47.

255 25 0
                                    

PETE:

El sonido de nuestros cuerpos chocar, era lo único que se podía escuchar en todo el baño. La ducha tibia caía por nuestros cuerpos, de una manera muy relajante. Ya perdí la cuenta las veces que habíamos tenido intimidad. ¿Seis? No recordaba un número con exactitud. Solo sabía que Vegas, era demasiado enérgico cuando se trataba de encuentros pasionales.

Un embate más, y supe que estaba lleno de él.

Estaba tranquilo, ya que me estaba cuidando para no tener un pequeño hombre lobo. O como le decían: Un cachorro.
-Eso fue genial -dijo Vegas con un jadeo. Me hizo girar para que lo viera. Y vaya que lo miré, todo su cabello estaba mojado, mientras que gotas de agua le caía por todo su rostro y dorso desnudo. Se lo veía demasiado apetecible. Estoy sintiendo tu lujuria.

-No lo creo. Hemos hecho el amor muchas veces. Y dudo que mi lujuria esté en mi cuerpo -Besé sus labios - Lo que si tengo, es demasiada hambre. Me has dejado sin energía.

-Y tú me has dejado seco.

Solté una pequeña risa cómplice.

- Agradeceme, te dejé demasiado saciado. Le di un golpecito en el pecho, él solo soltó a reírse, y me acercó a su cuerpo. Un momento, estoy demasiado cansado para continuar con otro encuentro amoroso.
-No te preocupes, querido. Mi lujuria se drenó con esta vez, me siento demasiado relajado -mordió un poco mi hombro-. O quizás, quiera un poco más de ti.

-Lo dudo. En mi caso, no lo quiero. -Lo abracé, mientras comenzaba acariciar su espalda con el jabón-. La ceremonia de lazos, es como un matrimonio.

-Sí. Los seres humanos normales, llaman así a la unión entre ellos. - Acarició mi cuello con sus dedos largos-. Nosotros no necesitamos de papeles para unir nuestras vidas. Solo...

-Es como una cultura muy diferente a la que suelo ver. ¿Correcto?

Correcto. En tu caso, ¿cuál prefieres? ¿Los de los humanos o lo de los hombres lobos? -inquirió, depositando un suave beso en mi frente.

Sonreí por su acto de cariño. Estaba empezando a amar sus detalles cariñosos hacia mí.

-Le voy a la unión de lazos. No hay necesidad de firmar un papel, para sentirme amado o feliz por estar con mi persona amada -dije con una sonrisa bailando en mis labios-. Creo que me acostumbraré a las cosas de hombres lobos.

Tomó mi cintura, y me acercó más a él. Pude sentir claramente su parte íntima chocar con la mía, esperaba que no se pusiera en acción nuevamente, ya que no podía hacerlo otra vez. Estaba demasiado exhausto para otro round.

-Tengo hambre -objeté, sintiendo rugir mi estómago. Y estoy cansado.

-Bien. Llamaré a alguien para que traiga algo para comer. -Comenzó a enjabonarme y a reírse solito. Podía sentir su alegría suscitar de su pecho, hincarse de mucha emoción que le albergaba en el corazón.

-Yo también estoy feliz, Vegas.

-¿Tanto? ¿Tanto como yo? Porque déjame decirte que en este preciso momento, puedo oler mi aroma en tu cuerpo impregnado. Eso me hace sentir júbilo.

Rodé los ojos.

-Orgullo de hombre lobo. Que tenga su olor su chico. ¿Algo más? -Le pinché su pecho musculoso-. ¿También me dirás que quieres orinarme para marcar territorio?
Él solo se carcajeó por mis palabras. Era tan hermoso todo mojado, escurrido y desnudo. Y era solamente mío. Mío y de nadie más.

Ahora veo como él se siente.

Nos bañamos entre risas, mimos y juegos. Nos olvidamos de todo, y disfrutamos de nuestra compañía mutua. Así debería de ser, había encontrado a mi pareja destinada, o como lo llamaba él. Y por nada del mundo, lo dejaría irse de mis manos.

Lo amaba. A pesar que él, todavía no lo decía.

Lo entendía. Solo necesitaba tiempo para decirlo; después de todo, podíamos sentir nuestras emociones a flor de piel. Y me encantaba, no me asustaba. Me encantaba que estuviéramos unidos, que sepamos las emociones y sentimientos del otro.

Eso nunca me había pasado con nadie. Y sentirlo, era demasiado maravilloso.

Tomé un vaso de agua, y preparé otro para llevárselo a él. Tenía puesto su camiseta que me llegaba a la mitad de mis piernas, podía oler a su perfume masculino, y a ¿bosque? ¿Olía a bosque? ¿Desde cuándo podía oler a bosque?
-¿Quieres agua? Por suerte, hay demasiada agua hervi... ¿Vegas? -Lo miré como se tensó y puso una mano sobre su pecho. Hizo un remilgo como si le doliera algo-. Oh Dios mío, ¿qué tienes? ¿Te duele?

-Mi hermano...

-¿Qué? ¿Kinn? ¿Qué tiene kinn? -inquirí sin entender lo que estaba diciendo. Su mirada se dirigió hacia la puerta, haciendo que caminara hacia allá. Espera, Vegas...

No me contestó, solo se fue hacia la puerta. Estuvo parado mirando la perilla, su espalda desnuda, bajaba y subía, por la respiración forzada que estaba haciendo. No entendía nada de lo que estaba pasando. Su comportamiento era demasiado extraño.

-Él debe estar bien. Mi hermano debe de estar bien.... —murmuró para sí mismo. Le iba a tocar la espalda para que me dijera que pasaba, pero me azotó el sentimiento en el pecho. Tan duro, tan ansioso, tan desesperante, tan doloroso, que me hizo quedar sin aire. Estaba sintiendo sus emociones en mi pecho.

-Vegas....

La puerta sonó fuertemente, Vegas giró la perilla y la abrió rápidamente. Lo primero que miré fue a su hermano, su rostro estaba contraído, demasiado doloroso. El Kinn que estaba mirando era otro al que suele ser.

-¿Qué es?

Su hermano respiró profundamente, abrió su boca, pero la volvió a cerrar. Apretó los labios y comenzó a mover sus manos rápidamente.

La ventisca helada que chocó con mi pecho, más la ira que me apuñaló sin compasión, significaba que algo malo había pasado. Y no solo eso, sino que Vegas apretó los puños, y quedó con la respiración acelerada.

-¿Qué pasó? ¿Por qué tu hermano...

-Secuestraron a Porsche. Ese.... ¡Ese maldito lo hizo! -exclamó fuertemente-. Lo mataré sin compasión. ¡Juro que lo mataré!

No dije nada.

Quedé helado por completo.
Mi cuerpo estaba demasiado rígido, mis piernas se derrumbaron al suelo. Dentro de mi cabeza, solo se hacía eco sus palabras.
Secuestraron a mi mejor amigo. A mi chico. A mi Porsche.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora