Capitulo 30

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.Ilaria.

Los árboles cada vez eran más visibles. El color verde de sus hojas era más notable. La capa de hielo y nieve que solía cubrirlos se desvanecía. El invierno cada vez anunciaba más alto sus despedida. El frío ya no era tan intenso como días atrás. Incluso podía salir a galopar como no lo había hecho en muchas semanas.

Se encontraba observando el derretir de una rama. Niebla debajo de ella se movía algo inquieta. Había decidido pasar a ver el pueblo, o solo era una excusa para salir del palacio y de los pensamientos que no abandonaban su mente. Demasiados recuerdos iban y venían. Su fiesta, el beso de Zadckiel, su castigo, las palabras de Hizzan y...su beso. No dejaba de pensar en nada de aquello y por ello no sabía cómo sentirse.

Su mente estaba confundida y no encontraba respuestas.

A su espalda sintió pasos que se acercaban. Y vió a Astrid sobre su caballo, abrigada con una gruesa capa de piel. Parecía curiosa y extrañada.

-¿Te encuentras bien?-preguntó viendo que ella se demoraba.

No apartó los ojos de aquella rama cuando suspiró.

-La primavera está cada vez más cerca, y con ella llega el final de mi horrible destino.

-No debes pensar así.

-¿Cómo quieres que piense?-masculló girandose hacia la chica peliroja-No soy como cualquier princesa que este emocionada por su boda; si tuviera la oportunidad...detendría todo esto de la manera que fuera necesaria.

-¿De que maneras hablas?-preguntó ella acercando su caballo-No piensas en atentar contra ti misma, ¿No es así? No estarás pensando en esa locura.

-Aunque esa idea cruzó por mi mente, no lo haré. No le daré esa satisfacción a Ikary.

El silencio las consumió. Lo único que escuchaban era el bramido de los árboles del bosque contra el viento, y unos pasos acercándose a ellas. Dyron sobre un caballo de piel marrón se acercó a ellas.

-Su alteza, es mejor que sigamos si no queremos llegar de noche al palacio-comentó.

-Si, Dyron, tienes razón-dijo empezando a cabalgar-Astrid, andando...

-Si, sigamos-dijo tomando la delantera dándoles la espalda. Su actitud había cambiado. Pero no parecía ser por ella.

Ilaria observó fugazmente a Dyron, quien veía con algo de aflicción como Astrid se alejaba entre los árboles, pero cuando notó la mirada de Ilaria cambió radicalmente. Le indicó que se adelantara. Ella no quería retrasarse más, así que le hizo caso.

Los tres siguieron su camino por el bosque hasta que se encontraron con aquellas cabañas abandonadas que daban la bienvenida al pueblo de Ikary. Igual que la última vez que habían estado ahí, habían decidido dejar los caballos atados cerca de una cabaña. Y en realidad, esa última visita era la que había inspirado el deseo de Ilaria por ir a aquel pueblo. Ansiaba profundamente volver a buscar a aquella mujer que tantas dudas había puesto en ella, la misma mujer que casi había sido tragada por la tierra. No sabía de dónde había sacado la intuición que tenía, pero estaba convencida de que encontraría a esa mujer. Y lo tendría que hacer, cueste lo que cueste. De otro modo, moriría con aquellas dudas en su interior.

Cuando emprendieron su camino por las calles del pueblo fue un poco más notable la tensión entre sus dos acompañantes. Notaba algo de inquietud en Astrid, y más angustia y pesar en Dyron. No dejó de sentirse incómoda en todo el rato que pasaron recorriendo el pueblo.

Cuando por un instante Dyron, accidentalmente, se acercó de más a Astrid, ella se alejó completamente y se adelantó por las calles cargando una pequeña bolsa en sus manos. Por eso mientras él suspiraba a su lado no pudo evitar sentir curiosidad.

LA ESPOSA DEL REY {Los Cuatro Reinos #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora