Capítulo 26

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Regresando a la fortaleza roja, Aenerys meditaba lo que había dicho y la respuesta que había recibido, sabía bien que su hermana no aprobaría por ningún motivo su reclamo, ni siquiera su forma de hacerlo, pero ahora llevaba a su sobrino, Jacaerys con ella, había ganado un dragón más para su contienda, pero por sobre todo, lo había podido salvar de lo que se avecinaba. Daemon tenía todo controlado para que Rhaenyra no escuchara ni una sola palabra de lo que Aenerys tuviera que ofrecerle. La garganta le ardía mientras iba el barco con su sobrino al lado, no habían dado ni una sola palabra desde el encuentro en la playa.

-Lo lamento,-le susurró Aenerys,-mi intención nunca fue separarte de tu familia.

-Dragon Stone siempre se sintió frío ¿sabes? Desde la muerte de papá, algo se sintió diferente.-la respuesta del pequeño príncipe la tomó por sorpresa, que se reflejó en su rostro.

-Amo a tus hermanos, y a tu madre no lo olvides, e incluso a Daemon le tengo aprecio, pero su empeño en una guerra nos matará a todos, sobre todo a Aegon y Aemond.

-Lo entiendo, él es un gran guerrero, y excelente jinete, pero..

-No es buena persona,-respondió amargamente Aenerys mientras acariciaba su abdomen, casi plano, el movimiento de su mano fue seguido por Jace,- tengo que proteger a mi hijo, niño, y quiero de corazón protegerte a ti, y a tus hermanos, pero si tengo que escoger yo..

-Lo entiendo, es lo más lógico, es tu hijo, tu descendencia.-Aenerys negó con la cabeza.

-Cuando nací, papá no me volteaba a ver, ni por descuido, las paredes del castillo susurraban en la oscuridad, del odio del rey y la reina, para conmigo, -la sonrisa triste se instaló en Aenerys, haciendo que Jace tragara grueso, nunca le había gustado esa expresión en la cara de su tía favorita.- Al principio pensé que era mi culpa, que había hecho algo terriblemente mal, o que mi ser no merecía existir, Lena fue la única que veló por mí sin pensar recibir nada a cambio, así que decidí hacer lo mismo por ustedes, mis niños,-Aenerys acunó la mejilla de Jace, recordando a aquel pequeño niño que saltaba cada que ella entraba a la habitación,-nunca permití que se susurrara nada en su contra, ni que fueran mal recibidos, mucho menos que no se les diera todo lo que querían, aún sabiendo que un día, esto iba a suceder, y tendrían que escoger, no me importo la elección que hicieran, mientras los tuviera en mi vida, la daría por ustedes, es lo mismo para mi hijo no nato.

-Princesa,- interrumpió su Sir, llamando la atención de ambos y acabando el momento.-Lamento la interrupción, pero es hora de su comida, ordenes del maestre.

Aenerys puso mala cara, no quería ni comer ni ir a dentro del repugnante barco, ciertamente los odiaba, prefería un millón de veces, ir volando en Caníbal, en vez de ir en ese sucio barco. Su disgusto, lo debió sentir su dragón, puesto que expulsó un gruñido, que hizo temblar el barco, fue secundado por el dragón de Jace, Vermax, quién atemorizado, se quedó un poco atrás, Caníbal le ganaba en tamaño y experiencia, pero por sobre todo, le ganaba en hambre, para nadie era un secreto que Caníbal, era alimentado con carne especial para que dejara los huevos de Vhagar en paz; Jace rio por la cara de su tía.

-Relájate, tía, asustas a Vermax.-bromeo Jace.

-Yo no lo asusté, fue Caníbal, y no tengo apetito, Sir.

-Oh no, por supuesto que no, tía, irás a comer, ahora.-ordenó Jace, tomándola por los hombros, mientras la guiaba dentro del barco.

El viaje fue tranquilo, en general, pero, para Aenerys fue una tortura, de verdad odiaba los barcos, por lo que al llegar casi que corrio lejos de la bestia de madera, siendo seguida de cerca por Jace, quién no aguantaba la risa al verla. Él siempre prefirió a su tía, su coraje, su ambición, su valentía, y todo el amor que podía dar sin importar cuan herida ella estuviera, por eso cuando fue verdaderamente honesta en la playa, sobre su reclamo en el trono de hierro, supo que debía intervenir y cuidarla, más cuando Daemon la amenazó con hermana oscura, no dudó en ponerse entre medias, desafiando a Daemon importándole poco si este podía matarlo o no, no permitiría que le hiciera daño a una de las pocas personas que lo amó desde que nació sin importarle si era Strong o Velaryon. Por un momento de verdad creyó que su madre, apoyaría a su tía, después de todo fue quién la cuidó de Alicent y de Otto, pero fue una gran sorpresa, el verla darle la espalda y volver al castillo, la mirada que le dedicó no la había visto nunca antes, se parecía mucho a Daemon, cosa que ciertamente lo desilusionó por completo.

Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora