Capítulo 15

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Aenerys sobre voló la fortaleza roja, no queriendo volver a ella, solo queriendo alejarse de todo y de todos, y por encima de cualquier cosa, del suceso tan extraño que acababa de vivir, ¡Por los Dioses casi la asesinan! Solo ese acontecimiento le dio el entendimiento que necesitaba, ella nació con la muerta de su madre, y de su hermano, toda su vida ha estado rodeada de muerte, ella misma desea probar la sangre de aquellos que le hicieron daño, a ella y a su hermana. Pensar en ella, solo le hizo recordar que en este tiempo, no le ha escrito, no le ha enviado ni un solo cuervo, y no es como que Aenerys, intentara demasiado, estaba decepcionada de que su hermana prefiriera el trono y a su tío antes de ella.

Tal vez, su obsesión por su hermana estaba empezando a fracturarse, a romper ese amor incondicional y enfermo que le había tenido. muy parecido al que le tenía a Aegon, solo que con Aegon se sentía correspondida, y quería, no desplazada, e incluso con su hermano Aemond se sentía más querida que con su hermana y tío, que siempre la a visto como una amenaza. Aenerys deseaba simplemente desaparecer, o tener el poder de obtener todo lo que quisiera como su hermana, deseaba con tanto fervor ser su igual, o incluso su superior.

La peli-blanca, distraída por sus pensamientos, no notó como dos dragones, (uno más grande que el otro) se posaban a sus costados, llamando por completo la atención de Caníbal, que gruño y se estremeció, obteniendo por fin la atención de su jinete.

-¿Qué?-habló la princesa, viendo a sus lados, a sus hermanos menores, Aegon y Aemond,-¿Que hacen aquí?

-¡Aenerys! ¡Llevamos toda la noche buscándote! ¿Dónde estabas? -gritó molesto Aegon.

-¡Hermana! ¿Estás bien? -gritó Aemond, importándole poco Aegon, Aenerys parecía herida, y destrozada, no le gustaba para nada aquello.

-¿Qué? ¿Aenerys que te pasó? -gritó Aegon nuevamente, pasando de molesto, a preocupado.

-¡Dejen de gritar! -gritó la princesa, con la voz rasposa y cortada,-¡Déjenme sola! ¡Solo quiero estar sola!

-¡No, Aenerys! ¡Aterrizaremos y volveremos a la fortaleza, estas herida! -ordenó Aegon, siendo apoyado por Aemond. En muy pocas cosas coincidian, pero cuidar de Aenerys era de una de ella.

-Vamos, Aenerys, no estas bien,-habló Aemond, apelando a la sensatez de su hermana mayor. Aenerys, rendida por el cansancio, y la pesadez de su corazón, decidió dejar de discutir, y asintió, ordenandole a Caníbal bajar.

Al tocar suelo, Aegon corrió a ella, examinando detenidamente, su rostro y cuerpo, estaba magullada y sus ojos estaban apagados, Aemond llegó a ellos, quitando a Aegon (quién se quejó) para poder examinar por si mismo a su hermana.

-¿Qué te pasó? -preguntó Aegon.

-No quiero hablar de eso.-murmuró ella bajito, sin poder evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, Aemond se separo un poco dejándolo tomar el control de la situación.

-Está bien, mi sol, estamos aquí.-murmuró el chico, mientras abrazaba a la princesa,quién se acunó en su cuello, deseando poder ser más fuerte frente a sus hermanos, frente a quienes quiere proteger.

-Tranquila, Nerys, todo estará bien,-murmuró Aemond, uniéndose al extraño abrazo de tres, reconfortando a la mayor.

El mundo era más sencillo cuando estaban los tres juntos, solos, sin bandos, sin un trono, solo ellos, queriéndose proteger unos a otros. (a excepción de Aegon quién estaba celoso de que su hermano tocara a la mayor)

-Estoy bien, estaré bien.-murmuró la chica rompiendo el abrazo, mientras se limpiaba el rostro. El duo masculino compartió una mirada, que la princesa no terminó de comprender, pero en secreto ambos hermanos, unidos por un deseo enfermo de protección, hacia la única chica que sin importar nada, los cuidó y amo, desde el momento en que nacieron.

Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora