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VEGAS:

Mi traje era igual al de mi padre. Mi saco y corbata blanca, eso hacía reconocer como lo que era. Un hombre lobo, que tenía su lado sanguinario y estricto. Estaba listo para ser el alfa de la manada Arcanos.

Uno de mis hombres, comenzó hablar, mientras que todos los presentes quedaban con la mirada fija en él y mi persona. Mi madre, no había salido de su cuarto. Todavía no se recomponía de la pérdida de su pareja, pero estaba seguro que solo necesitaba un poco más de tiempo para recomponerse en su totalidad.

Mi hermano y Porsche estaban mirándome con una sonrisa.
Los quería demasiado, ambos eran mi familia. Porsche siempre sería mi <<querido mío», a pesar que mi hermano y Pete, se pusieran molestos.

-Hoy será el nombramiento como el alfa de esta manada. Vegas Theerapanyakul, pasará a ser nuestro alfa -dijo con elocuencia. Todos los presentes aplaudieron, mientras bajaban la cabeza-. Estaremos a su disposición, alfa.

-Gracias. Como alfa de esta manera, comenzaré a cambiar las reglas. Todos ellos dirigieron su mirada hacia mi persona-. Reglas que han venido cambiándose y ondulándose. Esta vez, seré el encargado de cambiar las reglas que dejaron los antiguos alfas. -

Todos comenzaron a susurrar. No tenía que sorprenderlos, era normal querer cambiar las reglas. Mi padre lo hizo, mi abuelo lo hizo, y así sucesivamente. Todas las reglas sanguinarias, se quitaron al pasar el tiempo.
Y mi cargo como alfa, me dejará cambiarlas.

-Como todos saben. Perdí a mi mate en un accidente, donde mi hermano cargó toda la culpa -dije con la mirada fría hacia ellos-. He escuchado sus insultos hacia él. Hasta yo mismo lo he dicho, solo para fingir odiarlo. Sin embargo, desde ahora todo cambiará -hice una pausa, observando las expresiones de sorpresa en sus rostros. A quién lo escuche llamarlo «defectuoso», le lanzaré una penalización muy vergonzosa para su orgullo de hombre lobo.
<<Desde ahora soy el alfa de esta manada. Y quiero informarles que no estoy solo. Me acompaña mi nuevo mate. La diosa Luna, me dio una oportunidad. El liderará a mi lado, será mi compañero. Con ustedes, Pete. Mi mate».

Quedaron mudos, observando como bajaba Pete. Mi hermano y Porsche todavía no salían del sopor por las palabras que lancé. Luego hablaría con ellos. A medida que bajaba, pude apreciar lo hermoso que era. Quedé mudo al contemplar su belleza innata.

Tenía puesto un traje blanco que le llegaba por debajo de sus rodillas. Su cabello estaba alzado con una tiara, su maquillaje era suave que resaltaba su rostro de una manera muy tierna. Poco a poco se acercaba a mí, y cuando estuvo cerca, solo me sonrió.
Era como un flechazo.

Estaba enamorado de el. Olvidé por un momento que estábamos reunidos, y solo me enfoqué en contemplar su belleza, a pensar en poderlo besar hasta dejarlo sin aire.

El carraspeó y dirigió su mirada hacia los presentes.

-Soy el mate del alfa. Mi nombre es Pete Pongsakorn. Y lideraré esta manada a su lado -dijo con tono elocuente. Cualquiera que quiera hablar de mi cuñado, o de mi mejor amigo, solo por ser humano..... Los cortaré en picadillos. Gracias por todo -Hizo una reverencia, mientras que todos estaban callados y pasmados.

Parpadeé varias veces.
Su advertencia solo hizo que soltara una risa. Su descaro a veces era algo tierno de ver.

Tomé su mano, y deposité un tierno beso, haciendo que me observara con una mirada llena de amor.

-Esta noche no solo es para nombrarme como nuevo alfa de esta manada. Sino también para unir lazos -hablé para todos ellos-. Será la ceremonia de lazos. Por ende, vamos a estar reunidos enfrente de lago.

-Así será, alfa de la manada Arcanos -dijeron todos en conjunto.

Pete apretó mi mano, y yo solo le sonreí.

Faltaba poco para que sea mío, tan poco para proclamarlo como mi mate. Como mi chico.

La luna llena se alzaba en el manto nocturno del cielo. En todo el alrededor, había varios integrantes de mi manada, todos ellos estaban cubiertos de sus trajes. Tuvimos que ponernos la túnica blanca de la ceremonia. Pete estaba con su traje blanco que le daba el toque infantil que tenía escondido dentro de el.

Era la segunda vez que hacía la ceremonia de lazos. Aunque la primera vez, todo fue una farsa.

Esta vez, no será un juego, sino la realidad de mi vida.
-Gracias por reunirse todos en este momento muy importante de mi vida. Esta noche uniré lazos con mi mate, con la persona destinada que me puso la Diosa Luna -dije con voz retórica hacia todos los presentes. Estamos en medio de un círculo con un camino que se dirigía a la pequeña cabaña que meses atrás tuve con Porsche-. Que comience la ceremonia.

Pete miró impaciente por todo su alrededor. Era su primera vez que tenía que pasar por esto.

La silueta de mi hermano pasó hacia nosotros, trayendo consigo la daga de plata para el pacto de sangre.

Por el amor de nuestra Diosa Luna; yo Vegas theerapayankul, seré tu pareja de por vida. -Moví el cuchillo de plata en mi mano. La sangre salió, goteando al suelo. Mi corazón se hinchó de emoción pura. Dirigí mi mirada hacia Pete, quien estaba demasiado sorprendido por ese acto. Llevé una sonrisa para mis adentros, luego le explicaría los detalles de la ceremonia.

Le entregué el cuchillo, aceptando con vacilación.

Por un momento miró hacia la daga y luego respiró profundo.

-Por... Por el amor de la Diosa Luna.... Yo Pete Pongsakurn, seré tu mate de por vida. -Hizo lo mismo. Cortó un poco su mano, haciendo un pequeño remilgo de dolor. Luego tomé de su muñeca, juntando nuestros cortes; así cerrando la ceremonia.

-¿Soy tu lobo, Pete? -pregunté en susurro. Las mismas palabras que le dije a Porsche; todavía podía recordar la emoción amarga que me albergó en ese momento. Solo que esta vez, era diferente. Muy diferente.

La luz de la luna le alumbró el rostro. Esta vez miré su hermosa sonrisa plasmada en sus labios.

Sentimiento genuino.

-Tú eres mi lobo, idiota -dijo sin preámbulo alguno. Sí, el era Pete. Mi mate. Mi chico.

No dije nada más y lo jalé hacia mí, dándole un dulce beso en sus labios. Lo sentí sonreír, y corresponderme de una manera demasiado profunda. Pude sentir sus sentimientos profundo hacia mí

Ya no importaba nada. Solo el.

Escuché unos aplausos venir de un lado de nosotros. Nos separamos, y mi chico ladeó el rostro, mirando como Porsche estaba aplaudiendo junto con mi hermano.

Pete solo alzó la mano y sacó su pulgar a relucir. Porsche solo soltó una risa, haciendo lo mismo.

-¿Algo más, señor alfa? -preguntó Pete sonriendo-. Quiero tener mi luna de miel.

 Quiero tener mi luna de miel

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ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora