Capitulo 29

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.Ilaria.

Cuando sus párpados comenzaron a abrirse, se dió cuenta del dolor insesante en su cabeza.

Es mi fin. Es mi fin.

Era todo lo que pasaba por su mente.

Sus ojos se abrieron completamente ante el tacto húmedo de algo en su frente. Se encontraba en su habitación, la cubrían las sábanas de su cama. La humedad venía de un pequeño paño que una persona frotaba por su frente arrodilla a su lado en la cama.

Frunció el seño ante aquella visión tratando de ignorar el punzante dolor.

—¿Astrid?—preguntó a la chica.

Ella parecía angustiada segundos atrás, pero cuando oyó su voz una notable sensación de alivió apareció en su rostro.

Suspiró.

—Oh, me tenías preocupada.

Antes de ayudarla a sentarse había apartado el pañuelo. Cuando estuvo sentada, notó la precencia de alguien más en la habitación. Dyron se acercaba al pie de su cama con aire consternado, el que incluso no cambió al verla consiente. Y ella comprendió el porqué.

Al verlo a él, los recuerdos de lo que habia pasado invadieron su memoria. Se veía a si misma en el balcón, oyendo las palabras de Zadckiel; revivió aquel beso que él le habia dado, justo después de su declaración; recordaba los ojos llenos de furia de Hizzan; recordaba el veredicto del rey Dattmon; recordaba a Zadckiel sometido ante aquel látigo que desgarró su espalda; y sobre todo, recordaba averlo visto inconsiente en el suelo. Recordaba aquel acto tan atroz que había presenciado antes de que todo se volviera oscuridad.

De inmediato se quiso poner de pie, sin importar el pequeño mareo que sintió. Apartó las sábanas dispuesta a salir corriendo de esa habitación, descalza si era nesesario. Apenas había logrado ponerse de pie cuando Astrid la tomó por los hombros.

—¿Que haces? ¿Adónde vas?—preguntó asustada.

—Debo verlo, debo ver a Zadckiel. ¿Dónde está mi tío?

La respuesta no llegó a ella de inmediato. Pero notó la mirada llena de complicidad de Astrid había Dyron antes de que ella tratara de volverla a sentar.

—Relajate; vamos, sientate. Debes...

—No—interrumpió rotundamente separandose de ella—¿Que es lo que pasa?—preguntó viendo la mirada de ambos, empezaba a exaltarse—¡Díganme!

Ninguno decía nada. Se apartó de Astrid y caminó hacia Dyron, que permanecía callado cerca de la cama. No sabía porqué tenía la sensación de que ocultaban algo importante, pero necesitaba saberlo.

—Dyron, por favor...¿Dónde está mi tío?—repitió.

El chico tartamudeó un poco antes de acercarse a ella y tomar unos de sus brazos.

—Siéntese, alteza, por favor—pidió él guíandola hacia un baúl acolchado junto a la cama.

Ella se sentó esperando una respuesta, pero no aguanto más el silencio apesar de ver a Astrid acercarse y a Dyron arrodillarse frente a ella.

—Ya díganme dónde está mi...

—Tu tío ya no está aquí, princesa—interrumpió Astrid dejándola a ella asombrada.

—¿Que? ¿Que dices?

—Su tío, el rey Evander, partió junto con la armada hace un par de horas hacia nuestro reino—explicó Dyron.

Un pequeño punzazo cayó en su corazón.

—¿Se fue? ¿Se fue sin...decirme nada?

Dyron tragó fuerte antes explicarle todo, mientras Astrid se sentaba a su lado.

LA ESPOSA DEL REY {Los Cuatro Reinos #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora