19.

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PETE:

El ruido de un gruñido hizo que me despertara de mi sopor. Abrí los ojos poco a poco, sintiendo como mi cabeza estaba mareada y aturdida por completo. ¿Dónde mierda estaba? ¿Qué mierda había pasado? Intenté recordar, pero solo un dolor apareció en la parte posterior de mi cabeza y las imágenes que surcaron mi consciencia de una manera mordaz.

Vegas.

Ese fue el nombre que salió de mi boca.
-Me alegro que hayas despertado - dijo una voz muy conocida para mí. Ladeé el rostro y me topé con un par de ojos celestes cielo. Estaba amordazado, sus manos estaban sujetas con una especie de grillete, alzadas y en una posición incómoda.

-Que mierda...

-Estamos en el territorio enemigo. No pude defenderme -explicó dándome una mirada demasiada cansada-. No pude pelear, temí que algo te sucediera.

Mi corazón se encogió
provocándome un dolor en el pecho.

No quería involucrarme con él;
Pero una parte de mí, no quería alejarse.

Algo extraño me empujaba hacia él sin quererlo. Algo enigmático, algo electrizante y mágico.

Hermoso hombre lobo.

Voluble e idiota.

Me levanté sin problemas, no estaba amordazado como él lo estaba. Por suerte, me habían dejado solo acostado sobre un catre viejo y asqueroso. La habitación en la que estábamos era deprimente, parecía un especie de tugurio mal oliente.

Caminé hacia él, y me situé enfrente de su persona.

A pesar de lo golpeado y cansado que estaba. Era demasiado atractivo, ¿por qué mierda tuve que involucrarme con él? Hubiera preferido seguir ignorante sobre el tema de los hombres lobos, no saber para nada que mi mejor amigo estaba embarazado de uno, ni que existían, como lo hacían en las novelas de fantasía que leía de adolescente.

Sin embargo, ahí estaba frente a él.

A un hermoso y odioso hombre lobo.

-Eres un idiota.

-Resopló y sonrió de medio lado--.

-No creo que estemos en posición de insultarnos. No tengo ganas de pelear contigo -refutó con sus ojos celestes-. Prefiero ingeniar un plan para salir de aquí.

-Un idiota muy desesperado.

-Pete, no quiero.... -No terminó de hablar, ya que mis labios cayeron encima de los suyos. Al principio quedó quieto, pero luego comenzó a mover sus labios suavemente. No era el tipo beso devorador, sino era un beso demasiado dulce, abierto y lento.

Atrapé su rostro con mis manos, mientras con mis pulgares le acariciaba el corto de sus mejillas.

Lo escuché suspirar y derretirse por completo.

El plan no era tener sentimientos profundos hacia él. Desde el principio me prohibí tener algún indicio de emociones íntimas, nada que tuviera que ver con el amor. Me bastaba la lección que me había dado la vida con mi ex, no quería otra similar, no buscaba llenarme de dolor emocional, lo que buscaba realmente era alguien que me amara sin importar nada.

A alguien sincero y que diera todo de sí.

A mi pingüinito.

No a un hombre lobo voluble.

-No debes enamorarte de mí, Pete- susurró en mis labios. De nuevo estaba que repetía lo mismo que antes.

-No estoy enamorado de ti, idiota - - contesté con un suspiro. Apoyé mi frente con la suya y suspire hondamente-. Nunca me enamoraría de un idiota voluble como tú.

-Eso no te lo creo.

-Pues deberías de hacerlo. -Sonreí levemente. Ya no lo repitas.

-Debo de hacerlo. Temo que te enamores de mí. No soy el adecuado. Estoy podrido, Pete -dijo como si le doliera al hacerlo. Tengo una herida muy grande en mi alma.

-¿Qué herida es esa? -pregunté, mirándolo con detenimiento. Él solo negó con la cabeza-. Vegas, toda herida tiene cura. No creo que la tuya no la tenga.

-Los seres humanos normales, nunca van a entendernos a nosotros, los hombres lobos -Suspiró y me miró con demasiado dolor. Pude sentir en el pecho ese nudo apretando mi corazón. La tristeza invadió como plaga en lo más profundo de mi alma.

Y lloré.

Esa emoción se hizo física en mí. Las lágrimas resbalaron por mis mejillas, empapándola de aquella emoción oscura. Ni yo mismo lo entendía, mi cabeza se puso confundida. No solo el hecho en que estaba sintiendo ese remolino de emociones, sino que yo no lloraba frente a un desconocido.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora