Capítulo 16

1.3K 136 1
                                    


-¡Fue absolutamente irresponsable, Aenerys! ¿Entiendes quién eres? ¡Eres la segunda princesa, hija del rey que se sienta en el trono de hierro!-regañó Viserys, a la princesa, quién mantenía la cabeza gacha, bajo la reprimenda de su padre. Bajo la atenta mirada de Alicent, y su padre. -¿No has pensado en las consecuencias de hacer algo tan impulsivo? 

-Es injusto.

-¿Injusto? ¡Nos preocupaste a todos, y regresaste herida! -volvió a gritar el rey, mientras tosía, Aegon y Aemond querían abogar por ella, pero por la mirada vacía que había en el rostro de la chica, prefirieron callar.

-Perdí a mi madre, tengo derecho a estar de luto, y pasarlo como a mí me plazca.-bramó la chica.

-¿Tu madre? ¡Tu madre murió el día que naciste! ¡Ella era tu madre! -la delicada línea entre la cordura y la locura se fracturaba en Aenerys, ¿Cómo se atrevía?

-Sí, ¿y por quién murió? ¿Quién prefirió matarla por un varón que murió después? -gruñó la chica-¿Qué? ¿Creías ingenuamente que no lo sabía? ¡Mataste a mi madre por un varón! ¡Y en cambio te nacieron dos, solo que el que sobrevivió no tenía verga! -después de años de reprimendas, años de chismes y de susurros a sus espaldas estaba harta.-¡No voy a pedir perdón por haber nacido con una vagina! ¡Yo no soy Rhaenyra, ni soy tu segunda hija! ¡Para ti solo fui la bastarda desdichada que sobrevivió! -la cachetada resonó en todo el salón, Alicent le había levantado la mano.

-Te prohíbo que hables así de ti misma, Aenerys Targaryen, no seré tu madre, pero no permitiré que por tu rabia, hagas berrinches.-ordenó la reina, más molesta por no saber consolar a la chica que otra cosa.

-¿Berrinche, mi reina? -se burló importándole poco el golpe, -¿Como el suyo ante Rhaenyra? Yo no soy mi hermana, el trono me importa poco, y morir bañada con su sangre no me importará si vuelve a tocarme.-amenazó la chica sorprendiendo a todos, ignorando la mirada dolida de la reina, volvió a mirar a su padre,-para ti siempre fui la segunda, la segunda hija, la segunda opción, la sumisa, la hija que te recuerda a la mujer que amaste y mataste, pero estoy cansada de esa mierda, Rhaenyra no esta aquí, ¡Estoy yo, Aenerys! ¡Y estoy sufriendo! 

-¡Que quieres de verdad, Aenerys?-preguntó el rey rendido.

-¡Quiero que te intereses! Pero parece ser que tengo que casarme con mi tío para que me prestes atención, a no, espera, eso no funcionará porque yo no soy Rhaenyra Targaryen.-terminó por gritar,-¿si quiera recuerdas que tienes otros cuatro hijos aparte de ella? -Aenerys vió como la reina Alicent se posicionaba a su lado en modo de apoyo, queriendo que no se sienta sola.

-Aenerys.-ella negó.

-Lamento haberlo importunado con mi fuga mi rey, no fue en absoluto mi intención.-Aenerys hizo una reverencia, para después salir de la sala del trono, esta vez, sola.

Ya Lena, no seguía sus pasos, ni alababa que se diera a respetar, ahora solo era el rechinido de sus zapatos al caminar, y Urko, siguiéndola.

-¿Te encuentras bien, princesa? -preguntó el Sir rompiendo el silencio.

-¿Tú crees que me recupere de su muerte? -murmuró la chica sin detener sus pasos.

-Podrás superarlo, el dolor se vuelve fuerza, pero jamás la olvidarás, así como no olvidas a tu madre biológica, no la olvidarás.

-Quisiera poder verla una última vez, y despedirme como se debe.

-No siempre obtenemos las cosas como las queremos, princesa.

-Lo sé.

-Ella no hubiera querido que estuviera mal, por su muerte, te crió para ser fuerte.

-Ser un dragón en un mundo de carroñeros, lo sé.-llegaron a su habitación donde sus damas, se encontraban esperándola, preocupadas, ella era querida por toda su servidumbre, pero, ni todo ese amor, llenaría el vacío que había dejado aquella mujer, 

-¿Que planea su majestad? -preguntó la menor de las chicas.

-Todavía lo estoy pensando, pero, quiero saber una cosa, Sir.

-¿Que sería princesa?

-¿Me seguirás sin importar lo que haga?

-Juré protegerte, con todas mis fuerzas, daría mi sangre por usted, no tomaré esposa y no poseeré ninguna tierra, no engendraré ningún hijo, solo protegeré sus secretos como si fueran míos, seguiré sus ordenes, y montaré a su lado para proteger su nombre y su honor.



Aenerys paseaba por los jardines, ella ya había llegado a la edad, y con Aegon habían decidido casarse, apenas él cumpla la edad, Aegon se había convertido en una garrapata a su prometida, no dejando que su hermano menor se acerque demasiado a ella, celoso de todo aquello que se le acerque. Esto, le causaba cierta gracia a Aenerys, quién parecía satisfecha con la atención que le brindaba el contrario. 

-Aegon, necesito cinco minutos de paz, ¿puedes hacer silencio? -la reina veía la interacción de ambos, haciéndole gracia, mientras Aenerys se sentía cohibida por lo mismo. A la princesa se le había prohibido volar, como castigo por su huida, cosa que la tenía más irritable de lo usual, no le gustaba estar separada de Caníbal demasiado tiempo. 

Aemond acariciaba a su dragona, con devoción, Vhagar había sido uno de los mayores regalos que la vida le había dado, no podía pedir mejor dragón, grande y fuerte, la más grande de todas, y la más vieja, pero poco le importaba, había deseado por mucho tener un dragón, y justo ahora no la cambiaría por nada. Aunque ahora sus prioridades cambiaron un poco, después de años de solo desear un dragón, un sentimiento parecido lo inundó como una ola, y no era ni venganza ni odio; era puro deseo y amor enfermizo por otra persona, a la única que venía como su igual, Aenerys, cuidó de él como nadie más lo hizo, y lo apoyo en todo, incluso de su madre.

-No me gusta la sensación, Vhagar, ¿deseas volar? Tal vez así pueda relajarme,-murmuró el chico, deseando olvidar la extraña sensación que le dejaba saber que su hermana se casaría dentro de poco con Aegon, su bastardo hermano.

Mientras tanto Aegon y Aenerys paseaban por la fortaleza roja, siendo seguidos por Sir Criston Cole, ya que la reina no confía en que su hijo promiscuo "dañe" a la joven princesa, que aunque mayor que él, seguía siendo "pura".

-¿Has hablado con Rhaenyra? -la pregunta de Aegon la descolocó por completo, el nombre de su hermana mayor no había sido nombrado desde hace mucho tiempo.

-No, ni una sola carta, simplemente no quiere, ni siquiera Jace o Luke han enviado un cuervo, empiezo a preocuparme.

-No deberías, si hubiera sucedido algo ya lo sabríamos.

La mirada penetrante de Sir Criston, incomodaba a Aenerys, no podía evitar notar como el hombre la miraba, como si fuera un pedazo de carne para el almuerzo, no entendía demasiado sobre si era por su parecido con Rhaenyra o porque ya no era una niña, pero en realidad lo detestaba.

-¿En que piensas Aenerys? -Aegon la sacó de sus pensamientos.

-Nada en realidad,-no quería admitir el pánico que le producía el Sir, y lo mucho que extrañaba a Rhaenyra. 



Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora