Capítulo 24

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Aenerys sentía mariposas en el estómago, se sentía nerviosa, volvería a ver a su hermana, después de tanto tiempo, ciertamente no quería ver a Daemon pero no le importaba mientras pudiera ver a su hermana y a sus sobrinos, los cuales iban con ella, contándole todo lo que habían hecho mientras caminaban, hablaban animadamente, mientras, entre los tres, querían la atención completa de Aenerys, sobre todo Jace, quien estaba ligeramente más alto que ella (cualquiera era más alto que ella), mientras Luke, seguía siendo ligeramente más bajo que ella.

Al llegar al salón principal del castillo, Luke fue a llamar a su madre, que al parecer, estaba con su pequeño hijo, Aegon, quién tenía muy poco tiempo de nacido, el estómago de Aenerys se revolvía estaba demasiado nerviosa, como si fuera a conocer a alguien nuevo, y esperaba caerle bien, Nerys alisaba su vestido con nerviosismo, llevaba un vestido gris, queriendo evitar problemas, pensó que llevar, ese color ayudaría.

-Aenerys,-habló Daemon, quién fue el primero en llegar, el estómago de Aenerys se revolvió con fuerza, pensaba que sería la última persona que vería.

-Tío,-habló suave, intentó no mostrar ni su molestia ni su ansiedad, quería que todo fuera bien.-Te sienta bien el matrimonio,-intentó elogiar.

-Desearía decirte lo mismo, pero sigues igual de pequeña, ni siquiera tu rostro maduro un poco.

-Lo tomaré como un elogio, verme joven es uno de los pequeños regalos que me da ser Targaryen.

-Si, es lo que veo.-un silencio incómodo se instaló, entre ellos, quienes no cedían la mirada fulminante que se dedicaban. Los rápidos pasos, de Rhaenyra fueron escuchados por Aenerys, quién, volvió a sentir ansiosa, y sentía su corazón latir desbocado.

-Aenerys,-le habló al llegar, seguía siendo la misma, solo que en su mirada, había felicidad pura, como la menor nunca antes le había visto.

-Hermana,-su voz sonó baja, demasiado y estaba nerviosa, sus manos sudaban, y sentía que lloraría en cualquier momento.

Hasta este momento, no se había dado cuenta de cuanto la había extrañado, y necesitado, ella de verdad amaba a Rhaenyra, no podía creer el tiempo que estuvieron separadas, ni el tiempo que no se hablaron, y por un momento su sonrisa flaqueo, soltando un pequeño sollozo, que a su vez conmovió profundamente a Nyra, quién también estaba apunto de llorar, su pequeña hermanita ahora se veía como toda un mujer, algo pequeña, pero una mujer al final de cuentas, y estaba en su castillo después de tanto tiempo sin habar, ni de verse, tenía un nudo en su garganta que había estado ignorando por un largo tiempo, pero que ahora al tenerla de frente, simplemente se hacía más intenso.

-Te extrañé mucho, Nyra,-habló bajo sin moverse la menor, Daemon por su parte solo veía la interacción sin intervenir, él sabía lo mucho que su esposa había extrañado a  su hermana menor, por lo que iba a dejar que esto pasara sin su intervención.

-Yo también, Nerys,-habló con voz quebrada Rhaenyra, quién ya estaba corriendo a abrazarla, la princesa menor, la recibió gustosa, la golpeo su aroma, y su calor, demasiado maternal, no sabía cuanto se habían extrañado ni lo mucho que se hacían falta,-Por los Dioses, estas enorme.

-No mientas, estoy toda enana,-bromeó la menor separándose un poco, de su hermana mayor, quién rio por el comentario.

-Bueno, en eso tienes razón, sigues estando muy pequeña de estatura.

-Ni me lo digas, el pequeño Jace, ya no es pequeño, lo cual es frustrante,-el ambiente se aligero notablemente.-Y ahora tienes otro hijo.

-Sí, nació hace poco a decir verdad,-un trago amargo las recorrió a las dos,-Me hiciste mucha falta durante el parto, estuviste en los primeros, fue extraño no tenerte ahí para mí.

Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora