Capítulo 22

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Viserys veía orgulloso, a su hija menor, ella había mejorado en el uso de la espada, su alto valiryo e incluso verla sentada en la mesa del consejo, lo hacia sentir como un padre orgulloso. Ella había aprendido todo sobre política, sin que él se lo tuviera que exigir, como con Rhaenyra, el pensar en su hija mayor, le revolvía el estómago, no podía creer el distanciamiento que habían tenido, ni que ella dejara con el corazón roto, a su hija menor, y a él.

Aenerys intentaba aprender tanto como podía absorber, quería ser la mejor en esto, poder demostrarle a todo que ella era tan capaz como un hombre o Rhaenyra para gobernar. Tenía a Aemond ayudándola con la espada, mientras Aegon la alentaba a aprender todo lo que pudiera, y en el proceso aprender un poco él también.

-Aegon, despierta,-habló Aenerys mientras lo golpea en la cabeza, se estaba durmiendo en la biblioteca.-Aegon, por favor,-él solo respondió con un gruñido.

Ella no tenía tiempo para eso, así que salió de ahí sin el chico, necesitaba seguir con su plan, contra el Strong que quedaba en la fortaleza roja, lo había planeado detalladamente, desde hace un tiempo, él había estado acosándola, y susurrándole al oído de la reina, sabía bien que era él quien la mantenía lejos de ellos, después del casamiento entre ella y Aegon, la reina no se acercaba  a sus hijos.

-Sir,- llamó al que cuidaba a la puerta de la reina, este se asustó al verla, no habían vuelto ni siquiera a mirarse,-Necesitaré su ayuda, dudo que pueda negarse, asi que lo esperaré en el patio de entranamiento.

Aenerys se estaba arriesgando, pero esto en definitiva era necesario, quitarlo del camino era necesario, sobre todo ella iba a necesitar hacerse de aliados, y la reina era una pieza necesaria en su juego, pero con ese sucio hombre a su lado no podría acercarse a ella como lo había hecho cuando era niña. Después de una breve reunión con el Sir Cole, ella lo tenía todo colocado; el Sir llamaría al hombre a petición de la "reina", en su lugar lo llevaría a donde ella y su Sir lo estarían esperando, su conocimiento en los pasadizos secretos y habitaciones ocultas en la fortaleza roja la tenían con una idea perfecta de donde esconder al hombre o su cadáver, sabia bien que salir de la fortaleza roja solo llamaría la atención así que así era mejor.

-Calma, princesa no dejaré que nada le suceda.-intentó calmar el mayor, solo uno más de los intentos fallidos. Él por su parte no opuso resistencia al plan, la seguiría al infierno si fuera necesario, sin embargo esto era nuevo para ella. Aenerys temblaba y no sabía bien si de miedo o de anticipación.

-Lo sé, Sir.-el aire estaba tenso en el pequeño calabozo escondido en lo recóndito de la fortaleza, y la ansiedad inundo a Aenerys cuando escuchó las pisadas de ambos hombres acercarse. <No demuestres debilidad> se regañó, mientras tomaba una larga bocanada de aire y cambiaba la expresión de su rostro por una más neutra, estoica como se la había enseñado su hermana mayor.

-¿Qué es esto?-preguntó el noble al verse envuelto en dicha situación. Para él era común que la reina lo llamara a este tipo de pasadizos, después de todo el mismo había ayudado a silenciar a mucha gente.

-Creo que eso ya lo sabe ¿no Strong?

-Esto no es más que una encrucijada, no sé que cree princesa Aenerys pero la reina se enterará de esto.

-Claro que lo hará.-aseguró la mujer, podía ver los ojos del hombre cojo, tenían miedo.

-¿Ah que se debe esto?

-Tengo las cartas, y los testigos de que fuiste el autor intelectual de la muerte de tu padre y hermano.-la afirmación lo hizo temblar.

-Si es así, ¿por qué no estoy en un juicio?-la sonrisa de Aenerys solo lo hizo pensar en sus antepasados, demasiado parecidos, creídos sobre que siempre ganarían.

Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora