Sangre de Dragón

Capitulo 21 (Advertencia +18)

Aenerys se retiró de la cena bajo, la atenta mirada de sus hermanos, Aemond recibió una patada por parte de Aegon, quien le hizo una seña para que la siguiera, sería su oportunidad. Aemond agradeció sigilosamente a su hermano, nunca se lo diría, pero al menos, no lo mataría. Caminó detrás de Aenerys en silencio, llegando a la habitación de esta, el Sir lo dejó pasar no sin antes darle una señal de advertencia, si la lastimaba lo mataría. Aemond no dudaba de eso. Él se dejaría matar si la dañaba nuevamente.

Aenerys lo observo en silencio, poniéndolo nervioso e incomodo.

-Yo, lamento lo que sucedió antes Aenerys,-intentó disculparse, sonar ¿suave? Aenerys soltó una risa de burla.

-Yo no,-habló seria, ella se encontraba calmada demasiado,-Eso te enseñará a no tentarme.

-Mierda, Aenerys estoy intentándolo de verdad, pero no lo estas haciendo fácil.

-¿Por qué debería? Tú eres el problemático.

-¿Y tú no?

-Me gustas Aemond,-fue directa, acelerando el corazón del príncipe,-pero no dejaré que me dañes, ni mucho menos que me humilles.

-¿Te gusto?

-Sí, la idea de casarme con ambos no solo fue por protección,-habló mientras vió entrar a Aegon, quien se quedó un poco atrás de Aemond escuchándola, -Pero no aceptaré que ninguno crea tener derecho de tomar mi vida, o creerse superior a mí.

-Yo no,-intentó justificarse Aemond, mientras escuchaba a Aegon tragar grueso.

-Lo hacen ambos, creen que por tener verga, son mejores que yo, pero ¡Mírenme!-les habló señalándose con superioridad- Pude matarlos en cualquier momento, echarlos de la fortaleza roja, ¡Convertirlos en mis sirvientes! En su lugar les estoy dando un lugar a mi lado.

-¿De que hablas? -intervino Aegon acercándose a su hermano menor.

-Rhaenyra no estará contenta, menos con Daemon de su lado, nunca he sido de su agrado y menos ahora, siempre a la sombra de un hermano muerto, y de una hermana demasiado perfecta para ser tomada en cuenta.

-¿A dónde quieres llegar?

-Quiero el trono de hierro,-confesó, dejándolos helados,- y no como la esposa consorte, lo quiero para mí ¡para sentarme en él como su reina!

-¿Estás segura? -murmuró Aegon, ella asistió.

-¿Que quieres de nosotros? -preguntó Aemond, por un momento hubo silencio, mientras Aenerys humedecía sus labios, de pronto secos, el ardor de su rostro no fue notorio para los príncipes por ella estar en contra luz.

¿Qué quería ella de ellos? Eso era simple.

-Los quiero de rodillas ante mí, jurándome lealtad absoluta.

El corazón de los tres, latió con fuerza, Aenerys no creía que lo harían, mucho menos Aemond, quién era demasiado orgulloso para mostrarse débil ante nadie. Por lo que le fue sorprendente verlo arrodillarse ante ella sin dudarlo, siendo seguido por Aegon a su lado, manteniendo su cabeza baja, en total aceptación por ella.

-Tienes nuestra total lealtad, mi futura reina. Juro proteger a la futura reina con todas mis fuerzas y dar mi sangre por la de ella, será ella mi esposa, no tendré tierras y solo engendraré a sus hijos, guardare sus secretos, obedeceré tus ordenes, cabalgaré a su lado y defenderé su honor y sucesión.

La cara de satisfacción de Aenerys era incomparable, este momento tan intimo entre los tres, ellos jurándole lealtad absoluta. No dudaron ni por un segundo. Aenerys no pudo evitar acercarse a ellos, y acariciar sus cabelleras blancas, le habían dado algo más que su protección, le habían dado su lealtad y su fuerza, para obtener lo que ella quisiera en el mundo.