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PETE:

Llegué a la sala, donde estaban Kinny Porsche sentados en el mueble. No podía más, mis piernas estaban temblando, a punto de colapsar al suelo. Todo mi cuerpo parecía una gelatina. ¿En qué momento pasó eso? ¿Por qué tuve que soltarle mis sentimientos de la nada?

Verlo que estaba nombrando a su mate en medio de sueños, hizo que me doliera demasiado el corazón. ¿Desde cuándo me sentía así? No entendía nada, solo sabía que le había dicho mis sentimientos hacia él.
Solo actuó como el malo de la película, como siempre.

-¿Pete? -La voz de Porsche, me
sacó de mi mar de pensamientos.
Al verlo, pude apreciar su mirada
de preocupación, se le estaba pegando
lo maternal rápidamente. ¿Pasa
algo?

Sí, pasaba de todo.

Mi cabeza era un torbellino que tenía nombre y todo.

-Creo que soy un idiota.

-¿De qué hablas? -inquirió algo asustado. Quiso pararse, pero fui hacia el para calmar sus miedos innecesarios.

Yo voy a volverme loco, Porsche. -No entiendo nada, Pete-... Él muy cretino se portó como un hombre sin corazón, pero sé que no lo es. Solo que.... ¿Por qué estoy totalmente seguro que no es así? Es primera vez que me pasa algo como esto. -Me lancé al mueble toda agarrotado-. ¿Es normal que sea así? Digo, los hombres lobos son demasiados atrayentes.

-¿Cómo te sientes al respecto a él? Es normal que te hayas enamorado de Vegas, él...

-Es un idiota -completé con la molestia regada por todo mi cuerpo -. Pone siempre su vida en riesgo. ¿Acaso no valora su vida?

Detuve mi dialogo por Kinn, quien se había levantado.

Todo su cuerpo estaba tenso, comprobando el estado que le puso mis palabras. Todo hombre lobo era protector con su mate, y estaba comprobando como era el comportamiento protector de uno.

¿Así fue Vegas con su mate? ¿Tanto lo amaba?

El pinchazo de los celos invadió mi corazón, sintiendo la molestia renacer en lo más profundo de mí.

-¿Pete? llamó Porsche. Alcé el rostro y lo miré demasiado sorprendido. ¿Qué ocurre?

-Siento celos.

-¿Por qué no sentirías celos? preguntó, mirándome algo confundido por mis palabras. Llevé mís manos a mi pecho, me sentía demasiado extraño. Había tenido muchos novios, pero con ninguno había sentido celos de ese calibre.

-Yo nunca he sentido celos de este tamaño -dije algo pasmado por la verdad. ¿Qué está pasando?

Sí, eso mismo quería saber.

¿Por qué estaba demasiado frágil en mis emociones?

Había llorado viéndolo a Vegas, y ahora estaba sintiendo celos. ¿Qué más vendría? Sí, era verdad. Sentí la sed de sangre cuando estaba con esos tipos.
De pensar que iban a tocar a un ser vivo, me causaba repulsión, ganas de destrozarlo. La ira sacudía mi cuerpo de manera extraña.

-¡Tú! -Una voz se escuchó en la escalera. Todos ladeamos la mirada, encontrándonos con un Vegas que estaba sostenido de la escalera y la mirada sorprendida hacia mí-. ¿Qué está pasando?

-¿Vegas? ¿Qué haces de pie? Debes estar en cama -amedrantó Porsche. Sin embargo, el nombrado solo bajó las escaleras algo adolorido para venir hacia mí-. ¿Qué crees que haces?

-¡El!

-¿Qué pasó conmigo? ¿Me odias solo por mi confesión? Deberías estar en ca....

-¡¡Siento tus emociones en mí!!
exclamó en un grito. Todo se puso
en silencio, originando un ambiente
demasiado tenso-. ¿Por qué? ¡¿Por
qué debo sentir eso?!

No, yo tampoco lo sabía.

Juzgando con la mirada sorprendida de Kinn y de Porsche, algo serio estaba pasando.

Algo que urgentemente tenía que saberlo.
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-¿Qué está pasando? No entiendo nada -dije con una mirada hacia ellos. ¿Alguien puede explicarme?

-El no es mi mate, Tawan murió hace mucho tiempo y... -Alzó la cabeza y comenzó a olfatear, para luego soltar una maldición. ¡Puedo olerlo! ¡Huele deliciosamente!

¿Qué? ¿Delicioso?

Olí mi ropa para comprobar lo que decía, pero solo olía a limpio. La avidez de saber más, estaba corriendo vertiginosamente por todo mi pecho.

-No entiendo. -Solté con una mirada hacia Vegas-. ¿Qué está pasando?
-Eso mismo quiero saberlo yo, ya que no creo que tenga otro mate.El único hombre que consideraré como mi pareja destinada será Tawan, no hay otro declaró con precisión-. No creo que tenga otro mate.

Silencio.

Sus palabras dolieron demasiado.

¿No se daba cuenta que le había confesado mis sentimientos?

Es un idiota

-Pues déjame decirte que no te tienes que preocupar. No seré el mate de un idiota insensible como lo eres tú declaré con molestia. Vegas solo sonrió de medio lado, ya sé lo que iba a decir; así que antes que lo dijera, traté de escapar-. Iré a casa, luego me dirán que mierda pasa. No pienso que pueda olerme. -Me levanté del sofá, decidido con alejarme de ahí. Luego te llamo, Porsche.

-Pete...

-Gracias por todo. Con permiso, idiota -refuté con la ira pisándome los pies. Quería darle una patada en sus pelotas por olvidar mis sentimientos, por no tomarlos en cuenta a la hora de sacar cosas del pasado enfrente de los chicos.

-No irás a ninguna parte -ordenó descaradamente.
¿Qué dijo?

-Perdón, no te escuché. ¿Qué dijiste? Repítelo de nuevo.

-Ya te dije que yo no repito algo que ya escuchaste. --Sujetó mi mano y la apretó―. Eres demasiado grandecito para entender mis palabras y acatar a lo que te dicen.

Eso fue todo para que dentro de mí se quebrara mi paciencia.

Nunca me gustó que me dieran órdenes. Era un adulto para tomar mis propias decisiones.

Me solté abruptamente de su agarre.

Alcé el rostro y le lancé una mirada demasiada afilada, estaba demasiado molesto con él. Y ya no importaba si estaba herido o sano, él no iba hablarme de esa manera.

-¿Sabes, Vegas? En toda lo que es mi vida, siempre he tenido en mente lo que quiero. Y en este momento, quiero irme a mi bendito departamento para descansar luego de haber sido secuestrado por un psicópata sabueso -dije apuntándole con el dedo-. ¡Ni tú y ni nadie me va a obligar hacer algo! ¿Sabes por qué? ¡Porque no tengo dueño! ¡Haré lo que se me dé la regalada gana!

Él me miró sorprendido pero luego ofuscado.

Sonreí complacido cuando su mandíbula se apretó, controlando la ira que tenía dentro de él.

-Calla.

-¿Qué dijiste, idiota? -Apreté los puños, estaba listo para darle un fuerte golpe en la mejilla-. Vuélvelo a repetir y te doy un golpe en tu bendito rostro.

-¿Por qué siempre tienes que actuar de esta manera? ¿Por qué no eres un chico más tranquilo? -preguntó con los dientes apretados-. No estoy para soportar tus berrinches de niño mimado. Tú no saldrás de aquí.

Claro, como no.

Moví mi mano y le di directamente en su boca. Escuché un jadeo de Porsche. No me iba a dejar que me tratara como si fuera su propiedad, ni loco! ¡No éramos nada! Estaba enamorado de él, pero no era pendejo para aguantar su trato de "macho alfa".

-Puedo quererte con todo mi corazón, pero no dejaré que me trates como un objeto al que le da órdenes. Esto no es una maldita novela cliché de hombres lobos, ni tú el protagonista dominante -declaré con la mirada desafiante hacia él.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora