Capitulo 14

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Aenerys quería acercase aún más a la ciudad destruida por la maldición, pero Caníbal no parecía querer acercarse a aquel lugar, ni estaba realmente interesado en ayudarla en su cometido.

-¡Maldición Caníbal, no puedes traerme aquí y creer que no querré acercarme más! -el dragón terminó de recostarse en el suelo, haciendo bufar a la chica. -Bien iré sola.

Aenerys a pesar de su pesado vestido intentó bajar por las rocas, sin lastimarse, pero fue un grave error que podría sola; cayó rodando como papa, el chillido de la chica espabiló al dragón que empezó a observarla, pero no hizo movimiento alguno para seguirla. Cuando por fin cayó al suelo, una nube de polvo y un sonido seco, seguido de una maldición fue lo único que se escuchó.

-¡Mierda!¡Maldito vestido! ¡Maldito lugar! -maldijo mientras masajeaba su cabellera blanca, ahora gris por el polvo, su vestido azul marino, terminó lleno de tierra y roto, por el costado, desde las costillas, hasta el final del mismo. La princesa iba a soltar otra maldición, cuando fue interrumpida por un sonido sordo y monstruoso proveniente del interior de las ruinas.

Aenerys rodó los ojos, si iba a morir iba a morir sabiendo que había oculto en ese lugar y si las historias que cuentan los libros son reales o no. Caminó torpemente por el gigantesco golpe, del cual es muy probable que se haya roto las costillas, pero poco le importó, la curiosidad era demasiada como para no seguir andando o para hacerle caso a la parte cuerda de su cerebro que d}le decía que huyera de ahí, montara a Caníbal, y volara lejos del lugar.

-Se supone que eres valiente, Aenerys, demuéstralo.-se alentó a si misma a seguir, caminado por lo que alguna vez fue el pasillo de un gran castillo, sus muros estaban paridos y el techo ahora solo era escombros sin forma. La peliblanca avanzó por el lugar, sin encontrar más que huesos quebradizos y piedras que tapaban los caminos.

La princesa, no notó que empezaba a oscurecer, y que el cansancio y el golpe la tenían débil, pero su instinto decía que si seguía buscando encontraría algo, lo suficientemente valioso como para ignorar el dolor en sus costillas, y el sonido incesante del viento que le helaba los huesos, y ponía su piel de punta. Indagó debajo de cada piedra que creyó importante, hasta que el sonido de pisadas la detuvieron, maldijo en voz baja, porque no tenía nada con que defenderse y Caníbal estaba muy arriba para verla u oírla.

-¿Quién anda ahí? -gritó la peliblanca en alto Valyrio para intentar asustar a aquel que osaba acercarse a ella sin anunciarse.

-No deberías estar aquí, Targaryen..- el murmullo se escuchó como el viento, respondiéndole, como si fuera una serpiente, -los Targaryen están malditos, y no tienen un hogar al cual pertenecer.

-¿Cómo sabes quién soy? ¿Quién eres?

-¿Eso importa? Me conociste el día que naciste y me verás el día de tu muerte.

-¿Por qué? ¿Eso que significa?

-No deberías estar aquí, pequeña princesa, estás maldita, y la sangre de todos tus lacayos te bañara dejándote sola, loca y asesina.

-¿Por que no te muestras? -gritó la princesa asustada, ahora parecía que la siseante voz venía por todos lados, como si fuera más de uno.

-Temerás el verme, y demostrarás tu naturaleza, la naturaleza de Viserys, la naturaleza de Daemon, e incluso la de Aegon el conquistador.

-¿Que naturaleza es esa?

-Cobarde,-fue lo último que Aenerys escuchó, antes de sentir como era atravesada en el abdomen por una daga, que era sostenida por un hombre enorme, de pelo rojo como el fuego, y de ojos negros como la noche-Mírame, Aenerys no seas cobarde, no hagas tan fácil mi trabajo,-murmuró el hombre, las piernas de Aenerys temblaban al igual que sus manos, todo en si estaba paralizado, sus pensamientos, su cuerpo, todo su instinto. Estaba aterrada.

¿Así iba a morir? ¿Por un loco que odia a los Targaryen? Sus pensamientos no se alejaban de la madre que no conoció y a la que la crio. Ya había perdido a ambas, sim portar cuanto intentó cuidar a su madre, no pudo, era débil, refugiada en las faldas de su hermana, heredera del trono, ¿eran tan diferentes Rhaenyra y ella? Ocultándose siempre en las faldas de alguien más, siempre siendo protegidas, damiselas caprichosas. Ella no quería ser Rhaenyra, quería ser valiente, quería ser mejor que ella, sin importar que. Aun con las manos temblorosas, tomó la daga entre sus manos, intentando alejarla de sí.

-Soy sangre de dragón, nací llena de sangre, e irme así no tengo problema.-murmuró la chica levantando la mirada, hacia esos ojos negros a los que de verdad, parecían querer succionar toda la alegría del mundo.

-Bien, princesa demuéstrame, que eres de valor,-murmuró el hombre, arrancando la daga de la chica, y tirandosela, mientras él sacaba una espada. -¡Levántate, princesa Targaryen! ¡Sombra de la heredera!

La furia comprimida de la chica, hizo que sacara fuerzas para tomar la daga, y poder seguir en pie, ella ya no quería ser una sombra, no quería ser la segunda.

Segunda hermana.

Segunda hija.

Segunda opción, incluso de ella misma, tomando decisiones que la dañaron, para proteger a los demás. Con enojo, la chica empuño la daga, y arremetió contra el hombre, como se lo habían enseñado, pies ligeramente separados, para mantener el equilibrio, la mano que empuña la daga, detrás de la que no tiene nada, para poder protegerse y así también poder agarrar impulso para atacar; fue bien recibida por la espada del contrincante, quién, no le dio tregua, y la golpeo con la misma, cortando su mejilla, aun sin rendirse, ella atacó rozando el brazo del contrario, el cual no sangró.

-¡Vamos, puedes hacerlo mejor que eso! -el golpe en su cara la aturdió por un momento, dejándola en el suelo, ella no era oponente para el hombre, ni siquiera pudo darle una digna pelea, aun así intentó levantarse, pero fue en vano, el pelirrojo piso la mano donde ella tenía la daga, haciéndola chillar, las lagrimas bajaron por su cara.-¿Eso es todo?

-Podrás matarme, pero al menos sabré que no morí sin intentarlo todo, ¡Dracarys, Caníbal! -gritó la chica, llamando la atención del dragón que sobrevolaba donde ella estaba, soltando su gran aliento alrededor de las ruinas, Aenerys sonrió y el hombre le devolvió la sonrisa.

-Aprende de los errores del pasado, Targaryen, antes de todos mueran.-Aenerys vio como el hombre desaparecía cual fantasma, dejándola como si nunca hubiera estado ahí, dejando solo la daga de acero valyrio a su lado, pero sin sangre nada, como si hubiera sido un espejismo creado por su mente, deseosa de sangre y muerte.

-¡Caníbal!-gritó la chica mientras se ponía en pie, agarrando la navaja, y corriendo a pasos torpes a donde el dragón la esperaba, rodeados de su fuego, que iluminaba el sombrío lugar.-Vámonos de este maldito lugar, ya tuve suficiente de fantasmas.

Capscortos porque ando trabajando y quiero escribir pero no quiero dejarlos sin actualización. Besos en la cola xoxox


Caps cortos porque ando trabajando y quiero escribir pero no quiero dejarlos sin actualización. Besos en la cola xoxox



Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora