia sentado en el borde de la cama pero ahora ya vestido y limpio, ya ni siquiera llevaba un vendaje, a Azira le pareció que al fin se había quitado de encima el olor a hibrido que le había dejado Black en la piel y que apenas era perceptible para el resto pero que a él lo golpeaba hasta lo más profundo.

- ¿Vas a decirme entonces que está pasando? – Crowley lo miraba sin perder el contacto visual ni un solo segundo, el hombre era definitivamente parecido a Henry o ¿en realidad Henry era parecido a él? -- ¿por qué siento que te conozco pero no te recuerdo?

- Porque me conoces. – Lo interrumpió Azira - Escucha, esperaba que cuando despertaras pudieras recordar algo más pero no sabía como sería. Hay mucho que decirte, muchas cosas que debes saber pero por lo mismo, no se bien por donde empezar.

- Escucha ¡Esto es irritante! En mi cabeza por mas que busco en mis recuerdos, solo tengo de ti mis sueños y de anoche casi no recuerdo nada – Había empezado a subir la voz y movía sus manos ansioso - ¡ESTO ES UNA BASURA ABSOLUTA! Siento que hay cosas ahí que debería saber, que debería poder ver pero ¡NO PUEDO! ¡Estoy tan confundido! ¡Me duele pensar! ¡AQUÍ! – Dijo tocándose la cabeza, apretando con ambas manos - ¡Como si hubiese cosas que no puedo ver, que no caben en este momento en mi mente! – Se paró de pronto de la cama y se acercó a Azirafell que no retrocedió un solo paso, quedaron mirada con mirada y con la voz llena de enojo y a la vez un ruego doloroso le dijo -- ¡Así que encuentra por dónde empezar!

- Anthony siéntate. – Ordenó Azirafell y el chico de pronto, sintió que debía obedecer y retrocedió un par de pasos. – Voy a decirte la verdad y es esta. Si, me conoces, nos conocemos de toda una vida y ocurrieron una serie de cosas que hicieron que nuestras vidas cambiaran. Voy a contarte todo, te lo prometo. No se por qué me veías en tus sueños, se supone que no podrías, que no debería haber rastro de mi ahí, pero permaneció, y esos recuerdos han estado ahí borrosos y un poco ocultos y aparentemente puedes acceder a ellos cuando duermes.

- ¡Oye, mis sueños son una completa locura! ¡Que me digas que son reales todos ellos o que son recuerdos no me ayuda! ¿A caso eres una maldita alucinación? ¿ya por fin estoy loco y en una habitación de paredes acolchadas en vez de mi cuarto? O ¿Qué clase de broma es esta?

- No, no soy una alucinación y tampoco es una broma. ¡Soy un ángel!

Hubo un momento de silencio, Crowley lo miró apretando el entrecejo y los puños como si hubiera querido golpearlo pero volvió a sentarse.

- ¡CLARO! ¡Y YO SOY LA MALDITA CLEOPATRA! – Dijo en tono sarcástico y visiblemente molesto

- No y comprendo que estés molesto pero...

- ¡Pero nada! – Lo interrumpió - ¿Vas a decirme la verdad o vas a seguir jugando conmigo? ¿Qué dirás ahora? ¡Que mi tía Muriel también es un ángel!

- Esas son solo palabras que salen de tu boca sin pensar que pueden ser reales. ¡Por favor escúchame! Trata de tranquilizarte.

- ¡No me pidas que me tranquilice! ¡DIME LA VERDAD!

- Si, Muriel también es un ángel y Sachiel igual. Yo, hice todo para protegerte y...

- ¿Y ahora el mundo está lleno de ángeles y demonios? ¡No me digas! ¡Que suerte saberlo! ¿Protegerme de qué? ¿Ahora que vas a inventar? ¿Yo también era un ángel?

- No exactamente, eras lo opuesto. – Azirafell mantenía o al menos trataba de mantener el tono de calma en su voz mientras Crowley parecía más errático.

Imborrable: Una Historia De Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora