Capítulo 12

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Estaba estática, sorprendida, confundida, shockeada. No podía salir de mi asombro ni tampoco moverme de mi lugar. Vi a detalle y no por morbo, sino por el asombro, como Amir estaba siendo empalado con una fuerza brutal. Sus expresiones, su forma de pedir más, de morderse los labios, de gemir. Jamás lo había visto tan suelto a la hora del sexo.

Sí llegué a pensar que él tenía una amante y que era muy feliz con ella, pero nunca se cruzó por mi mente que su asistente fuese quien lo llenara tanto. Ante mis ojos, Amir es un hombre completamente desconocido.

La última estocada que Stiven dejó en Amir, vino acompañada de un tirón de cabello y un beso que le drenó toda la fuerza. Sus respiraciones se encontraban agitadas y entre ese beso tan intenso que se dieron, alcancé a oír varios murmullos que no comprendí.

Debí irme, hacer ruido, interrumpirlos e incluso hacerle el reclamo a mi esposo, pero estaba tan sorprendida que no podía moverme ni gesticular palabra alguna. Pero lo más curioso de todo era que, pese a ver a mi esposo siendo infiel, no sentía ningún tipo de dolor.

Me parecía sorprendente que tuviera el gusto de estar con un hombre, pero su infidelidad no me dolía tanto ni me hacía sentir menos. Me enfurecía que quisiera arreglar las cosas entre nosotros cuando a mis espaldas estaba dejándose romper el culo por su asistente. Me parecía falso e hipócrita que me dijera que me amaba y toda la sarta de mentiras que me dijo, para que se venga a revolcar en mi primer descuido.

Creí en todo lo que me dijo, incluso me sentí culpable por no sentir ni una pizca de amor por él ni deseos de estar entre sus brazos. Creí en él hasta el punto de intentar amarlo una vez más.

—Bri —fue la voz de Amir la que me sacó de mi letargo, pero todavía mi mente se encontraba bloqueada—. P-puedo explicarte...

—No vayas a decir que no es lo que parece, porque ambos sabemos que por error no caíste en un pene.

El silencio fue denso. Stiven se acomodaba la ropa a gran velocidad, con la cabeza gacha y un visible temblor en sus manos. Por el contrario, Amir se veía muy pálido, pero no hizo ningún intento de subirse los pantalones.

—No es un error, pero puedo explicarlo —se pasó las manos por el cabello, antes de acomodarse el pantalón—. Yo te amo. Mis sentimientos siguen intactos por ti, de eso no tengo ni la más mínima duda, pero... Me gusta. No sé en qué momento empezó a gustarme, pero lo hizo y de alguna manera u otra lo necesito cada vez que siento deseos de tener sexo.

—Tú y yo hace meses que no tenemos sexo.

—Lo sé, mi amor —suspiró—. No sé cómo explicarlo. Pensé que el problema era yo porque hubo un tiempo donde no reaccionaba a tus estímulos ni a tus encantos, por lo que decidí buscar ayuda y tratar de encontrar dónde estaba la falla. Pero las cosas se dieron por sí solas. No supe ni cómo ni cuándo, simplemente descubrí que me gusta tener sexo con un hombre, pero también que me gustan las mujeres. Yo todavía te amo a ti, aunque parezca que no. Solo que tenía miedo de decirte sobre este gusto que apareció de la nada.

—Yo creo que necesitas aclarar tu mente.

—No, Bri, yo tengo muy claro lo que quiero. Yo te amo a ti y quiero estar contigo hasta el fin de mis días, pero también quiero seguir disfrutando de este gusto...

—¡Vete a la mierda, Amir! —gritó Stiven, luciendo triste y furioso—. ¡Renuncio! Y no te atrevas a buscarme jamás en tu puta vida.

—No te vayas así, Steven.

Pero él salió de la oficina, dando un fuerte portazo.

El silencio reinó por largos minutos. Amir se veía tan confundido y abatido, que comprendí que él no estaba seguro de su orientación sexual. Que Stiven se fuera, me hizo entender que era más importante para él de lo que estaba dispuesto a aceptar. ¿Es posible tener dos gustos totalmente opuestos?

—No me vayas a dejar, Bri. Sé que fallé y me siento culpable por ello, pero yo te amo.

—¿Sabes, Amir? Es momento de que pienses en lo que quieres, en lo que deseas para tu vida y cuál es tu rumbo. No me duele tu traición, porque hace mucho dejé de quererte y verte con otra persona me confirmó que tú ya no estás más en mi corazón. Me enoja que me hayas dicho que ibas a luchar por nuestro matrimonio y que todavía quedaba mucho entre nosotros, cuando a las horas siguientes te vas a los brazos de asistente. Es hora de que te sinceres contigo mismo, así como yo lo he venido haciendo desde hace un tiempo —suspiré—. Ya no te amo, hace mucho dejé de sentir cariño y deseos hacia ti. No despiertas en mí absolutamente nada. Ya no sueño con tener una vida a tu lado. Quise intentarlo anoche cuando me dijiste que me amabas y soltaste toda esa sarta de mentiras, pero no puedo. No voy a seguir al lado de un hombre que no amo y tampoco me ama. Quiero el divorcio, Amir.

—No, no me puedes pedir el divorcio a medio camino de la campaña. Además, ¿no escuchaste que yo todavía te amo?

—Tú estás confundido. Quizás estás mezclando el sentimiento y solo sientes por mí cariño y gratitud, después de todo, hemos compartido muchos años juntos.

—Dame un poco más de tiempo para aclarar mi mente, ¿sí? Pero, por favor, no me pidas el divorcio porque no te lo puedo dar en este momento. Si nos separamos, toda mi carrera se vendría abajo. Un escándalo de esta magnitud no es viable ni favorable para mí.

—Te dejaste comer la cabeza por la política y eso es lamentable.

—No lo entiendes.

—No, y tampoco quiero entender. Solo quiero ser feliz y disfrutar mi vida, pero a tu lado ya no lo soy. Voy a presentar la solicitud de divorcio, así que, no nos hagamos bolas y firma sin problema alguno.

—No voy a darte el divorcio, Brianna. No puedo dártelo ahora que tengo todo para ganar las elecciones.

—Espero que sin el apoyo de mi familia, puedas ganar —di media vuelta, pero me tomó del brazo con fuerza—. Amir.

—Tu padre ha puesto gran capital en esta campaña. No puedes pagarnos mal solo por un capricho. ¿Tienes un amante? No me importa cuántos tengas, lo único que quiero es que sigas luciendo como mi esposa ante las cámaras.

Lo miré por encima de mi hombro y me solté de su agarre, desconociendo al hombre con el que me casé. Sus cambios de actitud me sorprenden y me intrigan cada vez más. Pasó de estar abatido y confundido, a estar enojado y hasta amenazante. Amir no me firmará el divorcio tan fácilmente.

Irresistible Tentación[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora