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PETE:

Estaba hablando con Porsche cuándo de pronto se quedó en silencio, ¿ocurre algo? porqué te quedas callado, --Pete si me pasara algo.... ¿Cuidarías de mi
Prapai?.
Esa pregunta me tomó de improviso, haciendo que la mirara con horror y pánico. ¡Me estaba pidiendo algo demasiado dramático! De tan solo pensarlo, me llenaba de un dolor, el dolor de perder a mi mejor amigo.

-No lo digas.

-Pete...

-¡Dije que no lo digas! -exclamé con molestia. El me observó con un semblante demasiado triste-. ¿Crees que tu bebé no preguntará por ti en un futuro? ¿Crees que no mirará tus fotos con ojitos tristes? ¡Te equivocas!

-Pete...

-No sé porque lo dices, y haré que no lo escuché -hice una pausa para respirar y calmar el dolor producido por sus palabras-. No quiero que lo vuelvas a decir.

-Lo siento.

-No, no lo sientas. Solo promételo - demandé con seriedad. Mi mejor amigo, solo me sonrió levemente y luego acarició su vientre.

-Lo prometo.

–Muy bien. Y.... Me gusta el
nombre que le diste a tu pequeño hombre
lobo -Sonreí para disminuir la
tensión creada entre los dos-.
Tiene un nombre muy elegante.
-Kinn le puso el nombre.

-Me encanta. Luego buscaré nombres para mis hijos. Quiero dos varones, si me salen gemelos,
sería fenomenal -dije con una sonrisa de felicidad en mi rostro.

-¿Ocurre algo? -preguntó Vegas, pasando una mano por mi rostro. No me había dado cuenta de su presencia. Lo miré y quedé sin aire, al verlo con su traje negro. Camiseta de manga larga con un pantalón, más un par de zapatos mocasines, el conjunto de color negro. Todo el traje le definía su cuerpo dotado. Su cabello lo tenía peinado para atrás, dándole el toque del empresarial. jefe

Era demasiado atractivo.

-Toque de hombre lobo.

-¿Qué?

-Te ves demasiado "papi rico", pareces el empresario de las novelas cliché que se vuelven locas las mujeres -expliqué, moviendo mi dedo para que se acercara. Él solo sonrió de medio lado, acatando a mi ademán.
Solté una risita, cuando sentí como me tomó y se sentó en el mueble conmigo encima de él. No paramos de besarnos, sus manos subían y bajaban por los costados de mi cuerpo, dirigiéndose a mi trasero.

-Vegas...

-En la noche de mi nombramiento como alfa, te tendré. Haremos la unión de lazos. Ahí podré sentirte por dentro. Te sentiré solamente mí...-Le tapé los labios con mis dedos. Él solo frunció el ceño por mi conducta.

-Hey. Haremos el amor, pero eso no significará que soy tuyo. No seré objeto de nadie, seré tu pareja, la futura madre de tus hijos. Sin embargo, eso no quiere decir que me trates como un objeto. ¿Y luego qué? ¿Me orinarás para marcar territorio? Espera....-Hice una pausa y lo miré fijamente. "Mío. Mío y de nadie más" ¿Quieres eso?

-Nunca te he visto como un objeto, y no me voy a orinar como lo dices tú.

-Lo harás si dices esa palabra. ¿Es una promesa? -Alcé mi dedo meñique en señal de una promesa, él solo me quedó mirando unos momentos. Pero luego una neblina extraña pasó por sus orbes celestes.

-Sí. Es una promesa. Trataré de no decir eso. ¿Bien? -Juntó con mi dedo meñique-. Es una promesa, mi querido Pete. Ahora sí, déjame besarte antes de irme a trabajar.

Me alejé de su acercamiento, él gimió de la impaciencia, haciendo que soltara una sonrisa por su comportamiento.

-Debo decirte algo.

-¿Más promesas? Luego podemos hablar de ello -Se acercó de nuevo pero lo bloqueé-. ¿Qué es? ¿Qué no me permite besarte?

-Es sobre Porsche.

Eso fue todo para que todo su cuerpo se tensara. Las facciones de su rostro se pusieron endurecidas, y todo cambió. Nuevamente estaba viendo su estado voluble de aquel hombre lobo idiota.

-¿Qué tiene Porsche? ¿Es sobre el embarazo? ¿Se peleó con mi hermano? ¿Es sobre un antojo? ¿Es sobre el bebé? -Sus ojos se abrieron y quiso levantarse. Lo impedí-. Bájate, Pete.

-Eres demasiado voluble y un cabeza hueca.

-¿Qué dijiste?

-Lo que escuchaste, no repito las cosas -repetí lo mismo que él me dijo anteriormente. Psicología inversa. Su molestia fue la primera que vi estacionarse por todo su cuerpo. Estaba molesto conmigo.

Era un idiota.

-No estoy de bromas.

-Impulsivo.

-¿Qué es? ¿Qué tiene Porsche? preguntó con los dientes apretados y el ceño fruncido-. Habla rápido, tengo que ir a la empresa.

Si fuera como antes, hacía rato, estaría en el piso por una patada de parte de mí. Pero como ahora lo conocía con más detalle. Solo respiré tranquilamente y le acaricié las mejillas, haciendo que su tensión disminuyera.
Le di un beso en la frente y en el puente de la nariz.

-Te importa mucho mi Porsche.

-Sí.

-¿Lo quieres?

-Sí.

Me aparté de él y lo miré fijamente. Él solo estaba con su mirada molesta.

Impaciente.

-Es muy importante para ti -declaré con una pizca de celos-. Habla.

-Porsche es muy importante para mí. Lo quiero, y es la pareja de mi hermano. No le veo nada malo. El fue el primero en acercarse a mí, a pesar que yo..... -Sentí un bajón de emoción que rebotó a mi pecho-. Quiero que esté bien. Que estén bien los dos. Mi sobrino y el.
¿Alguna vez sentiste algo más por el? -pregunté seriamente. Estaba a punto de quitarme de encima de él -. Quiero que me digas la verdad.

Silencio.

Él solo hizo una línea con sus labios.

-Vegas...

-Me gustó. El iba a ser mi mate — declaró con la mirada hacia un lado - Le iba a quitar la mate a mi hermano mayor.

Abrí los ojos sorprendido por su declaración. No sabía eso, no sabía que mi mejor amigo, ocupó el puesto de su mate. Solo recordaba que el me dijo que Vegas en ese tiempo era su novio, pero nunca lo tomé tanto en cuenta. Ya que su mirada decía otra cosa.
-Explica, Vegas. Explícame con sinceridad. Quiero la verdad ante todo. ¡Y mírame!

Chasqueó su lengua y me miró de mala gana. Ahora sí, quería golpearlo de verdad.

-Luego te lo explico. Ahora dime lo que me ibas a decir. ¿Qué le pasó a Porsche? ¿Algo malo?

Oh maldición.

En ocasiones como estas, quisiera un palo para darle en el trasero.

-Eres un idiota.

-No estoy de buenas. Dímelo.

-¡Tú deberías decírmelo a mí! -grité fuertemente sin importar que me puedan escuchar la servidumbre-. ¡Dime, Vegas!

No lo dijo. ¡No dijo ninguna palabra! Solo tomó mi cintura y me bajó de encima. Y sin esperar nada más, fue directo hacia donde estaba Porsche.

Solté una maldición y apreté los dientes.

Podía sentir la ira de los dos acumularse en mi pecho. Las ganas de darle su merecido estaban ahí, amenazando por hacerlo.

¡Era un idiota, cabeza hueca y estúpido!

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora