Capítulo 19

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Tensión.

Era demasiado palpable, y evidente para todos, incluyendo al rey Viserys, estaban teniendo una cómoda cena, hasta que Aemond entró en la habitación e hizo callar a Aenerys, quién siempre demasiado alegre y habladora, ahora parecía una tumba, no levantaba la mirada de su plato, ya que tenía a Aemond al frente, Viserys intercambió miradas entre ambos, Aemond viéndola sin importar lo tétrico que parecía, y ella evadiendo su mirada.

-¿Sucede algo, Aenerys? -preguntó Viserys, esta lo miró y sonrió.

-No, padre, ¿Qué iba a suceder? -respondió, Alicent se aclaró la garganta y tomo la palabra, intentando armonizar el tétrico ambiente, pero no podía evitar ver como la mirada que le dedicaba Aegon a su hijo menor no era nada bonito.

Aemond bebió de su vino, bajo la atenta mirada de su hermano, tal vez, lo había envenado y esperaba su pronta muerte. Ciertamente no lo culparía si lo hiciera, había sido un idiota, con la única persona que no quería serlo.

-Aegon, come por favor.-habló Alicent, intentado quitar la atención de su hijo menor.

-No tengo porque hacerlo, con este maldito tuerto enfrente de mí, daña mi buen humor.

-Maldito borracho.

-Imbécil.

-Te mataré.

-No si yo lo hago primero,- Aegon fue el último en hablar, antes de abalanzarse sobre Aemond, quien lo recibió feliz, de poder darle una paliza y sacar todo el enojo que tenía.

Ambos peleaban a golpes, y todo el mundo, deseaba separarlos, todos excepto Aenerys; era claro quién tenía una ventaja, pero aunque fuera un golpe que atinara Aegon, ella sería muy feliz. Los vio pelear un largo rato, mientras tomaba de su copa, y los demás la veían como un a loca, los guardias iba a intervenir, entre esos Sir Criston, lo que la hizo levantarse.

-Será mejor que no lo haga Sir, o querrá hacerme enojar.-ordenó la chica llegando, a su lado, asustándolo y haciéndolo retroceder.

-¡Aegon! ¡Aemond! Ha sido suficiente.-ordenó en alto valyrio, y para sorpresa de muchos ambos se detuvieron como si fueran palabras mágicas las que salieron de la boca de la princesa, -No son niños, son príncipes, aprendan a comportarse como tales, y no como bastardos de pueblo.Me avergüenzan y lastiman a Helaena, saben que no le gustan los gritos.

Fue lo último que dijo antes de salir de la habitación furiosa, con su Sir, detrás de ella.

-Fue muy impresionante, mi princesa.

-Son dragones, de una forma o de otra son domables.

-¿Y unas lindas palabras en valyrio los calman? -ella rió por la pregunta, por supuesto él no había entendido nada de lo que ella les había dicho.

-Dije mucho ahí dentro pero nada fue lindo, Sir.

Aenerys volaba en Caníbal, sin compañía, se lo había solicitado a su padre, quién contento de darle algo que la hiciera feliz, lo hizo.

Necesitaba pensar, dentro de unas cuantas lunas sería la boda suya y de su hermano, y estaba nerviosa, pero no por lo que se creía, ella tenia un plan, que estaba trazando desde hace un tiempo; Alicent quería casar a Aemond con una lady que le diera poder, pero ella no lo permitiría, Alicent ni Otto podían tener más poder, ella era la que lo necesitaba, y odiaba que por sus tontos sentimientos se hubiera salido tanto del plan inicial. Ahora solo podía seguir con lo que tenía.

Rhaenyra no había aparecido ni sus sobrinos, nadie le había mandado un cuervo, y parecía que simplemente no la querían cerca, por lo que no podía contar con la protección de los Velaryon, ni de aquellos que siguen a ciegas a su hermana. Ella necesitaba dragones, y al pueblo de su lado, si quería ganar.

Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora