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PETE:

Pete, eres hermoso. Estás hecho para mí. Solo para mí -farfulló con excitación. Moví un poco mi cuerpo, sintiendo sus labios en mis botones rosados. Su lengua caliente, se movió de forma deliciosa, haciendo que mi intimidad estuviera preparada para él-. Eres mío.

-No soy tuyo, idiota -mordí mis labios, quería tenerlo dentro de mí-. Vegas...

-Silencio. Deja saborearte hasta cansarme. Aunque... No creo que me canse en ello -declaró. Gemí, sintiendo toda su boca en mi pecho. Su otra mano, movía mi otro botón rosado con sus dedos. Era un suplicio,  demasiado devorador. excitante, Muchas emociones circulaban por todo mi cuerpo.
Cambió de lugar con mi otro pecho. Apreté las manos hacia la sábana, haciendo un puño. Sentí como tomó mis boxer, y los bajó suavemente por mis piernas, sin despegarse de mis pechos.

Y lo hizo.

Estaba desnudo en la cama, con él acariciándome todo el cuerpo. Dejó mis pechos y se alejó un poco de mí para contemplarme. Sus hermosos ojos celestes cielos, estaban demasiados oscuros, y su respiración era profunda.

-Hermoso hechicero -susurró entre dientes. Se sacó su pantalón, sin apartar su mirada de mi cuerpo. Rápidamente pude verlo desnudo. Y vaya que lo vi, su erección era notoria en su ropa interior. Quería ver esa parte de el
-Yo te lo quitaré -solté, lamiendo mis labios. Él soltó un pequeño gruñido. Lo miré con el ceño fruncido - ¿De nuevo?

-Lo siento. Mi parte lobo está demasiado inquieto. Por eso los gruñidos -articuló apretando los labios-. Hazlo.

Sonreí con picardía.

Gateé por la cama, yendo hacia su ropa interior. Fui al dobladillo y lo bajé. Rápidamente se hizo lucir su grande y perfecta erección.

La palabra que buscaba era: Dotado.

¿Signo de hombre lobo?

Antes de poner mis labios en su erección, hizo recostarme con él encima de mí.
Me besó el cuello, mordiéndolo y succionarndolo. Me moví inquieto, sintiendo el rose de su intimidad con la mía. No sabía si eso iba a caber ahí, pero lo quería dentro de mí.

-Entraré suavemente en ti -dijo, mordiendo mi oído. Lo haré tan suave y a la vez duro.

Gemí.

Ya no importaba nada.

Solo él y yo, en nuestra noche de ceremonia de lazos.

VEGAS:

Lo tomé de la cintura, sintiendo la piel desnuda en las palmas de mis manos. Tragué saliva, estaba a punto de dejarme llevar por mi parte lobo. Pete estaba desnudo para mí, me uniría con su cuerpo, sintiendo cada parte de su interior. Nunca lo había hecho sin preservativo, y estaba a punto de experimentarlo en carne propia.

Delicia.

Eso era el para mí. Una agonía deliciosa que estaba demasiado tentador en mis brazos.
Dirigí hacia su entrada húmeda y toqué el centro, haciéndonos solo gemidos. El mordió sus labios. Su pecho subía y bajaba a medida que respiraba.

Y entré suavemente, deleitándome de la humedad de su interior. Mordí mis labios para no gruñir, lo podía sentir claramente todo. Sus paredes lleno de deseo, y exquisitez. Todo lo podía sentir.

-¡Oh Dios mío, Pete! -Lo tomé de las cinturas, el estaba intentando moverse-. Alto. No te muevas.

-Te necesito, Vegas.

-Oh lindo. Yo también, pero en este momento, quiero tomar el control. Lo miré con los dientes apretados-. Mi parte lobo, quiere salir.

-Déjalo salir. Por favor, Vegas....

Sus ruegos eran melodía para mis oídos. Ya no podía hacer nada, su demanda sería tomada de una manera demasiado salvaje.

Eso fue lo que hice.

Saqué mis manos de su cintura, y comencé a moverme dentro de el. Escuché sus gemidos, su espalda se arqueó deliciosamente. Todo su cuerpo se estaba empezando a sentir caliente por su temperatura corporal.

Puso sus piernas alrededor de mi cadera, incentivando a que fuera más rápido. Y eso fue lo que hice, comencé a moverme más voraz, más hambriento, queriendo ir más profundo de su cuerpo.
El ruido de salpicadura y de piel chocar, eran los únicos ruidos que hacían eco por todo el cuarto. La cama se movió al compás de nuestros movimientos.

-Más profundo...-gimió mi chico. No esperé más y alcé una de sus piernas a mi hombro. Y comencé a moverme más fuerte, sacándole pequeños grititos de placer. Faltaba poco para explotar dentro de el, tan poco-. ¡Oh Dios!

Salí de el, sacándole un gemido de incomodidad. Sonreí, y rápidamente lo senté encima de mí. El lamió sus labios y con sus manos, hizo que mi masculinidad, entrara en su cuerpo. Nuevamente gemimos. Esta vez, el comenzó a moverse deliciosamente. De arriba hacia abajo. Moviéndose en círculo, sacándome gemidos fuertes de placer.
Sus manos las puso sobre mi pecho y sus caderas empezaron a moverse rápidamente.

Era la primera vez que estaba demasiado excitado, por primera vez estaba a punto de correrme con solo mirar sus movimientos intensos.

-Cerca....Muy cerca, querido murmuré, levantándome y sentándome con el encima de mí. Tomé sus caderas y lo empecé a mover más fuerte-. Lo dejaré salir, Pete.

-Sí....Sí...

Los movimientos fueron más erráticos y demandantes. Conté en mi cabeza las veces que subía y bajaba deliciosamente.

Uno, dos, tres, cuatro y llegué.

La explosión fue tan fuerte, que mordí su cuello, sacudiéndome dentro de el. Por su parte, también lo hizo, lo sentí apretar por dentro, exprimiendo toda mi masculinidad. Ambos quedamos temblando y sudorosos por el acto sexual.

El se alejó de mí y me besó tiernamente los labios, para luego abrazarme cálidamente.

-Eso fue espectacular -dijo el entre jadeos-. No pensé sentirlo tan claro.

Solté una pequeña risa y besé su hombro.

-Lo sé. Al fin pude sentirte por completo -refuté con una sonrisa en mis labios-. Quiero otro más.-¿Otro? Oh hombre, deja recuperarme del primero. Todavía estás dentro de mí, y puedo sentir clara..... ¡Vegas! -El se alejó un poco y me miró algo sorprendido. ¿Tan rápido te recuperas?

-Otra cualidad de hombre lobo.

-Pensé que sus cuerpos eran similar a los humanos. Normalmente luego de tener relaciones, los hombres quedamos sensibles en esa zona. Señaló con su dedo en la unión de nuestros cuerpos. Solo me reí y moví un poco, sacándole un jadeo-. Eres demasiado me sorprende.

-Eso no deberías de decirlo, querido. -Me cerní en el, cambiando de lugar. Ahora estaba encima de su cuerpo. Quiero más de ti.

-Eso no lo puedo negar. Yo también quiero más de ti. Mucho más sentenció, besándome apasionadamente. Nuevamente me moví suavemente dentro de el, esta vez había más humedad, facilitando más los movimientos.

Lo hicimos en diferentes posiciones, sacándonos varios gemidos y complaciendo a nuestros cuerpos.

No era solo sexo, sino algo más que eso.

A cada éxtasis, nos besábamos o abrazábamos. Cosa que no había hecho nunca en mi vida.
Todo lo estaba experimentando con el. Con Pete. Y eso me llenaba de alegría, tanto que dentro de mi cabeza, comenzaba a imaginar cómo sería verlo embarazado de mí, de un cachorro.

Sería hermoso, de eso no hay duda.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora