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PETE:

No podía dejar de mirar al hermoso lobo blanco que estaba herido a un costado de mí.
El hombre que parecía el líder de aquella manada, estaba mirándome con morbo. No sabía qué hacer, ningún plan de escape  venía a mi cabeza. Solo quería que aquel hermoso hombre lobo, abriera los ojos y me viera con sus hermosas esferas celestes,pero estaba herido.

La sangre manchaba su pelaje níveo, el miedo de perderlo opacaba mi racionalidad que debía de tener.

Vegas...

-¿Y bien? ¿Qué esperas? ¿No harás lo que yo te diga? Ya que eso dijiste -argumentó con su rasposa voz. Apreté las manos. Todavía no dejaba de ver constantemente a Vegas herido, quería que no estuviera muerto
No debes estar muerto.

-Él no está muerto, ¿verdad?

-¿Te refieres al idiota futuro alfa? No, él es fuerte para morir solo por dos golpes y disparo. -Sonrió de medio lado, haciéndome estremecer - A él deben cortarlo en pedazos para que muera. Es muy duro de matar.

No, no quería saber cómo lo querían matar.

Sabía perfectamente que las manadas utilizaban armas de humanos para los lobos matarse mutuamente. Parecían seres sin corazón, pero al conocer a Vegas y a Kinn, pude saber que todo lo que tenía en la cabeza sobre ellos, no era verdad.
-No lo toques, o sino no habrá trato -dije, mirándolo fríamente-.

¿Qué quieres de mí?

El tipo solo soltó una risa descarada.

-Ya lo sabes.

-¿Quieres sexo? Bien, solo quieres un agujero para ocupar. -Ladeé hacia él y fui caminando a paso suave, sin titubear y sin mostrar signos de tenerle miedo. No quería que tomara mi temor a su favor. Eso nunca.

-¿Agujero? Eso es un buen nombre para lo que quiero hacerte. -Sujetó mi muñeca y me jaló hacia él, chocando contra su pecho plano-. Quiero ensuciarte y hacer que ese idiota sienta lo que es la ira de haber tocado a su pareja.

¿Pareja?

-Te equivocas, no soy la pareja de Vegas. Solo soy el mejor amigo del cuñado de él. Nada más. -Retiré su agarre con un empujón y comencé a sacarle la camisa. Él me miró demasiado curioso-. Soy un adulto, y sé que pasaría si no cumplo la fantasía de un asesino.

-chico inteligente.

-Hombre asqueroso -dije, mientras me
deshago totalmente de su traje
superior. Pude apreciar lo
proporcionado que estaba. No era
de esperarse, todo hombre lobo tenía un cuerpo matador a la vista. Él no era
la excepción. ¿Cómo te llamas?

-Eso es nuevo, no pensé que me ibas a preguntar el nombre.

-Voy a tener sexo contigo, al menos quiero saber tu nombre. -Ambos nos miramos con detenimiento, todavía se podía apreciar su cicatriz diagonal que tenía en el rostro-. Dime.

En sus labios se formó una sonrisa ladeada y maquiavélica.
-Ken, llámame así. - Me sujetó de mi cintura y me tiró hacia él. Los demás hombres que estaban expectantes, se fueron hacia la puerta para salir. Un poco de aire entró, oliendo a tierra húmeda.

Quería lanzarme encima de él y golpearlo con algo, así pudiera quedar inconsciente y aprovechar esa oportunidad para huir con Vegas.

-Mucho gusto Ken. Tendré sexo contigo a cambio que no mates al lobo blanco que está herido.

-¿Y si no lo hago? ¿Qué pasaría si no lo hiciera?

Sí, eso mismo pensé cuando de mi boca salieron esas palabras. No podía confiar en nadie, y mucho menos del enemigo de Vegas.

Respiré profundamente y lo miré con el pecho en alto. No me iba amedrantar un tipo desconocido que solo quería ver muerto a Vegas.

Ni loco.

-Te cortaré cada dedo de tu mano derecha. ¿No eres un hombre lobo? Pues como hombre lobo que eres, deberías seguir con lo que dijiste. Cumple con tu palabra.

Sí, así debía de ser.

Él tal Ken, solo comenzó a reírse como el idiota que era. ¿lba a tener sexo con un desconocido? ¿Desde cuándo tenía sexo con desconocidos? Siempre eran mis novios, no solía tener sexo casual. No solía ser el de "Hey quítate la ropa y ponme en cuatro". El solo hecho de tener sexo con cualquiera que no sintiera atracción, me hacía sentir asqueroso.

Asco.

Eso sentía al ver al sujeto que estaba delante de mí.

No quería revolcarme con él, pero tampoco quería que matara a Vegas.

Sí, ya no podía negarlo. Ese estúpido hombre lobo, me atraía demasiado, ambos teníamos una atracción electrizante que no se comparaba con nada. Todavía sentía el placer recorrer cada poro de mi cuerpo, de imaginar que casi me desnudaba enfrente de él, me hacía sentir excitado.

Demasiado diría yo.

-¿Y bien? ¿Cumples o no?
-Cumplo. Solo quiero tener sexo con un chico muy hermoso como tú. Claro que puedo hacerlo. -Eso fue todo para que sujetara mi cintura y me pusiera encima del catre que anteriormente estaba acostado. Me lanzó con él encima de mí, pude oler su aroma a tierra mojada, y su cuerpo lleno de músculo.

Podía hacerme sorprender, pero no sentir cosas como lo hacía Vegas.

Oh sí, Vegas. El hermoso lobo blanco que estaba inconsciente a un lado. No quería tener sexo con él presente, sentía como si estuviera traicionandolo, aunque no eramos nada en concreto.

Arrancó de un jalón mi franela, quedando desnudo de la parte superior. Apreté las sábanas con mis manos, podía sentir como su parte baja estaba prendida.

¡Asqueroso! ¡Asqueroso!

Que alguien me ayude. No, no puedo gritar, si lo hago esos hombres vendrían de nuevo. Y no quiero eso.

-Eres sumamente sexi. Ahora veo porque ese idiota te quiere para él solo -farfulló en mi cuello. Sus manos empezaron a acariciar mis pezones, provocando arcadas. Su sola presencia hacía mandar lejos que lo quiera.

-Acaba rápido con esto-.

-Sí, eso quiero hacer. -Dicho eso, empezó a bajarse el pantalón. Y en un movimiento estaba desnudo en la parte inferior. Me miró con diversión.-Di un pequeño salto, sintiendo como sus manos bajaban el pequeño pantalón que cargaba.

Cerré los ojos por completo, esperando a que hiciera conmigo lo que quisiera.

Esperé a sentir el impulso de algo meterse en mi cuerpo, pero no llegó. Solo escuché como el sonido de algo caer y una maldición que resonó por toda la habitación.

El ruido extraño y el no sentir nada entrando a mi cuerpo, hizo que abriera los ojos de golpe, encontrándome con un hombre que estaba parado a un lado de mí.
-¿Kinn? -pregunté en voz de hilo. El nombrado giró el rostro y me miró con sus hermosos ojos de colores.

Sí, de nuevo había salvado mi trasero.

Esta vez en persona.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora