.Ilaria.
La fiesta de compromiso siguió. Luego del gran banquete, Ilaria permaneció sentada en el trono que le correspondía a un lado de su ahora, oficialmente, prometido. Mientras tanto el rey Dattmon solo había bajado a saludar a los invitados.
El pecho de Ilaria se sentía comprimido y su estómago revuelto. Tenía muchos sentimientos encontrados y solo quería gritar. Debía alejarse ya mismo de Hizzan para poder hacerlo, necesitaba liberarse. Por eso, sin decir nada, se levantó y bajó la pocas escaleras para tratar de salir de ahí aunque fueran unos minutos. Trató de esquivar con cuidado a los invitados que, dónde la interseptaban, no dejaban de darle sus felicitaciones y sus buenos deseos. Lo único que ella podía hacer era dedicarle una muy difícil sonrisa, pese sentir que su interior se desmoronaba.
No fue hasta que una voz rasposa la detuvo en su lugar a unos metros de las puertas.
—¿Princesa?
De inmediato se giró hacia esa voz y contempló a aquel hombre robusto de barba negra pronunciada, vestido con ropas elegantes y cubierto por su capa de piel real en color azul. El color de la capa de Kemp, el reino del Oeste. El rey Dhoss se acercó a ella acompañado de una mujer con un vestido completamente elegante en color verde, y un peinado recogido en lo alto, reluciente gracias a una tiara. A su lado una joven chica con un vestido azul, adornos en el cabello; iba del brazo de un joven muy apuesto de cabello oscuro y rostro delicado que no se separaba de ella.
Al notar la presencia del rey del oeste se reverenció.
—Su majestad, es un gusto verlo después de tanto tiempo—le dijo dedicándole una sonrisa pequeña, una que le costó bastante.
El rey le sonrió.
—Ilaria, cuánto has crecido, veo que te has convertido en una joven muy hermosa—le dijo el rey antes de señalar a las personas que lo acompañaban—Espero recuerdes a mi esposa, la reina Emery.
—Claro que si—dijo reverenciandoce ante la mujer que le sonreía abiertamente con labios pintados de rojo mientras inclinaba sutilmente su cabeza—Majestad, es un placer verla otra vez.
—El placer es mío, alteza—le dijo la reina antes de poner un semblante nostalgico—Déjeme decirle, que apenas la ví, ví el vivo retrato de su madre, la princesa Ivonne. Que los Dioses la cuiden.
Esas palabras hicieron que algo en el corazón de Ilaria se quebrará. Hacía mucho no tenía aquellos pensamientos.
—Sé lo agradezco, majestad—respondió algo afectada.
La reina atrajó a los jóvenes con quienes venían. Una chica que sonreia nerviosamente, y un hombre que sonrió gentilmente inclinando su cabeza en modo de reverencia casi automáticamente.
—Le presento a nuestra hija, la princesa Devika, y a su esposo, el principe consorte, Galen—le dijo señalando a la joven.
—Es un placer, sus altezas—dijo Ilaria inclinando su cabeza—La última vez que los ví fue el día de su boda, pero no tuvimos la oportunidad de presentarnos.
—El placer es mío, alteza, es un gusto al fin conocerla—dijo la joven con una voz dulce y delicada.
—Es todo un honor tener este privilegio, su alteza—murmuró el joven Galen—Y felicitaciones por su compromiso.
—Se lo agradezco.
Luego de compartir un par de palabras, el rey Dhoss tomó con delicadeza uno de los hombros de Ilaria para apartase de su familia.
—Dejame felicitarte por tu compromiso. Honestamente me sorprendió recibir la noticia, pero me alegra oír que tanto Ikary cómo Armar pusieron fin a su guerra—comentó el rey sinceramente.
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LA ESPOSA DEL REY {Los Cuatro Reinos #1}
FantasyNi ser llamado valiente justifica las heridas, ni vivir como un cobarde garantiza paz. Las cicatrices que verdaderamente importan no están en la carne, sino en el alma, donde el dolor es silencioso pero insoportable, y cada latido es un recordatori...